miércoles, 15 de noviembre de 2006

Bloguerías campestres

(...)
Al final está un ranchito
que han levantao estas manos.
Esa es su casa, paisano,
y ahí puede pegar el grito.

Mi casa es la suya; si aún no lo ha hecho, por favor siéntese.

Allí le voy a mostrar
mi mancarrón, mi dos perros,
unas espuelas de fierro
y un montón de cosas más.

Le cuento que ahorré unos pesos y compré más libros para la "biblioteca blog". Aunque apenas si los pueda leer ya a tantos (menos aún comentarlos), los tengo ahí, a mano. Sírvase tomar el que le guste.

Si es entendido, verá
ponchos de fina trama...

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