jueves, 30 de noviembre de 2006

Inquietudes

Las cosas del siglo (al decir de Santa Teresa) me pueden atrapar. Pero las que me pierden son las cuestiones eternas (al decir de Dostoievski). Si no me preocupo es porque con mi profesión, que es muy de este mundo, se hace el balance. Aunque, para qué negarlo, me gustaría darle más tiempo a los problemas eternos, esos misterios que sin desvelarse nos revelan tantas cosas...

3 comentarios:

  1. ¿Será cuestión, quizás, de que encontremos la eternidad irrumpiendo en medio del tiempo? ¡Abrazo!

    P.D.: Gracias por el halagüeño comment.

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  2. ..."Entonces ya sabes para qué nos hemos reunido. Somos dos candorosos jovenzuelos cuya única finalidad es resolver las cuestiones eternas. Actualmente, toda la juventud rusa se dedica a disertar sobre estos temas, mientras los viejos se limitan a tratar de cuestiones prácticas"...
    Justo lo contrario que pasa ahora, la juventud se dedica a cuestiones prácticas mientras que los viejos se dedican a las eternas. ¿Que quiere esto decir?, la Sociedad rusa de aquella época fué un desastre, y ¿la nuestra que hace lo contrario?... No lo sé. Quizá haya que buscar cuestiones prácticas y eternas al 50% junto con una buena dosis de buena voluntad.

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  3. La frase que destacas, don Rodriguez, es una que me ha quedado impresa en la memoria desde la primera vez que la leí. En la edición de "Los Hermanos Karamazov" que yo leí decía así:

    “Allá otros con sus preocupaciones; nosotros, los boquirrubios, hemos de ocuparnos de lo nuestro; nosotros ante todo hemos de resolver los problemas eternos, ésta es la preocupación nuestra. La joven Rusia, toda ella, sólo se ocupa ahora de los problemas eternos, no discute de otra cosa. Precisamente en la actualidad, cuando todos los viejos, de pronto, se han metido en la cabeza que han de estudiar cuestiones prácticas.”

    Y he puesto partes de la misma ya en dos entradas a lo largo de este blog.

    No sé cómo relacionar aquella Rusia con esta España o esta Argentina. Pero da que pensar, eso sí.

    Lo que creo, como idea general, es que siempre hay que estudiar las cuestiones eternas y las de este siglo sólo lo necesario. Pero esto se puede malinterpretar. Lo cierto es que hay vocaciones personales a más o menos de una o de otra cosa.

    Lo que hay que buscar primero, sea cómo sea, es el Reino de Dios. Lo demás será añadido.

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