viernes, 4 de febrero de 2005

Autora conmovida se excede

Lo doloroso del final de muchas personas hace que mucha otra gente sienta compasión por ellas. Y me parece muy bien. Claro que hay que tener un poco de cuidado con lo que se llega a decir.

Seguí leyendo la revista de La Nación del domingo pasado y ahí un artículo de la escritora y licenciada en historia Lucía Gálvez acerca de la historia de Camila O´Gorman y Ladislao Gutiérrez. No conozco mucho de historia y con su relato conocí lo que creo que sería un resumen de la historia. Tan trágico final es para conmoverse, sin duda. Conmoverse de alguna manera.

Hay tanto dicho de este fragmento de historia que no tendría sentido que yo diga algo. Pero yo no hablaré de la historia, sino de esta señora que hizo el artículo. A mi criterio la autora, terriblemente conmovida, se excedió en sus palabras. Fragmentos...

"...él la tranquilizó convenciéndola de que aquello no era un crimen. Reconocía haberse equivocado al seguir la carrera sacerdotal, pero consideraba que, por las circunstancias, sus votos eran nulos"


"El había cometido un error, pero ante todo era un hombre creado a imagen y semejanza de Dios, con inteligencia y libertad para arrepentirse de su decisión equivocada y empezar una nueva vida junto al ser querido que Dios había puesto en su camino. Todo desaparecía ante la imperiosa necesidad de vivir juntos. Dejarlo todo para tenerlo todo. Nada podía existir superior a esto"



Da escalofrío ver como la autora usa las palabras más santas para defender a los protagonistas, que en paz descansen y de los cuales poco puedo decir.

¡Cuando pienso lo que A., la prima de mi Papá, tuvo que sufrir para poder obtener la nulidad matrimonial! Es una historia tan trágica como la de estos muhachos (aunque sin muertes). El le dijo en la noche de bodas no quererla y no consumaron matrimonio. Esto y otras circunstancias llevaron a los consejos de la Iglesia de que se separen y que nunca más se vean, y luego el largo trámite de la nulidad. Después de tiempo ella pudo conocer a otro hombre, que sí la amaba, e incluso para no generar escándalo se casó por Iglesia cuasi en secreto (ya que en ese tiempo no se podía divorciar de otro hombre en la ley civil y la Iglesia no quería "provocar").

Ella no era "un cura que dejaba los hábitos", pero se había casado (otro gran sacramento), era una esposa (aunque en realidad no). Y ella hizo todo para corregir el error por los caminos de la Iglesia. No hizo "justicia por su cuenta". No salió a defender sus razones (¡y qué razones!) por caminos propios. ¿Eso no vale? ¿Conoce la autora mencionada lo valioso de esa actitud? ¿No podemos sospechar que el camino de los personajes Camila y Ladislao es más cuestión de pasiones exacerbadas que no se pudieron manejar siendo fieles a la Iglesia que de amor bien llevado?

El tema es muy complejo y dije que no iba a hablar del caso histórico, así que antes de que algún conocedor me reprenda, voy dejando que este post se acabe...

Pero ¡cómo quiere que me calle!, si encima la autora dice por ahí irónicamente:

"¿Adónde se iba a llegar si hasta las simples mujeres se creían con derecho a entenderse directamente con Dios? Todo eso olía a luteranismo y libre interpretación de la Verdad. Era muy peligroso"

¡A mi me huele a otra cosa!
Oquei, oquei, me callo...

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