lunes, 27 de septiembre de 2004

Educación Sexual (qué título original)


No me convencen, a veces, las organizaciones pro-algo (ya lo dijo alguno de Uds. también). Porque a veces no dan buenas razones. O sea, no toman la verdad del que piensa distinto ni tratan de dar argumentos contrarios de peso.
En una charla de café se puede decir, entre amigos: "y salió nuevamente el Obispo a enseñarles que somos varoncitos y mujercitas" (refiriéndose a temas de "derechos homosexuales", por ejemplo). Pero fuera del ámbito de las amistades, hay que dar buenas razones y también comprender la visión del otro (si queremos algo fructífero).
Tampoco me convencen esos que dicen: "no hay que legalizar el aborto porque en la Constitución se afirma el derecho a la vida". ¿Qué fundamente es ese de la Constitución? "Hay que reformar la Constitución", podría decir otro. Demos fundamentos de peso, fundamentos para respetar la vida en este caso (y quizás haya que hablar primero de la vida entonces).
¿Y en el ambiente público? ¿También hay que dar razones? A pesar de que hoy en día se hace todo por voluntad de la mayoría, sin ver si la mayoría es fiel a la verdad, sin considerar la verdad de sus razones (quizás porque no se cree en la verdad), el ideal del católico creo que es dar razones.
Hechas estas salvedades, haré un link a un artículo referente a la discutida cuestión de actualidad de la Educación Sexual obligatoria.
Pero antes, otros comentarios.
¿Cómo puede obligar un programa de una supuesta materia: "educación sexual", a no imprimir el tono que cada colegio quiera?
Si el programa de matemática o castellano no se respeta, ¿quién le va a obligar a Marcos Romero (una vez tuvimos con él clases de educación sexual en el colegio) a decirnos que las relaciones sexuales para el católico son algo que va junto con el matrimonio?
Por eso no veo cuál sería el problema de la educación sexual en el colegio, si hay libertad para enseñar cuestiones espirituales o morales, por ejemplo.
Pero atención: no es lo mismo que el programa "no se respete" que el hecho de que el programa "no lo diga"; sin duda hay un componente moral de respeto al programa, y una verdad pública que es el programa.
Y otra vuelta más: también está eso de las leyes (en este caso un programa de una asignatura) que no obligan moralmente si van en contra de las verdades de la fe. Bueno... tampoco es cuestión de dejar que hagan cualquier programa para después no cumplirlo y transformarnos en mártires. Tenemos una responsabilidad de luchar por la verdad interviniendo en la definición de las leyes civiles.
Quizás, como dice el artículo, el riesgo también es que se enseñen cosas científicas que no están comprobadas, o que de hecho haya una coerción a no enseñar cosas de la propia creencia religiosa (que no son sólo ideas en el aire sino que tienen un fundamento perfectamente racional también).
Ahora sí, el artículo, que me parece no pecar con los defectos que podría tener una organización pro-algo. Hay aparentemente riesgos que ellos supieron ver. Pero no se ilusionen, porque no se detiene en todas las cuestiones que yo mencioné.
Clic. (Atención que es largueli).

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