(No pudimos visitar a un amigo bloguero pero conocimos a otro. Y a parte de su familia. La pasamos muy bien. Y con él van seis blogueros que conocemos. Todos tan distintos y a la vez tan iguales por Quien nos une a todos en este mundo blog.
También conocimos un poco más a los padres de la esposa de mi hermano, que son de Santa Fe. Fue otro lindo encuentro.
Paseamos en familia y fue bueno). Me compré un cancionero de Eladia Blázquez (¡!) porque me gustó esta letra en la contratapa:
Yo quise ser un barrilete
buscando altura en mi ideal,
tratando de explicarme que la vida es algo más
que darlo todo por comida.
Y he sido igual que un barrilete,
al que un mal viento puso fin,
no sé si me falló la fe, la voluntad,
o acaso fue que me faltó piolín.
Me gusto por el llamado al ideal, por el desprecio (en el buen sentido; hoy hay que aclararlo) de los bienes materiales.
Trasladándonos un poco... ¿Cuántas veces decimos: “sí, hay que enseñar a rezar, pero primero hay que dar pan, nadie puede rezar con la panza vacía”?
Eso es verdad, sí. Pero también hay otra verdad. Y hasta que la vida no me baje de un hondazo, hasta no perder las esperanzas como a veces parece que lo hace Eladia en ese tango [*], diré (y si Dios quiere lo podré decir siempre) que hay algo más que la comida. (Esto no implica juicio de ningún tipo a quien no pueda cumplir con ese ideal; ¿podré yo?).
Eso es verdad, sí. Pero también hay otra verdad. Y hasta que la vida no me baje de un hondazo, hasta no perder las esperanzas como a veces parece que lo hace Eladia en ese tango [*], diré (y si Dios quiere lo podré decir siempre) que hay algo más que la comida. (Esto no implica juicio de ningún tipo a quien no pueda cumplir con ese ideal; ¿podré yo?).
Para eso usaré palabras del amigo de Hernán, el francés León Bloy. Palabras nada fáciles, tomadas del libro “Exégesis de lugares comunes” y en concreto, de la exégesis de la frase: “Hay que comer para vivir”.
He oído decir que en otros tiempos había un Alimento para los pobres y que los muertos de hambre tenían el recurso de comer a Dios para vivir eternamente. Uno se arrastraba, llorando lágrimas del Paraíso, de una capilla de confesor a una cripta de mártir y de un santuario milagroso a una basílica llena de gloria, por caminos colmados de peregrinos que mendigaban el Cuerpo del Salvador. Este alimento único les bastaba a algunos bienaventurados, cuya languidez tenía el poder de curar todas las languideces y, a veces, de resucitar a los muertos.[*] Sucede que la letra completa del tango “Sueño de barrilete” tiene sus bajonazos: “...el lirismo es un billete sin valor.”; “...hice versos olvidando que la vida es solo prosa dolorida...”. Solo entreveo esperanza en la pregunta final: “...cuando miro un barrilete me pregunto: ¿aquél purrete donde está?”.
Me hiciste recordar un poema de Pedro Casaldáliga:
ResponderBorrar"No basta con dar pan,
hay que dar hambre:
No basta con dar el Evangelio;
has de despertar, con tu vida,
la pasión por comerlo."
¡Muy bueno!
ResponderBorrarPasé a saludarte, Juan Ignacio.
ResponderBorrarEso por hoy.