Noche fría. Plaza sin novios ni barras.
Camino solo por la calle. Escucho mis pasos y veo como duerme el barrio.
Esto es nuevo para mí (yo vivía en una ciudad que a la noche no descansa).
Son cinco cuadras. Y una vez cada tanto. Es una dosis chica, pero suficiente.
A mí me encantaban las cuadras entre mi departamento y el seminario en invierno durante la noche.
ResponderBorrarLas callecitas del conurbano bonaerense tiene ese no sé qué, ¿viste? (diría un tanguero del GBA).
ResponderBorrarApostolC, hasta que me casé viví en Ciudad de Buenos Aires, capital. Desde hace más de tres años vivo en un lugar del Conurbano Bonaerense (que junto con la ciudad forman el Gran Buenos Aires), como se le dice aquí a los alrededores de la gran ciudad y que presentan una continuidad urbana con la misma.
Ciertamente... yo antes me pensaba como un animal urbano, pero después de recientes viajes a la capital, me doy cuenta que sólo soy suburbano, o mejor, conurbano (de Buenos Aires).
ResponderBorrarLindo relato. ¿Se te cayó del Status Viatoris?
ResponderBorrarEste debió ser el XVII.
Quedó fuera. Tengo un poco detenida a la serie.
ResponderBorrarEstoy armando, en los huecos que tenga, una breve entrada sobre un viator especial. Cuando tenga una forma digna se transformará en la próxima entrada.
Quizás.