(De la entrada anterior se me ocurrieron tres “desprendimientos”. Este será el primero y veremos si los otros se concretan).
Será por cansancio, será por dolor, o por falta de dolor, será por miedo a las respuestas; el hombre a veces deja de preguntarse esas preguntas que dijimos que la ciencia moderna no sabe responder. A veces el hombre no quiere saber porqué. O dice que no quiere. Porque las preguntas, en realidad, según dicen, no se van. En algún lado quedan. Siempre vuelven.
Me llamó la atención, y creo que podría ilustrar esto, sin ser la analogía perfecta, un texto de una página de aire libre, llamada “Ríos y senderos” (que encontré por casualidad*).
Será por cansancio, será por dolor, o por falta de dolor, será por miedo a las respuestas; el hombre a veces deja de preguntarse esas preguntas que dijimos que la ciencia moderna no sabe responder. A veces el hombre no quiere saber porqué. O dice que no quiere. Porque las preguntas, en realidad, según dicen, no se van. En algún lado quedan. Siempre vuelven.
Me llamó la atención, y creo que podría ilustrar esto, sin ser la analogía perfecta, un texto de una página de aire libre, llamada “Ríos y senderos” (que encontré por casualidad*).
¿Qué nos obliga a pescar? ¿A pararnos bajo la lluvia por horas lanzando hacia un objetivo invisible? Podrían fácilmente discutir que no importa qué cosa nos obliga a pescar. Y yo estoy de acuerdo. Aquellos que pescan realmente no pueden hacer nada al respecto. Pero sigo curioso. ¿Por qué nos sentimos en la necesidad de estar en el agua jugando este ridículo juego contra la naturaleza?
Eso sería todo. Si no fuera porque me atrapó la lectura, muy sencilla. Y encontré, entre cuestiones de pesca, cosas como esta:
Etapa 4 - ¿Cuál es el lugar más exótico y hermoso para pescar? (...). Existen miles de oportunidades allá afuera. Exóticas locaciones como Rusia, Chile, o el Amazonas, especies poco comunes como el tucunaré o un tiburón, y aguas de diferentes tipos (...). Nuevamente, mientras todas estas nuevas experiencias de pesca son maravillosas, si ya no disfrutas pescar en un arroyo en tu propio patio, podrías haber perdido lo que te inspiró a pescar en un principio.Y atenti al cierre, en que se menciona al autor del artículo y viene al punto:
Etapa 5 - ¿El misterio del agua? Como muchas otras cosas en la vida muchas veces nos damos cuenta a medida que nos ponemos más viejos y más sabios… más viejos por lo menos, que nuestra visión cuando éramos niños estaba más cercana a la verdad. Los niños no necesitan lugares exóticos o peces grandes para entretenerse. Ellos ven misterios y cosas interesantes en todos lados. Ojalá, en algún momento de nuestra vida como adultos, terminemos viendo el mundo nuevamente con los ojos de un niño. Fue el misterio del mundo de los peces que me llevó a la fascinación con el agua y de pescar. Ese misterio está presente tanto en el Pacífico Sur cuando estoy pescando Permit, como en la laguna cercana pescando carpas. Y creo que ese sentimiento de misterio que me continúa llevando de vuelta al agua, feliz de estar con el agua hasta la cintura en el agua fría con waders que se pasan y lluvia que corre por nuestro cuello, sólo pensando de qué se trata todo esto y lo especial que es.
(...) Cuando esta todo dicho y hecho, hay muchas razones para pescar. Probablemente hay tantas razones para pescar como pescadores en el agua lanzando.
Rick Hafele es un excelente pescador con mosca, gran científico (PhD en Entomología) y un fantástico amigo.
* Lo más gracioso de todo es que esta página la encontré en un proceso que hoy se conoce con el nombre vulgar de “pura casualidad”. Fue cuando buscaba algo de “¿Por qué nos ponemos viejos?” para la entrada anterior.
MUY Bueno!!! jajaja
ResponderBorrarme causó mucha gracia la paradoja de la búsqueda y lo que encontraste.
Felicitaciones por el estilo!!!
Ah, me olvidaba: Feliz aniversario con tu señora, y que la pasen excelente!!