Cuando uno entra en la iglesia, se sienta a la derecha o a la izquierda de la nave central. Así como existe esa diferencia, así como hay quienes se sientan de un lado o del otro, existen también entre los miembros de la Iglesia distintas formas de pensar (¡vaya novedades que se leen en este blog!).
Diferencias en todo aspecto, y referentes a muchas cuestiones, aunque siempre dentro de lo que la fe permite y la doctrina enseña (y una gama de diferencias no tan fácilmente reducibles a “derecha e izquierda”).
A un lado o al otro, aunque siempre dentro de la Iglesia. Y en el templo sucede también el milagro: los de un lado y los del otro se unen en una sola fila. Es el momento de la comunión.
Magnífica realidad de la Iglesia: todos distintos, todos unidos.
Comentario maligno..
ResponderBorrarPero no todos van a comulgar, algunos se quedan y se preguntan en silencio "¿Quien más no fue a comulgar? ¡Epa! somos más sin ir a comulgar en el lado derecho"
Fin comentario maligno
Otro comentario maligno podría ser: después de la comunión volvemos cada uno a su lado y a mirar de reojo al otro...
ResponderBorrarA mi me sirve el ejemplo para darme cuenta que diferencias de pensamiento siempre habrá...
A pesar de esas y otras cosas más, comunión...
ResponderBorrarYo no comulgo: estoy excomulgado.
ResponderBorrarPero voy a misa, y me da igual quien comulga y quien no.
Eso si: voy a misa siempre al mismo sitio, desde el mismo sitio: a la Catedral de santiago, y voy desde Roncesvalles.
Me da igual que comulguen, que entren, que oigan, que sepan.
Dios si existe sabrá lo que hace, no pienso examinarlo; no pienso juzgar a los hombres: no soy mejor que ellos.