viernes, 11 de marzo de 2005

Pensando andaba


Por acá aquellos a los que "estas cuestiones" no les interesan. No las necesitan para vivir. "¿De qué sirven?"
No sirven para este mundo, quizás... Quizás sirvan para el otro. Pero ese otro mundo es otra de las cosas que tampoco les interesan. A mí sí. Además, "estas cuestiones" sí me sirven para este mundo.
Vos jugás con dineros, carreras laborales, poder, progresos materiales. Yo no estoy libre de esas tentaciones. Sin embargo juego con ideas y pensamientos, alejado de tu mundo "real". Cada uno juega como sabe jugar y con lo que le gusta. Al fin de cuentas, todos esos juguetes materiales pasarán. ¿Mis ideas también? Quizás también. Pero hoy son ejercicio. Ejercicio de amor, ejercicio para la virtud (mientras no olvide las obras...). Y eso es más que juego. Es el entrenamiento. ¿O pensás que para jugar el partido decisivo puedo "rascarme" toda la temporada? O visto de otra manera... si se me turban los sentidos con los juegos de aquí abajo, ¿cómo podré ver la Verdad allá arriba?
Por acá otros que andan como animalitos. Hacen ciertas cosas como quien toma un vaso de agua. Su "naturalidad" para vivir muchas cosas puede en cierta forma ser advertencia para nuestras verdaderas "represiones" o miedos. Pero uno, con pretensiones de no ser de este mundo, conoce otra cosa mejor. Y debe pensar si realmente la conoce. Si realmente todo lo del Padre es nuestro o cuando vemos a alguien que se da "la gran vida lejos de la casa" no sentimos "envidia". Es natural a veces que nos pesen nuestros deberes. Somos débiles. Pero si siempre es así, algo anda mal.
Algunos pasarán toda la vida de esa manera. Vivirán toda la vida "salvajemente"; no les preocupa el final. Cuando llegue, llegará. ¿Cuán culpables son? Eso es un tema profundo. Ellos y Dios sabrán. Son almas muy sencillas, ya dije, como animalitos casi. Yo sería culpable si soy así como ellos (¡y cuántas veces lo soy!). Yo soy culpable cuando soy así. Pero ellos... no sé. Hay que ir más profundo para saberlo. Yo sería culpable si vivo como ellos porque a mí un bicho ya me picó (¡qué gran picadura de amor!). Algo me han dado a mí que no puedo vivir así de tranquilo como ellos y tengo que andar todo el día pensando. Los que no comprenden podrán decir que es una enfermedad. Sea lo que sea, soy feliz si respondo a ello. Si no respondo a ello no soy feliz, y por lo tanto soy culpable, ¿no?
Dije: "¿Cuán culpables son?" "Ellos y Dios sabrán". Eso no nos quita nuestra misión de llevar la buena noticia. La misión de proponerles nuestro mundo. No impide que la Iglesia diga lo mal que está el pecado, y eso no es juzgar a ningún pecador. Y es amarlo mucho más que lo que lo hacen ciertas autoridades. Porque ninguna persona, por primitiva que sea, es un animal; aunque así dé la impresión con las "políticas de salud" que se implementan.
Vamos cerrando. Algo me han dado a mí que no puedo vivir así de "ocupado" como aquellos primeros o así de "tranquilo" como esos segundos y tengo que andar todo el día pensando. Ojo, no todo en la vida es pensar. La fe y el amor son mucho más grandes que un pensamiento. Pero quien tiene fe y amor no puede dejar de pensar en ciertas cosas. Cada uno a su manera.
Y hay que actuar también. Creo que un pensamiento transformado en una mejora en la relación con otro o transformado en una mejor respuesta a una exigencia del mundo, es también una obra. Y un pensamiento transmitido también, como en este escrito.

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