jueves, 30 de septiembre de 2004

Trascendencia


"Si Dios no existe, todo está permitido", había observado Dostoievski. ¿Palabras vanas? Y sin embargo Sartre está de acuerdo precisamente desde su punto de vista ateo: "Con Dios desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no puede existir un bien a priori, porque no hay ninguna conciencia infinita y perfecta para pensarlo; no está escrito en ninguna parte que el bien exista, que haya que ser honrado, que no se deba mentir" (El existencialismo es un humanismo)
Ultima carta de Carlo María Martini a Umberto Eco en el libro ¿En qué creen los que no creen?
La contemplación de Dios hacía a los hombres iguales, porque eran iguales en Dios. Y esta igualdad tenía un claro significado. Pues no se puede ser igual más que en algo. El soldado y el capitán son iguales en la nación. La igualdad no es más que una palabra desprovista de sentido si no hay nada a qué ligar esta igualdad.
(...)
Expresando a Dios, eran iguales en sus derechos. Sirviendo a Dios, eran iguales en sus deberes.
Yo comprendo por qué una igualdad establecida en Dios no llevaba consigo ni contradicción ni desorden. La demagogia se introduce cuando, a falta de denominador común, el principio de igualdad degenera en principio de identidad. Entonces el soldado niega el saludo al capitán, pues al saludar al capitán el soldado honraría a un individuo y no a la Nación.
Piloto de Guerra, de Antoine de Saint-Exupéry
A pesar de todo, los que somos creyentes, como también el autor del primer párrafo, pensamos que es posible el diálogo entre ateos y creyentes. Entre otras cosas por la creencia de que hay una ley natural impresa en la conciencia del hombre. De hecho, muchos no creen en Dios, pero buscan el bien, tratan de ser honrados y tratan de no mentir. En esas actitudes se da lo que dice también en otro fragmento la primera carta: "Un acto justo, realizado porque es justo, conduce a una afirmación de trascendencia."

miércoles, 29 de septiembre de 2004

El día en que Atahualpa se le apareció a Di Fulvio

¿Atahualpa y Di Fulvio habrán tocado juntos alguna vez?
¿Se habrán encontrado? ¿Habrán hablado, quizás? ¿O compartido algún Cosquín?
¡Si uno tuviera más tiempo para preparar estos posts! ¡Cuántas cosas se podrían aprender, qué lindos posts saldrían!
En fin, imaginemos. Eso también puede hacer buenos posts.
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No hace mucho, después de su muerte, Atahualpa se le apareció a Di Fulvio y se pusieron a tocar y cantar.
Atahualpa tuvo la gentileza de tocar unos temas del cordobés.
"El que Ud. quiera, don Carlos", dijo Yupanqui. Y empezaron con ¿Se acuerda, doña Maclovia?
Algo de gente ya se había juntado, como era de esperarse ante la presencia de esos artistas. Muchos eran admiradores de Atahualpa, y coreaban con entusiasmo los versos de Di Fulvio:
Chacarera, chacarera
toditos somos iguales
para unos los beneficios
y para muchos los males
Para responder a la cálida solicitud del público presente, Atahualpa le dijo a Di Fulvio: "otra más, Carlos". "Hagamos Canto minero, entonces", anunció Di Fulvio.
En tu mano se levanta
toda la negra esperanza
como el humo del carbón.
Minero del Turbio tiene
los ojos llenos de nieve
adentro del socavón.
El público seguía con atención. No coreaba tanto ya que, después de todo, esta canción no era tan conocida.
(...)
Soñando con la fortuna
todo el cerro se derrumba
cuando lo embarga el dolor.
Y abajo en las galerías
los mineros ya sin vida
también se vuelven carbón.
La canción estaba llegando a su final, y un poco gustaba. Traía ciertas reminiscencias de la baguala puneña de don Yupanqui, Minero soy, esa que dice, entre otras cosas:
Destinos y padeceres
de sol a sol.
Me duele el pan que gano:
¡minero soy!
(...)
Sepultao bajo la tierra,
sin ver el sol.
Mao fuerte y vida triste:
¡minero soy!
Pero llegó el final de Canto minero.
Y los rostros cambiaron, algunos eran de confusión. No era para menos, se escuchaba:
Que lindo ser minero,
nada le envidio al patrón.
Si él muere solo es tierra
en cambio yo soy carbón.
Mucho público de Atahualpa se empezó a ir, defraudado.
Y pasado un rato, quedaba un reducido auditorio, del que formaban parte algunos admiradores de Di Fulvio, entre ellos, don Atahualpa Yupanqui.
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Las dos canciones que hablan del minero reflejan dos realidades.
La segunda es más profunda: sufrimiento, crítica también, pero alegría. Difícil de entender. Y escandalosa de proponer.

martes, 28 de septiembre de 2004

Inquietudes (algunos divagues)

Hay que conjugar las dos cosas. El sentimiento trágico de la vida (ese de Unamuno*), con ese espíritu de acción arrojada, como el que describe Pádraic H. Pearse en su poema El loco**.
Hay que ser pensador y hacedor. Sabemos que reflexión e iniciativa no son opuestos. Hay que preguntarse por Dios y hay que dar respuestas a las dificultades con las que Dios nos pregunta: "¿crees en mí?"
La prudencia, ¿qué es sino la verdadera prudencia? ¿No tiene algo que ver con esto?
* Del sentimiento trágico de la vida (en los hombres y en los pueblos), Miguel de Unamuno.
** The fool (El loco, en la traducción de L. Castellani). De Pádraic H. Pearse. Ver aquí.

lunes, 27 de septiembre de 2004

Educación Sexual (qué título original)


No me convencen, a veces, las organizaciones pro-algo (ya lo dijo alguno de Uds. también). Porque a veces no dan buenas razones. O sea, no toman la verdad del que piensa distinto ni tratan de dar argumentos contrarios de peso.
En una charla de café se puede decir, entre amigos: "y salió nuevamente el Obispo a enseñarles que somos varoncitos y mujercitas" (refiriéndose a temas de "derechos homosexuales", por ejemplo). Pero fuera del ámbito de las amistades, hay que dar buenas razones y también comprender la visión del otro (si queremos algo fructífero).
Tampoco me convencen esos que dicen: "no hay que legalizar el aborto porque en la Constitución se afirma el derecho a la vida". ¿Qué fundamente es ese de la Constitución? "Hay que reformar la Constitución", podría decir otro. Demos fundamentos de peso, fundamentos para respetar la vida en este caso (y quizás haya que hablar primero de la vida entonces).
¿Y en el ambiente público? ¿También hay que dar razones? A pesar de que hoy en día se hace todo por voluntad de la mayoría, sin ver si la mayoría es fiel a la verdad, sin considerar la verdad de sus razones (quizás porque no se cree en la verdad), el ideal del católico creo que es dar razones.
Hechas estas salvedades, haré un link a un artículo referente a la discutida cuestión de actualidad de la Educación Sexual obligatoria.
Pero antes, otros comentarios.
¿Cómo puede obligar un programa de una supuesta materia: "educación sexual", a no imprimir el tono que cada colegio quiera?
Si el programa de matemática o castellano no se respeta, ¿quién le va a obligar a Marcos Romero (una vez tuvimos con él clases de educación sexual en el colegio) a decirnos que las relaciones sexuales para el católico son algo que va junto con el matrimonio?
Por eso no veo cuál sería el problema de la educación sexual en el colegio, si hay libertad para enseñar cuestiones espirituales o morales, por ejemplo.
Pero atención: no es lo mismo que el programa "no se respete" que el hecho de que el programa "no lo diga"; sin duda hay un componente moral de respeto al programa, y una verdad pública que es el programa.
Y otra vuelta más: también está eso de las leyes (en este caso un programa de una asignatura) que no obligan moralmente si van en contra de las verdades de la fe. Bueno... tampoco es cuestión de dejar que hagan cualquier programa para después no cumplirlo y transformarnos en mártires. Tenemos una responsabilidad de luchar por la verdad interviniendo en la definición de las leyes civiles.
Quizás, como dice el artículo, el riesgo también es que se enseñen cosas científicas que no están comprobadas, o que de hecho haya una coerción a no enseñar cosas de la propia creencia religiosa (que no son sólo ideas en el aire sino que tienen un fundamento perfectamente racional también).
Ahora sí, el artículo, que me parece no pecar con los defectos que podría tener una organización pro-algo. Hay aparentemente riesgos que ellos supieron ver. Pero no se ilusionen, porque no se detiene en todas las cuestiones que yo mencioné.
Clic. (Atención que es largueli).

viernes, 24 de septiembre de 2004

Breves diálogos imaginarios II



- Hamlet: To be, or not to be: that is the question.

- Adán Buenosayres: ¡Vivir en otro eternamente, como la rosa, y por la eternidad del Otro!



jueves, 23 de septiembre de 2004

Campanas

Es un sábado, y muchas veces puede ser al mediodía.
Desde Nuestra Señora de la Guardia se escuchan las campanas. ¡Un casamiento!
- ¡Se renueva la esperanza! ¡Un casamiento!
¿Soy el único piscuí que piensa así?
Sin duda que no. Mi esposa no pronunció esas palabras, las vivimos diariamente.
Y el oír que otra persona también lo diga, es reconfortante. Fue mi peluquero, Juan Volontiero (con rima y todo).
En este pedazo de mundo que nos toca, si somos aunque sea dos o tres, somos una minoría y por lo tanto nuestros derechos deben ser respetados (lo cual, tristemente, quiere hoy decir entre otras cosas que podemos equivocarnos y hacernos mal porque podemos elegir lo que queremos, porque somos "libres" y estamos en democracia).
¡Pero no nos equivocamos! Se renueva la esperanza. ¡Ni nos hacemos mal! Al contrario, somos felices al ver que se renueva la esperanza. Y no hay turbación en el alma, como quién se goza de un falso bien, de un vano placer. Y eso basta para saber que no estamos locos. O que si estuviéramos locos, ¡qué nos importa la cordura!
La gente aún se aventura a tareas heroicas, la gente aún da la vida por un ideal, sacrifica bienes de poca monta en pos de un bien superior. Esa es la única esperanza posible.

miércoles, 22 de septiembre de 2004

Breves diálogos imaginarios I

- Karl Marx: la religión es el opio de los pueblos.
- Don Orione: por la unión y la caridad ni siquiera un instante dudaría en atravesar el océano y miles de océanos.

martes, 21 de septiembre de 2004

Siempre una respuesta, o: La llave maestra

Le dice Eco a Martini en el libro ¿En qué creen los que no creen?, que un pastor de almas "es por definición aquel que siempre tiene la respuesta adecuada".
Eso me hizo acordar a cuando un cura nos decía que, entre otras cosas, la Palabra de Jesús es como una llave maestra. Es una llave que va abriendo las distintas puertas con las que nos encontramos. Y que ¡cómo no iba a confiar en esa llave que en lo que iba de su vida le había abierto todas las puertas!
Interesante forma de pensarlo. Bastante racional.
El y el movimiento del que forma parte venían insistiendo en esos días con lo racional que es también la creencia en Dios (lectores incultos como yo: no sé si está bien expresado este último concepto).
Claro, para el que no cree, una respuesta que da un "pastor de almas" a alguna cuestión es como una solución fantástica, un cuento de niños: "muy linda la respuesta del pastor de almas, siempre tiene una respuesta para todo; pero son lindos cuentitos, ¿qué sé yo si son la verdad?"
Creo que ahí está clave. Cuando consideramos las respuestas que nos dan a la manera del no creyente, es porque queremos comprender más y aún no podemos confiar y creer. Culpablemente o no. (Son muchos factores los involucrados; mi fe, la confianza que el pastor me despierta, etc.). Es normal que tratemos de pasar todo a través de nuestra razón, de la propia capacidad de pensamiento, mejor dicho.
Me imagino a Martini en privado con Eco (no conozco vida y obra de ninguno de los dos mucho más allá de este libro). Quizás Martini nos lo está convirtiendo a Eco, quizás le dice...
"Es muy simple, Umberto, tomá esta llave y andá probando las puertas que te encontrás. Hagamos un trato. Toma estas respuestas que tengo por definición (no es así, pero te concedo el término) y, aunque no las entiendas ni puedas encontrarle una explicación, andá tratando de aplicarlas. Ven y ve. Creeme, ya que estas respuestas no son mías, ni te las vendo, ni busco interés alguno, excepto tu salvación".
PD: el sacerdote Mario Peretti debería reclamarle entonces los derechos de autor a Martini. Por lo de la llave.

lunes, 20 de septiembre de 2004

Dos de Fandermole

Dos veces dos cosas.
En Sueñero:
Llevo cada mitad
como dos ríos gemelos
uno cruza la tierra
el otro fluye en el cielo
En La Torcida:
Marca por la noche
su fatigosa huella
ciega de soledad
un paso aquí abajo
y otro paso en las estrellas
¿Cuerpo y alma? ¿Alma humana y divina?
Dejo los links para las letras completas. Sueñero. La torcida.

viernes, 17 de septiembre de 2004

Peregrinaciones

Para responderte, encontré una frase de Chesterton en el blog Ens.
Vos te debatías así:
Las procesiones, las peregrinaciones, son algo sorprendente. La razón no puede con ellas*.
A Luján se puede ir en auto, a Santiago de Compostela también, y sin embargo el ritual de ir caminando es insustituible. ¿Por qué hacer ese esfuerzo si es evitable? Para eso me esfuerzo en otras cosas, en mi vida. Quizás significan tanto porque son hechas por uno mismo, sin ayuda externa. Es ir uno, con todo lo que tiene, para llegar [hasta] la persona venerada. El límite de "sin ayuda externa" es difuso. Para el caso debería ir descalzo. Y puede ser, el límite lo pone uno, de acuerdo a sus posibilidades. Quizás ir en bicicleta sea el mismo sacrificio. Para un ciclista o fanático del ciclismo sigue siendo ir con lo que uno tiene, con lo que uno es. No es tanto el esfuerzo de hacerlo sino lo que ponemos en el acto, lo que [las] hace lo que [son].
Esta pequeña pseudo explicación "psicocientífica" no es una explicación total del porqué de las procesiones, explicación que nunca existirá ya que no es algo racional. [Esta] es una leve pero incompleta satisfacción para gente muy razonadora; explicación no tiene, y para cada persona en particular, con nombre y apellido, la motivación a peregrinar o "procesionar" es distinta, por lo tanto las "explicaciones" son infinitas. Sería interesante ver que dice un diccionario de procesión o peregrinación, que [seguramente] sólo describe el proceso externo.
* Esta forma de decirlo, en vez de "es algo que no tiene sentido", es una forma muy acertada de hacerlo. Pone al hecho real por sobre la razón (en cuanto a importancia) y tiene reminiscencias del pensamiento de la relación entre la santidad y la locura.
Chesterton dijo:
The Iliad is only great because all life is a battle, the Odyssey because all life is a journey, the Book of Job because all life is a riddle. (The Defendant).
[Por lo que la Ilíada es grandiosa es porque toda vida es una batalla, la Odisea lo es porque toda vida es un viaje, el Libro de Job porque toda vida es un misterio*]
* acepto otras traducciones de riddle.
Sin mucho esfuerzo, pero no por eso lo desmerezcas, se me ocurre que la razón por la cual las peregrinaciones son grandiosas, la razón por la cual a la gente le gusta peregrinar, es porque toda vida es una peregrinación.
Te digo más. En una peregrinación estamos representando lo que todavía no podemos hacer en el viaje por este mundo (la vida), pero que sin embargo anhelamos. Y eso es llegar al final, donde Alguien querido nos espera.

jueves, 16 de septiembre de 2004

Me doy cuenta

Ayer. Tercer viaje en auto.
Tarareando sin conocerla, una canción que habla de creer en Dios.
Y al inventar frases para acompañar la música, digo con otras palabras lo que digo siempre en el Credo.
Y me doy cuenta de que creo.
"Eso es creer", me digo.
Pero también declaro para mis adentros que la razón es buena.
Que la razón inquieta y escudriñadora de los misterios divinos es buena.
Que la razón que está elaborando pensamientos en este momento que canto y viajo es buena.
La razón que me dice: te diste cuenta de que creías, eso de lo que te diste cuenta es de que creés.
Primero creo (y de eso me doy cuenta al cantar).
Luego es la razón la que enuncia: "eso es creer".
Creer no es acto de razón (al menos no pura razón, no soy teólogo pero entiendo así).
Pero darse cuenta que uno está creyendo, eso es más de la razón (¿o no?)
Y a continuación enunciar: "eso es creer" ("eso que experimenté es creer"), eso sí es razón.
¿O no?

miércoles, 15 de septiembre de 2004

Ya estábamos ebrios, ya escapábamos

Ahora estoy haciendo mis viajes en auto, pero pronto volveré a mis queridos viajes...
Después de recorrer las calles locales, ingresé en la gran autopista a la altura de San Isidro. El acceso está en una zona relativamente alta, desde la cual tuve una gran visión. ¿Qué metáfora utilizar que no esté muy manoseada? Porque a mí no me gusta no ser original. A veces me gustaría utilizar imágenes.
¡Qué difícil que es utilizar imágenes! Es cosa de gente de dinero el cine. Es más accesible un blog con fotos tomadas con la propia cámara digital, eso sí. Cada día es más accesible trabajar con imágenes, eso sí. Las imágenes deben ser manejadas con más cuidado, porque son un medio muy poderoso; por esa esencia de ser más poderosas es que quizás sea algo más difícil de manejar, como si la "naturaleza" se encargara de hacerlas algo más difícil.
La visión que tuve... el movimiento... ¡ja, hace unos días publicábamos algo que podría ayudar!
"(...) el afán de cada cosa
por empujar la puerta misteriosa
y escapar de la muerte y del olvido"
O quizás:
"(...) se daban enteros a la ilusión de una realidad tan cambiante como sus horas y tan efímera como sus gritos, moscardones ebrios ya con el néctar de aquel día (...)"
El afán de los hombres era esa mañana miles de automóviles a toda velocidad por la autopista. El del carril más izquierdo, muy apurado vaya a saber porqué cosa. El del carril derecho, tranquilo hacia un destino quizás inevitable.
Cada persona que nos cruzamos es una voluntad "hacia algo". Como el vector del que hablaba Julián Marías al hablar del hombre, sus trayectorias y la felicidad. Cada una de las personas que hoy me crucé (hoy en auto: el que me pasó, el que se me pegó para pasarme, al que dejé pasar, al que pasé, el que fue mi comentario por lo nuevo, del que fui su comentario por lo parecido al de su tío o quién sabe qué), cada una era, y conmigo éramos, miles de flechas lanzadas cada una en las más diversas trayectorias, encontrándonos en un lugar común de nuestras trayectorias e intentando seguir adelante. (La mayoría de las veces, y en ciudades tan grandes, el objeto es simplemente no chocar. Nuestro encuentro se transforma en evitar el encuentro. Pero ese es otro tema).
Y la visión era eso. Esa visión de la autopista radiante de autos que muestra el movimiento del hombre. Todo estaba ya en marcha. Ya estábamos ebrios, ya escapábamos.

martes, 14 de septiembre de 2004

Las cosas son a la noche

"Mi verdad está en pedazos y no puedo considerarlos más que uno tras otro. Si estoy vivo, esperaré la noche para reflexionar. La noche bien amada. Por la noche, la razón duerme y las cosas son, simplemente. Las que verdaderamente importan recobran su forma, sobreviven a las destrucciones de los análisis del día. El hombre reconstruye sus pedazos y vuelve a ser un árbol tranquilo."
Piloto de Guerra, Antoine de Saint-Exupéry, Cap. I.
¡Cuántas cuestiones difíciles fueron consideradas por la noche y se tomó una resolución valiente y decidida, seguros de que era auténtica, original, valiosa, bella! ¡Y cuántas veces al amanecer del día siguiente todo dejaba de estar tan claro y parecía una locura poder realizar lo meditado la noche anterior!
Hasta conocer el texto de Saint-Exupéry, yo consideraba a mis resoluciones de esas noches como ideas generadas en una especie de embriaguez de trasnochador. Había llegado incluso a plantearme que no debía hacer caso de esas resoluciones, ya que seguramente yo no era plenamente consciente cuando las tomaba (todo se comprobaba a la mañana siguiente).
Pero ahora dudo. Quizás eran las ideas más transparentes, y la mañana las destruía con su lógica opaca...
Hmm... quizás no. Quizás Saint-Exupéry se refería a otra cosa.
Somos hijos de la luz; algo aún me hace desconfiar de las fuerzas de la noche. En definitiva, es probable que la noche engañe. Pero lo que Saint-Exupéry descubre en la noche es lo que la noche tiene de bueno por ser descanso, final del día. Quizás hubiera sido menos engañoso para mí que la hubiera llamado "atardecer". Y así tendría su expresión una fuerza mayor, una analogía con la vida: la sabiduría a la que llegamos cuando la vida transita su último crepúsculo.

lunes, 13 de septiembre de 2004

El boletero-paloma otra vez

El otro día lo volví a ver. El boletero-paloma es una paloma canchera. No vuela, es de esas que se apartan empezando con pasos rápidos y termina con pasos lentos cuando ya calcularon que están fuera del peligro. Así hizo el boletero-paloma cuando el semáforo se puso verde.

viernes, 10 de septiembre de 2004

El boletero-paloma

Rascándose el portamonedas, dando pasos sin ritmo fijo, girando o avanzando, arrojando papelitos abollados (quizás algún boleto sin dueño), caminaba por Lacroze y Corrientes. Un semáforo despejaba el asfalto de autos-caminantes y colectivos-caminantes, y ya tenía su propia plaza el boletero-paloma. Mientras el colectivo no venía, él paseaba por la calle. Y a mí, evocando caminatas por Plaza de Mayo en las que me abría camino entre las palomas, me era fácil imaginar el semáforo poniéndose verde, los autos-caminantes pasando y el boletero-paloma remontando vuelo con sus brazos-alas, para no ser pisado.

jueves, 9 de septiembre de 2004

¿Entienden mal o escapan?


"Se desperezó lentamente, y los elásticos volvieron a gemir su de profundis. En la calle Monte Egmont arreciaba el escándalo de varones y hembras que, como Lucio Negri, sólo entendían el sentido literal de las cosas y se daban enteros a la ilusión de una realidad tan cambiante como sus horas y tan efímera como sus gritos, moscardones ebrios ya con el néctar de aquel día, mugrientos de sudor y de polen, zumbantes y golosos bajo un sol que también se pondría como ellos."

"El mundo nos despierta y al oído
nos confiesa el afán de cada cosa
por empujar la puerta misteriosa
y escapar de la muerte y del olvido"


El primero es un fragmento de Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal.
El segundo es un fragmento de El Ruiseñor, de Francisco Bernárdez.
La relación entre los dos textos la hace cada uno en su mente. Los hombres que muchas veces nos damos "enteros a la ilusión de una realidad tan cambiante..." quizás no estamos sino intentando escapar a la muerte y al olvido.
Por ahora nada más; creo que Saint-Exupéry podría aportar algo, pero no tengo material fácilmente disponible en este momento. (Ver libro Piloto de Guerra).

miércoles, 8 de septiembre de 2004

Mi pobre realidad y mi santo ideal

Escribía el 12 de julio de este año:
Se necesita la dimensión religiosa. Y bien entendida.
Se necesita que filtremos todo nuestro accionar, incluso el que parece más alejado de la religión, a través de las palabras de Jesús.
Nada nuevo. Nada más vigente, sin embargo. Ayer mismo domingo, en el Encuentro más importante de cada semana, lo volvimos a escuchar, y nos sigue obligando.
Y agregaba ayer:
No debemos esquivar la inquietud (estará siempre presente) generada en cada momento de nuestra vida por la tensión entre lo que podemos hacer y lo que debiéramos hacer si queremos ser fieles a lo que creemos (se podría acotar: si fuéramos realmente fieles a lo que creemos, "lo que debiéramos" no sería otra cosa que "lo que quisiéramos").
Hay muchas situaciones de mundo en las que lo que nos enseñaron se torna difícil de llevar a cabo. Nos cuestionamos entonces: ¿esta enseñanza quería efectivamente decir eso? ¿Cómo hacerlo acá y ahora? ¿Cómo poner la otra mejilla? ¿Cómo perdonar al que me ofende? Y muchas veces las respuestas que nos damos pueden ser: "en este caso no se puede realizar" o "no es eso lo que quiere decir la enseñanza, no leamos literalmente".
Esas respuestas pueden tener algo de verdad. Es muy probable que necesitemos la ayuda de un caminante más avanzado en el camino de la fe para que nos siga enseñando en mayor profundidad la palabra de Dios. Pero también esas respuestas pueden ser engaños que nos hacemos a nosotros mismos. Tenemos que recordar que lo que Jesús nos pide es ambicioso. No hay que negar que si bien su yugo es suave y su carga ligera, se entra por la puerta estrecha y se entra de su mano. Estamos entonces llamados a cosas grandes, a ser perfectos. Y esa perfección nos la propone la Palabra de Dios, la cual no es de este mundo, y por eso va contra la corriente de este mundo.
El camino está trazado, la enseñanza está dada y no hace falta ser un sabio para comprenderla (sino precisamente todo lo contrario). Estamos llamados a ser santos. La enseñanza es exigente. Que no la podamos cumplir de inmediato (que no es otra cosa que no poder dejar que Él actúe, falta de fe) no quiere decir que la enseñanza deje de tener valor, ni quiere decir que en algunos casos no haya que intentar aplicarla, ni quiere decir que estamos leyendo literalmente y por eso interpretándola mal.
Jesús nos pide amar al enemigo, Jesús nos pide poner la otra mejilla, Jesús nos pedía nuevamente este domingo dejar todo y seguirlo. Y para mí "dejar todo" aún puede ser "no darle excesiva importancia a las cosas de acá", pero para otro más avanzado en la fe, o con otra vocación, ya puede ser literalmente dejar todo. Y para nosotros los laicos "inmersos en el mundo" quizás nunca pueda ser dejar todo, o quizás sí, pero será cada vez más algo parecido a eso. (Nota para pensar en otro post: ¿qué es todo?).
Seamos capaces de dejar la meta ahí donde está, para que nos siga exigiendo llegar a ella. No temamos el diario enfrentamiento entre mi pobre realidad y mi santo ideal. Entre lo que podemos hacer y lo que debemos, o mejor dicho, queremos hacer.

martes, 7 de septiembre de 2004

Pan, sufrimiento y el inquisidor de Dostoievski

Por el mes de abril de este pasado había hecho este escrito que viene bien como post. Como siempre, las reflexiones sobre la Palabra son sólo personales y quién sabe cuán equivocadas.
La gente diciendo "éste es el profeta que debe venir al mundo", después de la multiplicación de los panes, ¿esconde un deseo terrenal imperfecto? ¿Es la manifestación del deseo de encontrar a alguien que les de alimento y, en definitiva, solución a los problemas? Y bueno, Jesús se retiró, porque querían proclamarlo rey (de este mundo). O sea que "algo de eso había".
Supongo que es normal (y no "culposo" de por sí) sentir el deseo de querer que alguien venga y solucione nuestros problemas. Pero Jesús mostró que ese no era el camino, que Él no podía venir, anular nuestra libertad y solucionar nuestros problemas de una vez para siempre. Y fue tentado, y en el desierto dijo que "no sólo de pan vive el hombre". Y nos dejó una tarea ambiciosa, pero con la certeza de que es la que vale. Una tarea imposible para todos nosotros solos, pero posible si nos ayuda Él. No podemos renunciar a nuestra libertad, y sufriremos por eso. Pero lo más grande de todo: lo dijo y luego no se fue. Nos acompañó. Pasó por la misma "prueba". En el desierto y en la cruz. Como "certificando" que así debe ser. Sufrió con nosotros. Y más que nosotros, porque Él fue (y es) justo, sin culpa alguna. El misterio es insondable, pero acá está Él para acompañarnos.
Todo surgió con la lectura del Evangelio de hoy (Jn. 6,1-15) y el recuerdo del relato del Gran Inquisidor en Los Hermanos Karamázov, de Dostoievski. Y este último se preguntaba qué sería de los que no pertenecen al pequeño grupo de los elegidos que pueden afrontar su libertad. De los que entregan su voluntad a alguien o algo de esta tierra. Bueno, pues creo que Dios conoce hasta dónde podemos llegar, hasta dónde somos "culpables", y se nos "juzgará" en consecuencia.

lunes, 6 de septiembre de 2004

¿Jesús escandaliza?

Los posts que surjan de la lectura de la Palabra no son más que reflexiones personales.

Lc 6, 6-11
[¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?]

¿Jesús escandaliza? Yo me imagino que escandalizar puede ser bueno o malo (o utilicemos dos palabras distintas). Malo cuando es por una curiosidad desmedida o por desorden del placer o por ira descontrolada. Pero bueno cuando hay autoridad para enseñar y cuando hay un bien superior que defender y para ello hay que "sacudir" un poco las estructuras.

Otros discutirán acerca de qué necesidad tenía Jesús de curar a ese hombre en ese momento. Y esas son personas "muy atrevidas", por cierto. Pero no todos ellos pecan con plena intención al atreverse a juzgar, como criaturas redimidas, el accionar del Redentor. Muchos esconden en ese juicio su forma de tratar de entender. Yo no debo ni puedo discutir acerca del accionar de Jesús. Sí tratar de entenderlo, pero debo aprender mucho antes. Me imagino miles de cosas que hay que conocer para poder reflexionar o simplemente entender esa situación. Sólo imagino que Jesús sabe cómo enseñar (dónde y cuándo) y que la opción que Jesús presenta: "salvar una vida o perderla", puede haber sido excluyente de tal manera (si no la salvo, la pierdo) que sólo en ese momento se podría haber intervenido de manera tal de salvar a ese hombre (ya que la curación podría haber significado mucho más que la curación de un mal físico, por su esencia o por sus consecuencias).

Pero la Palabra es inmensamente más grande que cualquier reflexión.

viernes, 3 de septiembre de 2004

Problemas eternos y cuestiones prácticas


"Iván es un hombre de alma agitada. Tiene la mente cautiva de un gran pensamiento, todavía sin aclarar. El no es de los que necesitan millones, sino poner en claro su pensamiento."
Alexiéi Karamázov en Los Hermanos Karamázov, de Fiódor M. Dostoievski.
"Allá otros con sus preocupaciones; nosotros, los boquirrubios, hemos de ocuparnos de lo nuestro; nosotros ante todo hemos de resolver los problemas eternos, ésta es la preocupación nuestra. La joven Rusia, toda ella, sólo se ocupa ahora de los problemas eternos, no discute de otra cosa. Precisamente en la actualidad, cuando todos los viejos, de pronto, se han metido en la cabeza que han de estudiar cuestiones prácticas."
Iván Karamázov en la misma obra.

jueves, 2 de septiembre de 2004

Derechos y zurdos con Descartes


Hay dos zurdos y hay dos derechos.
Hay un zurdo que puede ser malo: cuando es escéptico, cuando es violento.
Hay un zurdo que puede ser bueno: cuando es sensible, cuando tiene ideales.
Hay uno de derecha que puede ser malo: cuando es individualista, cuando es materialista.
Hay uno de derecha que puede ser bueno: cuando es optimista, cuando es de acción.
Inspirado, en cuanto a su forma, de una serie de posts del blog Ens, que hablan de dos izquierdas y dos derechas. Inspirado, en cuanto a su contenido, de... ¡puf, de tantas cosas!
Y se puede, y es necesario, ampliar un poco más las descripciones de cada uno de los tipos.
Luego podemos pasar a la siguiente etapa. Con paciencia.
Podríamos, fieles a nuestra tradición ingenieril, trazar unos ejes cartesianos de abscisas y ordenadas. Sólo en su "sector positivo", digamos. En abscisas el nivel de derechismo y en ordenadas el nivel de izquierdismo. O viceversa. ¿La escala? Sólo dos valores por eje: bueno y malo. Pero como las cosas no son así ("blanco o negro"), ambos valores son en realidad un rango, una porción de eje. Desde el origen hasta tanto más allá, por las abscisas, un tramo es del derecho malo, y otro tramo a continuación es del derecho bueno. Análogamente por las ordenadas con los zurdos. O viceversa: unos por un eje, otros por otros; aunque me gustaría conservar la maldad cerca del origen de coordenadas (así los puntos de coordenadas "derecho bueno-zurdo bueno", o "zurdo bueno-derecho bueno", se encontrarán más "elevados" en un gráfico tradicional, hoja en posición vertical). Y así podríamos tener cuatro zonas, una zona de puntos de coordenadas ambas malas, dos zonas de puntos de coordenadas buena-mala, y una zona de puntos de coordenadas ambas buenas.
¿Y esto para qué? Bueno, para poder ir pensando en las personas con las que discutimos e ir ubicándolas en alguna de estas zonas, y más o menos cerca del límite con otras.
¿Y la viga en el propio ojo? Este ejercicio que hice no es para juzgar a nadie.
Esto se me ocurrió que puede servir, al contrario, para ampliar nuestra capacidad de considerar y dialogar con los demás. Solemos encasillar: "ah, este dijo tal cosa porque es zurdo", o: "ja, hizo eso porque es ultraderechista"; y no nos ponemos a discutir las ideas sino a descalificar al emisor. Para liberarnos de ese nefasto prejuicio, y si aún no podemos desterrarlo del todo, este ejercicio es como que lo afloja un poco; agranda las casillas en las que encasillamos a los demás.

miércoles, 1 de septiembre de 2004

Cuento


El colectivo iba muy lento, arrancaba y frenaba en todos los semáforos. Me dormí.
Me desperté en otro lugar, pero no lo reconocí. Mucho más descampado, tenía algo de varios lugares, pero todo de ninguno. Algo de los chalets de Ranelagh, algún otro algo de las callecitas tranquilas de Acassuso, otro poco de otro algo de la ribera de Puerto Madero.
Miré mi boleto y era del 174. ¡Ciento setenta y cuatro! ¿Ciento setenta y cuatro? ¿Qué bondi es ese que no está en la filcar? Una vez un remisero me dijo: "el 174 me traía desde Caballito hasta acá"; estabamos en la zona de Punta Chica. Y ¿ahora yo dónde estaba? Este debería ser uno de esos lugares en los que yo estaba por primera vez. Pero era como un anticipo de que sería uno de esos lugares en que pasaste cuando eras chico sin saber dónde era que estabas y luego ya de grande lo conocés... lo conocés, ¡bah!, sabés qué lugar ocupa en el plano, si eso es conocerlo. Y esas cosas quizás ya no te pasan más cuando sos grande, cuando sos grande siempre sabés a dónde vas. Antes de ir mirás la guía, o mirás el plano, estudias bien el camino y las formas de ir y volver. Una vez, sin embargo, me pasó de grande.
Yo había ido con no sé quién a una fiesta en el club Banco Nación, en Benavidez si ahora no recuerdo mal, pero yo no tenía idea dónde estaba, ya que me habían llevado en auto y no me había interesado o no había podido mirar guías o planos (raro, es cierto, pero fue hace unos 8 años más o menos, yo tendría 21 años y quizás aún no tenía el interés tan desarrollado por las guías y los planos).
Solía aburrirme en esas fiestas y esa no fue una excepción. Y cuando me aburro de esas fiestas me voy, sin avisar a nadie me voy. Pero ¿cómo volver de ahí? Pensaba que estábamos "lejos-lejos", pero vi que pasaba el colectivo 60, a esas horas de la noche cada media o una hora más o menos. Algo, sin embargo, antes de ver el 60, me había hecho pensar que tan alejados no estábamos, porque de alguna forma intuía que podía volverme solo. O era sólo ignorancia, o una especie de inocencia, en un inconsciente pensamiento: "¿por qué no voy a poder volver de alguna forma?".
Como se dice ahora: "la cuestión es que" me tomé el 60 y me dije: en algún momento llegaré a Plaza Italia (algo pasó también con el chofer, que no nos entendimos con lo de Plaza Italia porque se ve que por la zona hay otra Plaza Italia). La cuestión es que hice un recorrido larguísimo; lo observé un poco al principio, pasando por calles como rutas, puentes sobre ríos y otros paisajes, luego me dormí y no recuerdo como terminó el viaje, pero sé que bien. Años más tarde, revisando guías y planos, conociendo más acerca de la línea 60 ya que me mudé al norte, di con un lugar que podría ser sin duda ese dónde yo había estado. De hecho, si no me equivoco, es el Club Banco Nación en Benavidez, de dónde me debo haber tomado un 60 cartel R9 (o el que va a Rincón de Milberg, aunque creo que ese termina ahí mismo); algún día revisaré la filcar y pasaré en auto para sacarme la duda.
Por eso pienso que luego buscaré este lugar en dónde me encuentro en al guía y sabré dónde estuve, dónde estoy ahora. Pero veamos con el chofer:
- Oiga, don, ¿falta mucho para Punta Chica?
- Y... diez minutos.
"Va a Punta Chica, nomás", pensé. "Como me había dicho aquel remisero".
- ¿Qué calle es esta?
- No recuerdo, no suelo hacer este ramal.
Por lo menos me enteré que llegaría a un lugar conocido, aunque no sabía por dónde iba, ni cuándo me despertaría.