domingo, 30 de abril de 2006

Status viatoris X

En la historia de la conquista de la Ciudad de Buenos Aires, esa conquista que hizo un solitario muchacho nacido en el mismo seno de la Reina del Plata, se destacan las expediciones o viajes en bicicleta.
Iniciado en esas artes por su padre, un joven del interior que vino a conquistar Buenos Aires a mediados de siglo, y residiendo ya la nueva familia en el barrio de Caballito, este muchacho hizo entre varias, una expedición llamada “a Retiro por el norte”. La expedición surgió por causas azarosas, nombre que le ponemos a veces a las causas cuando las desconocemos.
El joven conquistador se hallaba en uno de los viajes de reconocimiento en la zona de Palermo, cuando descubrió que, paralelo a unas vías de tren, surgía un misterioso camino. Casi sin pensarlo, torció el rumbo y se internó con su “media carrera” en un lugar tan desconocido como atractivo.
Veía que cada tanto pasaba algún auto o algún camión. El camino, asfaltado, mostraba cierto deterioro y se observaban restos de arena y otras sustancias de transporte a granel. Avanzó más y divisaba a lo lejos unas casas y lo que parecía ser una estación de tren. Así estaban las cosas cuando, de repente, vio que unas vías (no transitadas) cruzaban el asfalto rasgándolo en forma oblícua al camino. No tuvo forma de reaccionar. La rueda trasera no alcanzó a morder bien la vía y no pudo pasarla por encima, se corrió y la bicicleta, con jinete incluído, fue a parar al piso. Como no era muy temprano, y el camino era desconocido, el muchacho, aunque triste y con ganas de seguir, decidió intentarlo otro día.
Consultó la cartografía de la época y descubrió que el lugar era más misterioso y atractivo aún. Parecía pasar por una estación de tren y desembocar en la multitudinaria stazione termini llamada Retiro.


Apenas estuvo listo, unos días después, volvió a salir, está vez un poco más confiado. Hizo el recorrido habitual hasta Palermo y se internó en el camino desconocido. Cruzó con éxito la vía tramposa y pudo descubrir, bien de cerca, una especie de pueblo oculto. Antiguas casas de ferrocarril que parecían funcionar ahora como casas particulares, calles de tierra y árboles pintados de blanco hasta media altura. Eso a un lado de la vía, hacia la izquierda. Del otro lado una estación, llamada Parada Saldías.

Luego el camino continuaba, internandose en lo que parecía ser una zona de viejos galpones del ferrocarril. Esos galpones no funcionaban, pero a la derecha y más allá habría otros que sí. Lo supo cuando llego a una curva. Era casi un cruce, pues hacia la derecha se dirigían algunos camiones a lo que podría ser una zona aún activa. A la izquierda se cruzaba por debajo de un puente de una vía elevada (supo años después que ese era el San Martín, que así cruzaba por arriba del Belgrano y del Mitre y se ubicaba en Retiro como el terminal más al este). Y apenas se cruzaba, la contracurva a la izquierda. Para seguir bordeando el Belgrano.

Ahí comenzaba un trayecto largo, casi descampado. Hacia el río se veía la villa, los talleres de Km. 1 del San Martín y al fondo edificios portuarios, hacia delante, la autopista y su paso en elevación, escupiendo autos hacia el centro de la ciudad y a la derecha, detrás de pilas de containers, los grandes edificios de “Libertador”, desde Callao hasta Retiro. El destino se acercaba lentamente. A medida que se multiplicaban las casillas ferroviarias (talleres, sala de controles) se iba llegando a Retiro.

El viajero entró en Retiro como quien viene de otro mundo. Entró por una backstreet, por la puerta de atrás, por donde los miles de barsuchos y fondas sacan la basura, por donde algunos autos de gente que trabaja por la zona se estacionan durante el día.

De esto hace más de diez años. Hoy la calle se llama Padre Carlos Mugica (refiere a complicadas épocas históricas cuyo recuerdo no vendría a cuento) y es muy transitada para salir de la zona portuaria directo a Salguero y Costanera.

(Acá ponemos la musiquita de “El país que no miramos”, dale...)

jueves, 27 de abril de 2006

Status viatoris IX


Desde los cerros
viene esta zambita.
Por eso la llamo yo
la viajerita, palomitay.
Esta podría ser casi una reedición de una entrada anterior. Es que la traigo porque el color es el de esta serie. Y es obra de un caminante que muy mucho ha caminado.
Sendas de arena,
tarcos floridos
y un corazón que pena
por un olvido, palomitay.
“Palomitay” es una expresión muy folklórica. Asi como “viditay”. Me gustaría saber cómo surgen. Entiendo que vienen de palomita y vidita, dos formas de llamar, por lo general, a una mujer amada.

Acá en esta canción, esa expresión juega un papel muy curioso. No sé de música, ni de poesía, pero digo: la rima “cierra”, en el verso escrito, sin el “palomitay”. Mas no se podría cantar esta zamba omitiendo dicha expresión. Sobraría música, faltaría letra. Estribillo:
¡Ay, viajerita!
El alba asoma
trayendo de los cerros
frescor y aroma, palomitay.
Dice en una página que: según un arriero de la zona de Alpachiri (…) cuando Yupanqui iba por ahí, solía parar en un campo que está distante seis horas a caballo de Alpachiri y desde allí enviaban un "chasqui" a traer damajuanas de vino y que a Atahualpa le daba mucha gracia por el hecho de que en vez de comprar varias de una vez, lo tenían al muchachito meta viajar con su caballo y sus alforjas para hacer el trayecto (bastante largo de por sí). Esa zona es una de las más lluviosas de Tucumán (…)
Yo soy de arriba,
soy del Cochuna.
Ranchito, monte y rio,
soles y lunas, palomitay.
Hasta Alpachiri
voy los domingos
y por la noche al cerro
vuelvo solito, palomitay.
Fue una sorpresa encontrar la foto que nos acompaña, del camino entre Alpachiri y Cochuna, provincia de Tucumán (fue en una página dedicada a Mountain Biking). Porque ese era el camino de La Viajerita, la zamba de Atahualpa Yupanqui. Aunque no se vean en la foto floridos tarcos.
¡Ay, viajerita!
El alba asoma
trayendo de los cerros
frescor y aroma, palomitay.

miércoles, 26 de abril de 2006

Hay encuentros que cambian la vida

Blue moon, you saw me standing alone,
without a dream in my heart,
without a love of my own.
(…)

Blue moon, now I'm no longer alone...
Dios sabe lo que hace.

lunes, 24 de abril de 2006

¿Qué fue lo que dijo Martini?

El artículo ya está disponible en inglés.

Me gusta pensar que hay dos “claves” en este asunto. Una es clara y es la que fue puesta en evidencia desde el título. Tiene que ver con una posible “definición del comienzo de la vida” que se haya hecho, que Martini haya hecho. O sugerido.

Martini sabe que no es posible definir el punto donde se da el comienzo de la vida con la precisión que científicamente desearíamos (o que nos hacen desear los avances científicos o biológicos). En cambio la concepción, también con su aspecto científico o biológico, es una guía clara, un antes y un después. Martini mismo dice: “And I am also convinced that the processes of life, and thus also those of the transmission of life, form a continuum in which it is difficult to identify the moments of a real and proper qualitative change”.

Luego habla de signos evidentes de vida humana, pero del tipo biológico, y dice, acordando con el bioeticista Marino, que no están presentes esos signos, como el ADN, en el caso de “ovocitos en el estado de dos pronúcleos”, que es un estado posterior a la fecundación. (¿Bastaría con esos signos para definir que hay una nueva vida?)

Eso es confuso, sin duda. Si no basta con los signos biológicos, ¿para qué decir eso?

Pero la otra clave es la que está en las siguientes palabras del cardenal, cuando dice que el rechazo de la FIV se debe basar, sobretodo, en el problema del destino de los embriones. “But it seems to me that a radical rejection of every form of artificial fertilization is above all based upon the problem of the fate of the embryos”.

Pero atenti que dijo “above all”, no dijo “only”. Dijo “sopratutto”.

Claro que, sin duda, presta de nuevo a confusión. Más aún si lo unimos a la primer declaración de ausencia de signos de vida humana. Porque parece que “autorizaría” FIVs homólogas [*] que no maten seres humanos (actualmente las FIV producen descartes de embriones, si digo bien; aunque se trate de ocultar eso).

Pero la Iglesia considera inmoral la FIV no sólo por la muerte de embriones. Hasta donde yo sé, de acuerdo a la Doctrina de la Iglesia, la FIV no es moral debido a que el hijo debe nacer de un encuentro amoroso, no en un laboratorio (dicho imprecisamente).

Pero es muy sutil Martini, pues ha dicho “sopratutto”. Sobretodo, el rechazo de la FIV debe basarse en la consideración del destino de los embriones, dice él. No está negando explícitamente otras razones para rechazar la FIV (aunque les resta mucha importancia). Claro, hay que ver si esta sutileza no fue imprudencia. Sin duda que fue algo “llamativo”. Y necesita aclaración, sino parece que va en contra de la Doctrina de la Iglesia.

Porque Martini estaría diciendo algo así: su propuesta, sr. Marino, que si se guía por los signos biológicos como presencia de ADN no estaría eliminando seres humanos (¿?), podría ser compatible con la regla general del respeto (la regola generale del rispetto).

La verdad es que no veo cómo.

O Martini “tiró la chancleta” (no creo), o está en provocador (cuestiones como las que dice Ens; y eso también es malo, por el lugar en que se hizo), o algo raro pasó acá (sutilezas, contextos). Antes de seguir descargando estas inquietudes en público veré de leer el artículo completo.

[*] Dicho imprecisamente (como todo lo que digo), la FIV (Fecundación In Vitro) homóloga es la que se hace con las células de los padres, mientras que la FIV heteróloga se hace fecundando un ovulo de la madre con células de otra persona.

domingo, 23 de abril de 2006

Parece que dijo un cardenal...

La cuestión que nos convoca: las palabras del Cardenal Carlo María Martini en diálogo con el bioeticista italiano Ignacio Marino.

Se me ocurre que la cuestión pasa un poco por el lado que decía Ens, la declaración llamativa para que repercuta. Y “política interna” de la Iglesia. Como sea, nos sirve para pensar.

Es probable que los más críticos de la Iglesia, adentro y afuera, aprovechen para criticar a la Jerarquía y al Magisterio. Que los periódicos hablen ya de cambios de postura de la Iglesia, que la Iglesia “acepta cosas nuevas y se adapta a los tiempos”. Lo de siempre.

No podría leer y traducir toda la nota en italiano. Pero en el artículo de Aciprensa se entiende un poco como viene la mano (y me extraña de Aciprensa). Porque la estructura del artículo la da Aciprensa. Después de presentar un “concepto novedoso” (el cual discutiremos luego), se siguen las declaraciones que podríamos llamar “obvias, disfrazadas de novedosas”.

En cuanto a la eutanasia, el Purpurado afirma que "no podemos aprobarla nunca", pero tampoco debemos "condenar a las personas que realizan este acto cuando otra persona disminuida se lo pide por razones puramente altruistas".
¡Vaya novedad!

Es la típica situación. Creo que tiene que ver con una dificultad del hombre moderno. La imposibilidad de separar la “definición de lo bueno” de la “condenación del que no lo hace”. Se llega incluso a llamar hipócrita a quien habla de virtud. Cuando la Iglesia define su Doctrina no está juzgando a los que no la cumplen, ¡si ni siquiera sus ministros la cumplen en plenitud! Por eso me extraña de un artículo de Aciprensa. ¿Usar esos argumentos tan flojos para criticar a Martini?
No menos obvio y disfrazado de novedoso es el siguiente párrafo. No menos polémicas son las opiniones del Cardenal respecto al aborto: "Creo que la persona debe ser respetada, sobre todo cuando después de mucha reflexión y sufrimiento, en estos casos extremos sigue su conciencia, incluso si decide alguna cosa que yo no puedo aprobar".
Esto no sería “polémico” si no sucediera o de antes, que se confunde la “enunciación de la Doctrina” con la “actitud de la Iglesia hacia los pecadores”, que son cosas muy distintas (cuando están bien hechas). Me vuelve a extrañar de Aciprensa.

Y ahora sí, la “novedad” en cuestión. Dejo por un rato la crítica a Aciprensa y critico al Martini que me presentan. Primera parte del párrafo: Precisamente, el Arzobispo aprueba el uso de "ovocitos en el estado de dos pronúcleos". Según él y Marino, en este estado posterior a la fecundación "no existe un signo definido que muestre la existencia de vida humana (...)

¿No hay signo definido? Por supuesto. Jugamos con signos y buscamos otros. Para el caso, si hablamos de signos biológicos, la concepción misma es un proceso que dura “horas”. Si antes no hay vida y después la hay, ¿en qué momento de la concepción empieza? Sigamos buscando signos, que el signo que pedimos no se nos dará.

Por eso debemos manejarnos con prudencia con los avances de la ciencia. Si hubiera algún nuevo signo biológico, ¿este bastaría? ¿Bastan, para hablar del origen de la persona humana, los signos biológicos? (Y eso lo sabe y lo dice Martini cuando dice, en la nota en italiano, que: "E insieme sono convinto che i processi della vita, e quindi anche quelli della trasmissione della vita, formano un continuum in cui è difficile individuare i momenti di un vero e proprio salto di qualità").

Por eso se habla de prudencia. Y a esa prudencia incita incluso Umberto Eco, un "laico", en un libro de conversaciones con el mismo Martini (¡!), llamado “¿En qué creen los que no creen?”.

¿Y qué pasa con la prudencia entonces? Pues que el párrafo que empezamos a citar termina con una confusa definición: (...) En este caso me parece que la regla general del respeto puede conjugarse con el tratamiento técnico que usted (Marino) sugiere. No es un embrión aún y por lo tanto puede ser manipulado sin ningún tipo de objeción moral".

La verdad, no veo como conjugar esas cosas. No veo qué prudencia hay en fabricar “ovocitos en el estado de dos pronúcleos” si conocemos tan poco del origen de la vida.

Trato de leer en italiano. Martini parece “hipotetizar” sobre la validez de una FIV homóloga si sólo se descartaran células que no son una nueva vida. Pero, ¿cómo saber que no son una nueva vida? ¿Y sólo por eso no es moral la FIV? Pues no. Entonces Martini estaría diciendo cosas muy arriesgadas, incoherentes con la Doctrina de la Iglesia. Se le va la mano (hasta donde yo puedo entender, y como me llegan las cosas. Porque podemos dudar además de "L´espresso", no sólo de Aciprensa).

Parece que se le fue la mano. De ahí que Aciprensa le de muy duro. Pero hay algo raro. Hago todo mi esfuerzo para entender la entrevista en idioma original. Busco coincidencias:

Esto:

(Mi pare questo il caso che lei propone dell'ovocita allo stadio dei due protonuclei). In questo caso mi sembra che la regola generale del rispetto può coniugarsi con quel trattamento tecnico che lei suggerisce.

Es esto:

En este caso me parece que la regla general del respeto puede conjugarse con el tratamiento técnico que usted (Marino) sugiere.
Pero hay un punto y sigue inmediatamente esto:

Mi pare anche che quanto lei propone...

¿Y dónde dice: “No es un embrión aún y por lo tanto puede ser manipulado sin ningún tipo de objeción moral”? ¿O sin querer Aciprensa olvidó cerrar comillas y quedó dentro algo que no dijo Martini?
Con todo respeto, veo cosas raras...

sábado, 22 de abril de 2006

Divague mecanógrafo-semántico

Si estás en tu computadora y querés escribir como antes, con la máquina de escribir, te recomiendo que uses el “block de notas” o “notepad”. Como el “block de notas” no tiene márgenes, hay que estar muy atento cuando se va llegando al final de la pantalla, para "pegar el manijazo" y pasar al renglón siguiente [*]. Pegar el manijazo, expresión que acabo de sacar de la galera, quiere decir algo como “activar el dispositivo que hace que la máquina se sitúe en posición de escribir en el renglón inferior al que se hallaba”. En realidad, en la computadora es sólo otra tecla más.
[*] Siempre y cuando se quiera conservar la vista de todo el ancho de la “hoja”.

miércoles, 19 de abril de 2006

Status viatoris VIII

Ya advertí, o hice advertir a Pieper, la peligrosidad de asociar el concepto de status viatoris a viajes de este mundo. Aún así, y teniendo en cuenta que no es la del viaje, como lo conocemos en este mundo, la plena significación del status viatoris, en esta serie puse algunos "relatos viajeros" (como podrán ver en el flamante índice de la serie, a través del nuevo enlace en la barra lateral).

Lo hago por gusto y apelo a la tolerancia de Pieper, en virtud de aquello de que: “La explicación que de esta tesis da la piedad popular (…) [es] superior en grado sumo a la desesperación racionalista del hombre humano”. Y a las ideas de Chesterton que, como se veía en el número I, buscaba explicar porqué es tan atractivo un libro como la Odisea: “because all life is a journey”.

Pero para evitar confusiones, reforcemos la parte filosófica del asunto, que es muy interesante. Repasando lo visto en el número IV:

El estado del ser en camino no es, en su sentido más inmediato y externo, una determinación local. Este estado expresa más bien la constitución más íntima del ser de la criatura. Es el intrínseco y entitativo «aún no» de la criatura.

El «aún no» del status viatoris incluye en sí dos aspectos, uno negativo y otro positivo: el no ser plenitud y el ser encaminamiento hacia la plenitud. (...)

Agregamos ahora lo siguiente:

Lo que ante todo constituye y fundamenta el lado negativo del status viatoris es la proximidad, en el orden de la existencia, de la criatura a la nada. Esta relación de la criatura con la nada radica en el hecho primario de que todo lo creado se crea de la nada.

Este hecho se manifiesta en el reverso de la libertad humana, en la posibilidad de pecar; pues los pecados no son más que un viraje hacia la nada: «No se puede sustraer, de un modo natural, la criatura dotada de razón a la posibilidad de pecar; pues, por el mismo hecho de que procede de la nada, su poder se puede dirigir hacia el «no ser» [*] (…)

La parte positiva que encierra el concepto del ser en camino, el intrínseco encaminamiento del ser de la criatura hacia la plenitud, se revela ante todo en su virtud que tiene el hombre de fundamentar con su propia acción una especie de justa «aspiración» a un término feliz de su camino. Esta virtud no es más que la posibilidad de la actuación «meritoria», que tiene, pues, el carácter de un auténtico «paso». (Con esto no se toca la cuestión de que la actuación «meritoria» presupone algo que no se puede «merecer») (…)

Esta claro que este no ser plenitud y a la vez encaminarse a la misma no puede ser perfectamente representado con la imagen de un viaje de los que conocemos nosotros. Y esto me dice que no ando muy errado cuando pienso que “extender las metáforas” no es bueno.

¿Qué es extender las metáforas (o quizás mejor, las analogías)? Podría ser para un desarrollo para otra entrada, fuera de esta serie.
[*] 2, d. 23. 1. (Cita sobre la misma obra de Pieper).

lunes, 17 de abril de 2006

Status viatoris VII

Me gusta planear los viajes. Y en los viajes me gustan las paradas. Y aunque suene contradictorio, me gustan las paradas porque me gustan los viajes. Porque me gustan los viajes, me gusta que el viaje dure. Y para que dure, jalonarlo de paradas. (¡Uf!).
En las paradas se disfruta mirando hacia atrás y hacia adelante [*].
Pero también me gusta ponerme a prueba como viajero. Y para eso proponerme grandes trechos sin parar (buenos trechos, hechos con esfuerzo, hacen posible aquello de disfrutar mirando hacia atrás). Rebuscárselas de a dos o tres para cebar mates y tomarlos, dormir siestas, engañar con algo al estómago. Todo sin parar, para llegar al objetivo prefijado.
Estos son unos viajes. Los viajes en auto. Los viajes en tren merecen otro capítulo.
¿En la foto? Un Opel K 180. Creo que es el auto en que más viajé. Que fue cuando yo no planeaba los viajes ni manejaba. Pero sin duda cuando les tomé el gusto.
[*] ¿hacia adelante o hacia delante?

Status viatoris VI

Para reanudar la serie, un poema tomado de la Revista Ens. Títulado "Homo viator", dice así:

Entre pequeñas muertes, esparcido.
Entre demoliciones, restaurado.
Entre adioses risueños, bienvenido.
Entre renacimientos, sepultado.

Entre el día y el sol, anochecido.
Entre la negra noche, iluminado.
Entre desiertos secos, florecido.
Entre forestas vivas, desolado.

Entre tantas urgencias, demorado.
Entre tantas demoras, siempre urgido.
Entre tantos olvidos, recordado.

Entre muchos dolores, confortado.
Entre las alegrías, contenido.
Entre el cielo y la tierra, esperanzado.

domingo, 16 de abril de 2006

Domingo de Resurrección. Algunos “pasos” personales

¡Cómo me habrá gustado ese texto del abad benedictino John Chapman que trajo Hache desde "Pontifications" que se lo mandé a varias personas conocidas! Todas lo dieron casi por obvio. Y la verdad es que para personas de educación católica podría no decir nada nuevo. Sin embargo...
Sin embargo para mí fue revelador. Hace tiempo que mis oraciones vienen teniendo un gran esfuerzo para "pensar lo que digo". Pero en el mal sentido (porque todas estas palabras hay que aclararlas, sino pueden malentenderse). Digamos que yo hacía una oración en la que intentaba a cada palabra "tener una noción teológica" de lo que estaba diciendo. Y era imposible. Y cansador. Y frustrante.
Suena medio raro lo que estoy tratando de explicar; de hecho, incluso para mí suenan raras las palabras. No logran decir lo que quiero. Cuando las veo escritas digo: "no es exactamente así". Pero no tengo mejores, por ahora.
Así que las palabras ya citadas me trajeron alivio: "(...) pray in order to give ourselves to God". Me entrego a la oración. Empiezo a recitar esas palabras sin querer más que decirlas.
Quizás lo que me pasa a mí, sea lo mismo que pasa en nuestras misas modernas, pero con otros medios. Hoy queremos que la misa tenga mucho sentimiento. Que haya una "gran sensación". Porque pensamos que no tiene sentido "si no lo sentimos". Yo pensé que eso ya lo había superado.
Pero yo en vez de buscar "ese sentimiento" en un canto estruendoso (en mi temprana juventud sí lo he hecho, he llegado incluso a tocar en modernos coros juveniles), me intereso ahora por otras cosas, como razonamientos filosóficos o teológicos (aunque mal y por arriba). Y luego trato de que "mi" misa o mis oraciones tengan ese componente. "Si no, no tendrían sentido", es lo que uno parece decirse.
Qué duro darse cuenta.
Pero sirvió para algo. Ahora me entrego a Dios y digo las palabras. Y no me enredo en oraciones excesivamente pensadas (o mejor dicho: "teológicamente concentradas") que nunca terminan bien. Por otro lado, tampoco me siento tan afectado por los modos ruidosos y sensacionales de mis compañeros de modernas misas. Es como que dejo de estar pugnando por una forma y ellos por otra. Y nos unimos en las mismas palabras. ¡Doble beneficio!
Primera e importante nota aclaratoria: lo dicho sobre el final no quiere decir que no hay que mejorar, y mucho, la misa actual. El sentido crítico debe estar presente. Buscar la fidelidad a la liturgia. Criticar (como y cuando corresponda) los errores. Porque como la misa (y las oraciones) no dependen para su eficacia de nuestro sentimiento o concentración teológica, es la liturgia la que debe respetarse, para hacer una buena alabanza de Dios (no un gusto personal). Siguiendo la liturgia (y repitiendo buenas oraciones) podremos hacer una entrega perfecta a Dios. Y así surgirá, quizás, a veces sí, a veces no, el sentimiento y la conciencia más profunda acerca de los misterios.
Segunda y también importante nota aclaratoria: la frase "no pensar la oración" puede ser engañosa. Es bueno el pensamiento teológico, saber lo que estoy diciendo. Son importantes los pensamientos acerca de lo que rezamos. Es bueno, es un gusto reflexionar acerca de nuestras oraciones. Por ejemplo, al modo en que lo hace Hernán en la cuestión del Padre Nuestro. Si destaco acá un aspecto negativo es porque trato de desenmascarar, bajo esa oración "pensada", una búsqueda errónea de efectividad en la oración, efectividad que la oración logra en cambio si es entrega, alabanza.
Y ahora sí, ya terminé.
Espero que estén viviendo una Feliz Pascua en familia o entre amigos, pero más que nada, cerca de Cristo.

miércoles, 12 de abril de 2006

Miércoles santo (traición)

En algunos lugares de América, las imágenes de Cristo crucificado muestran una llaga profunda en la mejilla izquierda del Señor. Y cuentan que esa llaga representa el beso de Judas. ¡Tan grande es el dolor que nuestros pecados causan a Jesús!

(De aquí).

En algunos lugares de México existen Cristos de talla, cubiertos de heridas, que llevan en la mejilla una llaga especialmente honda, llena de sangre, a la que llaman el beso de Judas. Es el beso traidor del amigo, las negaciones de quienes debíamos estar más cerca... Entonces le preguntarán: ¿qué heridas son esas...? Y responderá: Son las que recibí en la casa de mis amigos (Zac. 13, 6)

(De aquí).

martes, 11 de abril de 2006

Martes Santo (oración)

A través de Compostela leo a un autor que dice: "(...) hasta que apenas quede un recuerdo débil y vuelva a ser un creyente rutinario, incapaz de rezar por una resurrección, aunque sea la mía".

Siguiendo con la serie de Echevarría, en el artículo de Martes Santo leo:

Durante su vida pública, para realizar milagros, Jesús pedía una sola cosa: fe. A dos ciegos que le suplicaban la curación, les había preguntado: ¿creéis que puedo hacer eso? —Sí, Señor, le respondieron. Entonces les tocó los ojos diciendo: que se haga en vosotros conforme a vuestra fe. Y se les abrieron los ojos. Y cuentan los Evangelios que, en muchos lugares, apenas realizó prodigios, porque a las gentes les faltaba fe.

También nosotros hemos de interrogarnos: ¿cómo es nuestra fe? ¿Confiamos plenamente en la palabra de Dios? ¿Pedimos en la oración lo que necesitamos, seguros de obtenerlo si es para nuestro bien? ¿Insistimos en las súplicas lo que sea preciso, sin descorazonarnos?

También me dice cosas nuevas el fragmento que trajo Hache, acerca de la oración. Me gusta la recomendación de hacer la oración que podamos (the prayer that we can do) pero con la buena aclaración de que seguro no es la mejor que podemos hacer (doubtless it is not the very best we can do). Consuela sin dejar que te "achanches".
A veces leo más de oración que lo que rezo. Si sólo el "estudio" llevara a la "piedad"...

Status viatoris V

Para seguir con la serie, traeré un fragmento del recientemente canonizado san Alberto Hurtado. El fragmento se lo robo a L'Amor che muove il sole e l'altre stelle. Es parte de un texto que surge a raíz de un viaje en barco que hizo el santo. Dice así:
El trágico problema de la falta de rumbo, tal vez el más trágico problema de la vida. El que pierde más vidas, el responsable de mayores fracasos. Yo pienso que si los escollos morales fueran físicos, y la conducta de nosotros fuera un buque de fierro, por más sólido que haya sido construido, no quedaría sino restos de naufragios.
Si la fe nos da el rumbo y la experiencia nos muestra los escollos, tomémoslos en serio. Mantener el timón. Clavar el timón, y como a cada momento, las olas y las corrientes desvían, rectificar, rectificar a cada instante, de día y de noche... ¡No las costas atractivas, sino el rumbo señalado! Pedir a Dios la gracia grande: ser hombres de rumbo.
Y recordé, no sé bien porqué, esa parte del himno del querido Colegio Marianista:
Avancemos, que nuestro es el mañana.
Gloria y triunfo nos guarda el porvenir.
Si nos guía la Virgen capitana,
¿Quién podrá nuestro empuje resistir?
Ya era hora de darle lugar a nuestra Madre en esta serie, ¿no?

lunes, 10 de abril de 2006

Lunes santo (amor a Dios)

María que unge los pies de Jesús con un caro perfume. La acusación de Judas: por qué no vender ese perfume y ayudar a los pobres. La enseñanza de Jesús.

Mar adentro nos trae las palabras de Monseñor Echevarría, prelado del Opus Dei (las encontré escritas en una página), el que a su vez cita a Juan Pablo II:

«La valoración de Jesús es muy diversa», escribe Juan Pablo II. «Sin quitar nada al deber de la caridad hacia los necesitados, a los que se han de dedicar siempre los discípulos —"pobres tendrán siempre con ustedes"—, Él se fija en el acontecimiento de su muerte y sepultura, y aprecia la unción que se le hace como anticipación del honor que su cuerpo merece también después de la muerte, por estar indisolublemente unido al misterio de su persona» (Ecclesia de Eucharistia, 47).

Agrega luego Echevarría:

Para ser verdadera virtud, la caridad ha de estar ordenada. Y el primer lugar lo ocupa Dios: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es como éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Siempre pensé que los dos mandamientos estaban hoy, para nosotros, más “juntos” que antes. En cierta (y especial) forma, se ama a Dios amando a los demás, en virtud de aquello de que “lo que hagan con el más pequeño...” Pero olvido que hoy también tenemos a Jesús entre nosotros (hombre de poca fe). Olvido que su cuerpo y su sangre están entre nosotros en el pan y el vino consagrados y de ahí que tenga sentido todo el lujo en los cálices y otros elementos del culto.

De eso habla también el artículo, y habla de la atención a las necesidades de los ministros sagrados. Y es interesante porque a medida que avanzamos en nuestra reflexión podemos perder conciencia de la enseñanza central. Podemos volver a caer en la tentación similar a la de Judas (aunque no tuviéramos su mala intención). Es muy fácil hoy en día, en que todo se mide por su “efectividad” (entendiendo a la efectividad de la forma en que se la entiende hoy en día).
Hay, sin embargo, una clave en todo esto, y el artículo también da una punta. Pero quizás se pueda decir con aquellas palabras de Benedicto XVI en Deus caritas est, palabras que traje hace poco hablando de la caridad y la justicia. Creo que podríamos decir que la tentación de Judas (aún sin mala intención) también “esconde una concepción materialista del hombre: el prejuicio de que el hombre vive « sólo de pan » (Mt 4, 4; cf. Dt 8, 3)
Creo yo. Uds. sabrán más.

domingo, 9 de abril de 2006

La Entrada de Jesús en Jerusalén


Cristo no entró en Jerusalén sobre una magnífica carroza, como hicieron los otros reyes; no ha impuesto tributos, no ha infundido terror, ni estaba rodeado de guardias armados de lanzas [1], y sin embargo era Él esa estrella que tenía que surgir de Jacob y ese cetro que debía surgir de Israel. [2]
La Entrada de Jesús en Jerusalén. El domingo con el que empieza la semana de Pascua, la "gran semana". Así la llaman aún en las iglesias de tradición bizantina y así la llama la peregrina Egeria, en el Diario de Viaje que se remonta a los años 381-384 y es la primera noticia de la celebración de la Entrada de Jesús en Jerusalén (según Gaetano Passarelli en el libro "Iconos, festividades bizantinas").
[1] Cfr. Juan Crisóstomo, In Matt. 66, 2.
[2] Cfr. Núm 24, 17

sábado, 8 de abril de 2006

Palabras e imágenes

Hay veces en que una imagen visual (la llamada comúnmente y llanamente “imagen”) no sirve. O no es lo mejor. Creo.

Hagamos un ejercicio. Tomemos un fragmento de un poema del peruano Augusto Tamayo Vargas:
Yo tengo el corazón puesto sobre el futuro,
puesto en los hijos que de mis hijos vengan,
puesto en el corazón de los que vengan luego,
puesto en los miles que han de vivir mañana.

Tengo puestos mis brazos
en las calles del mundo,
puestos en los hijos que de mis hijos vengan.

Cuando vengan hacia la tierra
las mieses desde el aire,
cuando giren los astronautas
en torno de las rosas
.
Y concentrémonos en la última imagen (en negrita). Es una imagen que, si la hacemos visual (una fotografía trucada, por ejemplo), sería de un surrealismo bastante desagradable. Al menos para mí. Por mejor técnica fotográfica que se emplee. En cambio así dicho es mucho menos burdo. Y permite que llegue el mensaje.

Una imagen dice mil palabras; puede ser. Pero a veces pienso que hay palabras que dicen lo que una imagen no puede.

Nota al pie: cabe un comentario como por ejemplo: “hay mejores ejemplos”. Cabe, pero yo tuve una "iluminación" al leer este poema.

viernes, 7 de abril de 2006

Status viatoris IV

A ver… Temo emplear semejante imagen, status viatoris, para hablar de simples tránsitos mundanos. Pero es que uno le pone toda la pompa al título (uno hace lo que puede, eso sí).
Para recordar lo que status viatoris significa plenamente, seguiré un poco con el capítulo de Pieper. No se pierdan esta parte, aunque sea sólo una "punta":
Viator quiere decir el que está en camino, y status viatoris, el estado del ser que está en camino. El concepto opuesto correspondiente es el status comprehensoris. Quien ha captado, logrado, alcanzado, no es ya viator, sino comprehensor; (...)
Es casi imposible una afirmación que cale más profundamente en la zona más íntima de la existencia creada que la de que el hombre hasta su muerte está in statu viatoris, en el estado de un ser en camino.
La explicación que de esta tesis da la piedad popular — que el alma humana después de esta vida terrena sin reposo logra el des­canso de la patria celestial — , a pesar de ser superior en grado sumo a la desesperación racionalista del hombre humano, sin embargo, sólo es la fórmula abreviada, plástica y expresiva, de un comportamiento metafísico que transparenta únicamente de un modo imperfecto el pensamiento popular y cuya iluminación puede llevar al espíritu humano al más profundo conocimiento de su propia existencia.
El estado del ser en camino no es, en su sentido más inmediato y externo, una determinación local. Este estado expresa más bien la constitución más íntima del ser de la criatura. Es el intrínseco y entitativo «aún no» de la criatura.
El «aún no» del status viatoris incluye en sí dos aspectos, uno negativo y otro positivo: el no ser plenitud y el ser encaminamiento hacia la plenitud. (...)
Ahora, entonces, la aclaración: habrá muchos relatos de viajes mundanos aquí. Pero que quede constancia que muchos de esos sucesos no pueden describir plenamente lo que es la cualidad humana de status viatoris.

jueves, 6 de abril de 2006

Status viatoris III

A él lo conocimos en el puente Taurita. Remontaba el Reconquista en su chalupa de casco con incrustaciones de plomo (“antiradiactiva”, como dice él). Yo llevaba a mi esposa al colegio. Charlamos un rato al costado del camino. Me contó muchas cosas. Entre ellas, que estaba escribiendo un libro.
“De mis viajes por el río”, me dijo. “Les leeré el capítulo dedicado a este puente. Recién lo empiezo”.
¡Oh, viajero! Andando por el castigado y “Gran” Buenos Aires (los suburbios de la ciudad) es probable que hayas transitado por la famosa ruta 197 . Y si fuiste por la verdadera ruta 197, has pasado quizás por el puente Taurita.
El puente Taurita es muy pintoresco. Está enmarcado por un escenario gris y pobre. Linda con los terrenos descuidados de un aeródromo y corren bajo su vientre las “pseudoaguas” del Río de la Reconquista.
Es digno de ser contemplado, ese puente angosto. Un puente en que sólo se puede circular en un sentido. Donde los autos que van por manos opuestas deben turnarse para pasar (aunque en nuestro país, lo sabe usted más que yo, viajero urbano, más que “turnarnos para”, “luchamos por” pasar; pero somos así). Es siempre cautivante ver, en un camino tan transitado de los suburbios, que los autos frenan antes de pasar. Y es una invitación a detenerse, una invitación “al camino de antes”.

Después me contó algo acerca de la historia del puente y me dijo, muy a tono con los tiempos que corren, que podía “encontrar más datos en la Web”. Yo encontré algo de la historia del puente en la página de un country.
Si aún no amplían el Puente Taurita (aunque hay proyectos para ello) es quizás porque hay un camino alternativo muy próximo, al que muchos confunden con la ruta 197. Por ese camino no deberás frenar pero, viajero, si evitas la verdadera ruta 197 no llegarás nunca a hacerte amigo del puente Taurita.

miércoles, 5 de abril de 2006

Status viatoris II

El siguiente es un poema que no era tal cuando salió de la pluma de la autora. "Alemamá", de "Despejado y Cálido", lo transformó en lo que es. La autora del original es Pilar Urbano, periodista española. Se los dejo aquí a continuación:

Al día, con lo puesto,
con el zurrón escueto
de quienes van de paso.

Con el escaso lastre
de los que están
a punto de batir
las alas y volar.

De paso o de vuelo;
transeúnte, caminante,
viajero...VIATOR

martes, 4 de abril de 2006

Status viatoris. (Una serie). I


Hace ya bastante tiempo que conocí una frase de Chesterton:
The Iliad is only great because all life is a battle, the Odyssey because all life is a journey, the Book of Job because all life is a riddle.
La conocí en la "Revista Ens" y alguna vez intenté traducirla como: “Si la Ilíada es grandiosa es porque toda vida es una batalla, la Odisea porque toda vida es un viaje, y el Libro de Job porque toda vida es un desafío”.[*]

Es la segunda sentencia la que nos convoca para esta serie. Toda vida es un viaje. Es la idea que, en cierta forma, inspirará a las entradas.

Tiempo después tuve la suerte de recibir una advertencia. Filósofo alemán, Josef Pieper, escribió un famoso libro llamado “Las virtudes fundamentales”. Y dijo en un capítulo llamado “Acerca del concepto de status viatoris”:
Cuando se habla del hombre como «peregrino en la tierra», del «peregrinaje» de la vida terrena, una especie de unción melodramática suele desvirtuar no sólo la seriedad y virilidad de esta expresión, sino también su fuerza como imperativo. Esas palabras no son ya el claro espejo de la realidad que deben en primer término reflejar. Su sentido originario queda encubierto por diversas resonancias de carácter estético e irresponsable; casi le oculta un velo de alusiones secundarias perturbadoras, cuyo falso sentimentalismo priva al hombre de hoy, y ante todo a la joven generación y quizá precisamente a los mejores de ella, del placer de encontrarse con la realidad última a que se alude en aquellas palabras.
Sin embargo, dicha expresión pertenece a los fundamentos de la humana existencia cristiana, pues el concepto de status viatoris es uno de los conceptos fundamentales de toda teoría cristiana de la vida.
Más adelante les contaré de qué se trata todo ese asunto.
Para cerrar, y si esto se tratará de viajes, qué mejor que ofrecérselo a Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14, 6).
[*] Había escrito "misterio" en vez de "desafío". Pero confío en la sugerencia de "anónimo". Riddle en MSWord: puzzle, conundrum, question, mystery, enigma, brainteaser, challenge. Riddle en Collins Pocket: acertijo; enigma, misterio, criba.

lunes, 3 de abril de 2006

¿La caridad fomenta la violación de la ley?

Baste para este análisis el primer párrafo de la noticia, que se llama "Obispos de México y Estados Unidos proponen desobediencia civil ante la «Ley Sensebrenner»":

MÉXICO, miércoles, 29 marzo 2006 (ZENIT.org-El Observador).- La Iglesia católica de México ha cerrado filas con la Iglesia católica de los Estados Unidos y ha calificado de contraria a los derechos humanos la llamada «Ley Sensebrenner» que intentaba criminalizar la presencia de los indocumentados en Estados Unidos, y dar pena de hasta cinco años de prisión a las organizaciones o personas que asistieran, caritativamente, a los trabajadores ilegales, la mayoría de ellos hispanos y de origen mexicano.

El objetivo es reflexionar sobre algunas cosas y no hablar específicamente de este tema.
Supongo que la conocida argumentación a favor de esa ley sería que con la caridad se “fomenta” la inmigración ilegal. Pero con esa misma argumentación se debería anular toda la obra caritativa de la Iglesia (y de otras organizaciones no gubernamentales), empezando, por ejemplo, por los comedores parroquiales, porque fomentarían la vagancia de la gente.

Mi madre trabajó en un comedor parroquial. No todo es tan lindo. Hay gente que va y reclama su comida, hay gente que no dice gracias y más aún, se queja de algunas comidas recibidas. La primera reacción del voluntario es indignación. Hasta que se da cuenta que el asistido es una persona que está muy deteriorada. Que de ningún modo le puede exigir, como a una persona medianamente “normal” (es decir, querida desde chico, crecida en una familia sana, etc.), que trabaje para ganarse su pan. Asistirlo no es darle el pescado en vez de la caña, como decimos a veces (y a veces se aplica muy bien). Porque, en este caso, si le diéramos la caña no sabría como utilizarla. Esa persona no es apta para valerse por si misma y tener una alta responsabilidad. En definitiva, no es fomento de la vagancia lo que se hace, sino amor a quien poco puede hacer.

El conmoverse ante el que sufre y ayudarlo es más importante que la justicia. Y no es contrario a la justicia. Si a una persona muy deteriorada no le puedo decir: “vaya a trabajar si quiere comer”, es probable que en el caso de la inmigración ilegal haya también algo anterior al cumplimiento de la ley, algo anterior al posible “fomento a la inmigración ilegal” que se haría al atender a los inmigrantes.

Atención. El trabajo caritativo con el inmigrante debe también apuntar a la justicia. A la legalización, o al regreso al lugar de origen, al fomento del buen comportamiento, lo que corresponda (está claro que reflexiono sin conocer la problemática de la inmigración ilegal). Si no hay un trabajo que apunte a la “justicia”, se estaría ante el encubrimiento de alguien que esta fuera de la ley. Porque una ley de inmigración legal es algo en principio justo y necesario para la convivencia de las personas.

Digamos algo más (o lo mismo). El estado debe hacer cumplir la ley. Más aún, le hace el bien a la persona si la obliga cumplir una ley justa. Pero el estado no puede dar amor y ese es el lugar para la acción personal.

Benedicto hace, en Deus caritas est, punto 26 y siguientes, una detallada explicación y refutación de la teoría que dice: “las obras caritativas no deberían existir ya que lo eximen al estado de su responsabilidad de dar justicia”. Termina así:
La afirmación según la cual las estructuras justas harían superfluas las obras de caridad, esconde una concepción materialista del hombre: el prejuicio de que el hombre vive « sólo de pan » (Mt 4, 4; cf. Dt 8, 3), una concepción que humilla al hombre e ignora precisamente lo que es más específicamente humano.
Podríamos inspirarnos en esas palabras, quizás, y aplicarlas aquí también, aunque la situación sea aparentemente inversa (la caridad, como dijimos al principio, no estaría eximiendo al estado sino yendo en contra de él). Digamos entonces que el amor, que se manifiesta en una preocupación por el hombre más allá de su condición de inmigrante ilegal o lo que sea, es lo más importante. No se puede suprimir este aspecto en nombre de la justicia. No se debe atacar a la justicia, como ya dijimos, pero tampoco hacerla una virtud superior al amor.

domingo, 2 de abril de 2006

Primero filosofar

Quizás porque se me solía aconsejar que haga más y piense menos; quizás cubriendo un defecto de ser poco “hacedor” (si es que pudiera haber un defecto así, una obligación moral de hacer a la cual estoy faltando; hay cosas que debo hacer y no hago, pero no es sobre esas sobre las que se me reclama); quizás por todo eso pero además con razón, me gusta reivindicar el “primero filosofar y luego vivir” (inversa del conocido dicho). Es la historia de aquél “Primer apólogo chino”.

Y hoy de Chesterton, con una frase: “Dejemos que el hombre se ocupe de su filosofía, y su civilización se ocupará de sí misma”.

Magnífico remate del artículo “La voluntad humana y la declinación del imperio”, en el libro de artículos traducidos del “The Illustrated London News”. Partiendo de una serie de sucesos trágicos continuados y comentando explicaciones que se buscaron a los mismos, habla de la importancia de la moralidad o la virtud de hacer bien el propio trabajo (que es parte de una serie de trabajos asociados que realizan otros miembros de la sociedad). Luego explica que si bien el trabajo manual ya no se hace y se reemplazó por otro mental, siempre es el hombre el que trabaja, y de ahí la importancia de atender a la “filosofía”:
(...) deberíamos preocuparnos mucho y estar constantemente alerta para ver que en medio de toda la maquinaria el alma del hombre no se vaya a dormir. Si el alma del hombre se duerme, no solamente esto será malo para el alma del hombre, sino que será también malo para la maquinaria. Una máquina rápida operada por hombres lentos será una máquina lenta. Una máquina eficiente operada por hombre ineficientes será una máquina ineficiente. Una máquina exacta operada por hombres inexactos será una máquina inexacta. Una máquina buena operada por hombres malos será una máquina mala. Pues no hay nada realmente separado del hombre o realmente independiente de él en todo el mundo humano. Todas las herramientas son, por así decir, extensiones de sus miembros. (...)

Las señales de madera de un ferrocarril son sólo los robustos brazos de un hombre dándole advertencias a sus hijos. Las lámparas de gas o electricidad son sólo los innumerables ojos de un hombre penetrando en todo lugar oscuro y en todo rincón del crimen. Su pulso apasionado está palpitando en el pulso de cada desapasionada máquina. Sus nervios están cosquilleando en los últimos delicados filamentos de hilos y alambres. Todas las fábricas del mundo trabajan solamente porque trabaja su cerebro. Todos los barcos y automóviles marchan rápidamente sólo porque la cosa más rápida de todas es el antiguo deseo del corazón.
(Sí, es un aspecto. No todo es “hacer las cosas bien” y así “todo irá bien”. Podemos ir más profundo, decir que siempre habrá cosas que salen mal y la solución es el amor, el reparar con amor el mal del mundo, el mal en las acciones de los hombres. Pero quedémonos en el punto: preocuparse por nuestra alma, por nuestros deseos del corazón; si ese trabajo de pensamiento -y mucho más que eso- se hace previamente, es más probable que las cosas luego salgan bien, que se obre bien, se logrará al menos no obrar en vano).

sábado, 1 de abril de 2006

Llegó abril; confesiones

Medallón y rastra, un chapiao de estrellas,
vestía la rosa del viejo jardín.
Violín y bombo, con flauta y guitarra,
los cielos me daban, las noches de abril.
*

Será por eso de que para el lunfardo un "abril" más es un "año" más. Será por eso que a modo de año nuevo (pero bien a tono cuaresmal) aprovecho que llega abril para hacer unas confesiones. Diré dos cosas que me hacen ser un mal bloguero:
1) A veces alguien me hace un comentario. Lo leo, me parece bueno, acertado, lo guardo muy interesado pero chau, no digo nada. No respondo. Mientras que si yo hago algun comentario en otro blog siempre me gusta si me responden, para qué negarlo.
2) Entusiasmado he dejado, a veces, en un comentario, simplemente un link a un post mío. Al instante me disgusto con lo que hice. No es de buen gusto. Es preferible, si voy a dejar el link, tomarme el trabajo de reescribir un poco mi idea y aportar algo ahí mismo. (Hace poco alguien notó lo malo de esta actitud).
* "Zamba de abril", de Chango Rodriguez y Carlota Villafañe.