Vamos a entrar al Pentágono por la “puerta” sudeste: estación La Paternal. Pueden llegar en tren o acercarse por la avenida Warnes o la calle Trelles. Nos juntamos ahí temprano. Traer miguitas de pan o un hilo de Ariadna. El programa será más o menos el siguiente.
Cruzando la vía para ingresar, nuestra primera misión será buscar las “numeraciones perdidas” de las calles Warnes, Donato Alvarez y Elcano. Estas calles perdieron sus prolongaciones en ese Triángulo de las Bermudas porteño que di en llamar “El Pentágono”.
Cruzando la vía para ingresar, nuestra primera misión será buscar las “numeraciones perdidas” de las calles Warnes, Donato Alvarez y Elcano. Estas calles perdieron sus prolongaciones en ese Triángulo de las Bermudas porteño que di en llamar “El Pentágono”.
Identificaremos dos o tres lugares característicos en cada una de esas calles y otras más. Utilizaremos referencias como el hogar de niñas Crescencia Boado de Garrigós o la iglesia de Santa Ines, virgen y mártir. Con esos y otros puntos localizados, será más fácil transitar por el laberinto.
Si hay tiempo, esa mañana nos dedicaremos a buscar a la señora Rosa, que dice haber sido novia del tanguero Osvaldo Fresedo. Buscaremos además al presunto dueño de una de las primeras pelotas que pateó Maradona. Según cuenta la leyenda, el futbolista se encontraba una vez en la sede del club Argentinos Juniors que linda con el Pentágono, y en un juego entre amigos dio tal patada que el balón cruzó la vía para estrellarse en el vidrio de una casa (no creemos que eso sea posible, sin embargo el hallazgo nos daría notoriedad).
Cuando completemos estas actividades, que tomarán toda la mañana, con o sin éxito nos juntaremos para ejercitar la mandíbula en alguna parrillita cercana, preferentemente de asador de medio barril.
A la tarde nos reuniremos en la plazoleta Julián Besteiro, junto a la “puerta” sudoeste, con un representante del Instituto Geográfico Militar y otro de una conocida marca de guías y planos urbanos, para estudiar y corregir los errores de cartografía que existen actualmente en las publicaciones comerciales. (Hay quien propuso hacer esta reunión en el vecino “hiperparque Warnes”, en terrenos del ex albergue homónimo, pero no veo conveniente andar saliendo y entrando “gratuitamente” del Pentágono).
A continuación, aquellos que lo prefieran, podrán improvisar un picadito o un cabeza en la plazoleta. En cambio, los más osados podrán incorporarse a las huestes que saldrán en tenebrosa expedición a las marmolerías contiguas al cementerio. Dicen que, con un poco de suerte, hay quien puede llegar a conocer, como en visión futura, cómo luce sobre piedra el epitafio que él haya elegido para su hora final (yo no he elegido, ni pensado aún en ninguno).
Una vez terminadas nuestras aventuras en este agujero negro citadino, volveremos a la puerta sudeste y “taza, taza, cada uno para su casa”.
Notas al pie: “El Pentágono” es una marca registrada de “Aquí estamos”. Pertenece al barrio porteño de La Paternal y sus lados lo forman, por exclusiva decisión mía, las vías del Urquiza junto a las avenidas Punta Arenas, Warnes, Garmendia y Del Campo.
Qué día toca el paseo?
ResponderBorrarApenas cuadre. Hace ya mucho tiempo que no voy por ahí... y cuando paso cerca, siempre algo urgente me lleva.
ResponderBorrarPero bien, ya somos dos inscriptos...
No sé si recomendarte:
ResponderBorrar- ¿Cuándo vas a escribir un libro, con letras sobre el papel?
ó
- Que guardes todas estas entradas para publicarlas alguna vez, y juntas formen ese libro.
¡Ah! Pero no sólo quiero leerlo... también sería lindo no haberse perdido el paseo.
Qué bueno sería tomarse un año entero para recorrer la Ciudad de Buenos Aires...
ResponderBorrarPasaron 16 años y todavía no cuadró...
ResponderBorrar:) ¡qué impaciente!
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