(...)
Al final está un ranchito
que han levantao estas manos.
Esa es su casa, paisano,
y ahí puede pegar el grito.
Mi casa es la suya; si aún no lo ha hecho, por favor siéntese.
Allí le voy a mostrar
mi mancarrón, mi dos perros,
unas espuelas de fierro
y un montón de cosas más.
Le cuento que ahorré unos pesos y compré más libros para la "biblioteca blog". Aunque apenas si los pueda leer ya a tantos (menos aún comentarlos), los tengo ahí, a mano. Sírvase tomar el que le guste.
Si es entendido, verá
ponchos de fina trama...
Muchas Gracias Juan.
ResponderBorrarEs todo un honor estar en sus filas.
¡Es gratis! (Ja, ja)
ResponderBorrar¡Gracias por comentar!