martes, 14 de diciembre de 2004

Mito

¡Oh, lector paciente, interesado en saber lo que un mito es o puede ser! Os sugiero este pasaje, escaneado del libro de Juan Pablo II llamado "Varón y Mujer, Teología del Cuerpo", que dice, en forma de nota al pie:
Si en el lenguaje del racionalismo del siglo XIX, el término «mito» indicaba lo que no se contenía en la realidad, el producto de la imaginación (Wundt), o lo que es irracional (Lévy-Bruhl); el siglo XX ha modificado la concepción del mito.
L. Walk ve en el mito la filosofía natural, primitiva y arreligiosa; R. Otto lo considera instrumento de conocimiento religioso; para C.G. Jung, en cambio, el mito es manifestación de los arquetipos y la expresión del «inconsciente colectivo», símbolo de los procesos interiores.
M. Eliade descubre en el mito la estructura de la realidad que es inaccesible a la investigación racional y empírica; efectivamente, el mito transforma el suceso en categoría y hace capaz de percibir la realidad trascendente; no es sólo símbolo de los procesos interiores (como afirma Jung), sino un acto autónomo y creativo del espíritu humano mediante el cual se actúa la revelación (cfr Traite d'histoire des religions [París 1949], p. 363; Images et symboles [París 1952], pp. 199-235).
Según P. Tillich, el mito es un símbolo constituido por los elementos de la realidad para presentar lo absoluto y la trascendencia del ser a los que tiende el acto religioso.
H. Schlier subraya que el mito no conoce los hechos históricos y no tiene necesidad de ellos, en cuanto describe lo que es destino cósmico del hombre, que es siempre igual.
Finalmente, el mito tiende a conocer lo que es incognoscible.
Según P. Ricoeur, «el mito es una explicación del mundo, de la historia, y del destino; expresa, en términos de mundo, ver de otro modo o de un segundo modo, la comprensión que el hombre capta de él mismo en referencia al fundamento y al límite de su existencia. [...] Expresa en un lenguaje objetivo el sentido que el hombre capta de su dependencia a la vista de aquello que se refiere al límite y al origen del mundo». (P. ricoeur, Le. conflit des interprétations [Paris, Seuil, 1969], p. 383).
«El mito adámico es por excelencia el mito antropológico; Adán quiere decir Hombre; pero todo mito del 'hombre primordial' no es mito adámico, que es el único propiamente antropológico; en él se designan tres rasgos:
— el mito etiológico refiere el origen del mal a un antepasado de la humanidad actual cuya condición es homogénea a la nuestra [...];
— el mito etiológico es la tentativa más extrema para desdoblar el origen del mal y del bien. La intención de este mito es la de dar consistencia a un origen radical del mal distinto del origen más originario del ser-bueno de las cosas [...]. Esta distinción de lo radical y de lo originario es esencial al carácter antropológico del mito adámico; es aquel que hace del hombre un comienzo del mal en el seno de una creación que tiene ya su comienzo absoluto en el acto creador de Dios;
— el mito adámico subordina a la figura central del hombre primordial otras figuras que tienden a descentrar el relato, sin suprimir por tanto la primacía de la figura adámica. [...].
El mito, llamando Adán al hombre, explicita la universalidad concreta del mal humano; el espíritu de penitencia cobra en el mito adámico el símbolo de esta universalidad. Encontramos así (...) la función universal del mito. Pero al mismo tiempo nos encontramos las otras dos funciones, igualmente suscitadas por la experiencia penitencial (...). El mito proto-histórico sirve así no solamente para generalizar la experiencia de Israel a la humanidad de todo tiempo y de todos los lugares, sino para entender allí la gran tensión de la condenación y de la misericordia que los profetas habían enseñado a discernir en el propio destino de Israel.
En fin, la última función del mito, motivada en la fe de Israel es que el mito prepara la especulación explorando el punto de ruptura de lo Mitológico y lo histórico». (P. ricoeur, Finitude et culpabilité II, en Symbolique du mal [Paris 1960, Aubier], pp. 218-227).

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