miércoles, 9 de septiembre de 2009

Creación y evolución (segundas y más graves divagaciones)

Pero vayamos algo más adelante. Quizás ha llegado a hipotetizar alguien que la libertad y el pensamiento son deformaciones o fallas del instinto. Pero eso no conduce sino a un ser atrapado y sin salida, a un engaño de la naturaleza.
¡No puedo ser un engaño de la naturaleza que cree tan fervientemente que no lo es! No puedo ser un producto de la naturaleza que aspire a algo que es más que la naturaleza. ¿Cómo podría conocer algo superior, algo distinto, alguien que sólo fuera materia? ¿Cómo se volvió tan loca la materia de pretender eso? ¿Cómo puede ser tan inconformista con lo que es, y querer el consuelo de la felicidad, si su sentido es precisamente evolucionar para mejor? Si la evolución es para sobrevivir y una mejor adaptación a las condiciones del mundo, ¿cómo es que se arruinó este proceso y resulta que esta especie “tira para atrás”? Si es tan “negativa” (que quiere la felicidad que no tiene) no se adaptará y perecerá.
En definitiva: ¿Como podría haber una desviación al mal si no hubiera Dios? Si no hay Dios todo es cómo es, y no hay bien o mal. El deseo del bien, ¿por qué? Si todo es cómo es nadie podría sentir que está mal.
Si el hombre se siente mal por no ser feliz, eso no puede ser una deformación biológica. Las leyes biológicas no son buenas o malas. ¿Quién podría ir contra su misma ley y no desearla? ¿Quién que solo fuera materia o meramente biológico podría ir en contra de su ley y no desearla?
Quien tiene la libertad para hacerlo es precisamente porque tiene eso, libertad, esa característica distintiva que la materia, incluso seres con vida, no tienen.
Llego así a pensar (lo que por otro lado me han siempre enseñado y la buena teología explica) que la libertad es un atributo distintivo, y no puede ser una deformación del instinto, porque implica un cambio cualitativo.
Nota al pie: Han de encontrar en el texto anterior seguramente miles de impertinencias, palabras no exactas, etc. Me he tomado la libertad que me tomaba hace tiempo, la de dejar patente mi ignorancia al respecto de los temas de los que escribo.

6 comentarios:

  1. Hola, Juan Ignacio. Me hace gracia este post: siempre eres tan british, tan polite, que es curioso verte con tono polémico, y más aún en una materia tan metafísica.

    Me ha sorprendido mucho esta afirmación: “la libertad y el pensamiento son deformaciones o fallas del instinto”, según “alguien”. Jamás lo habría pensado: ¿es tuya la observación? Según eso, la mejor libertad sería la que menos se impusiera al instinto, la que más siguiera al instinto, y pienso en concreto en materia sexual. Se trataría de retornar a un punto en que, por la causa que sea, la inteligencia libre se separó de su naturaleza, del instinto: un salto que “tira para atrás”. ¿No está Nietzsche de telón de fondo? Tu reflexión no tiene nada de abstracto, sino que conecta con el comportamiento cotidiano de mucha gente, día a día.

    Vinculas, en tu denso post, este salto atrás con la felicidad del hombre, de la materia: ¿cómo es que la materia se equivocó y se complicó la vida, decidiendo ser libre? Esto está muy bien pensado: un perro o un gato estarán tristes porque no cubren sus instintos elementales, pero no por saber que van a morir o porque su vida no tenga sentido. ¿Cómo es que la materia cometió ese error?, te preguntas. Supongo que ese “alguien” materialista contestaría cerrando el círculo: la evolución habría sido al final a mejor (se supone que siempre lo es) si ese hombre libre vuelve a su instinto (a su instinto brutal: sexo, aborto, eutanasia del familiar que te molesta) y, al ser coherente con él, sabe que lo es, se enorgullece de serlo y llega, en fin, a un nivel superior al de la bestia que no se entera de nada.

    ...

    Se me ocurrió que la libertad y el pensamiento, esas benditas deformaciones, son las que permiten la caridad, y en particular la caridad heroica de algunos santos. ¿Es que algún animal da su vida por otro que no sean sus propias crías? Su saludable instinto vital le lleva a proteger su vida por encima de todo. Sólo un hombre libre, un hombre santo, puede superponerse a ese instinto tan fuerte y por un imperativo ético, por caridad, por inteligencia, dar la vida por el otro.

    ...

    (Siento lo del gol de Paraguay: la crisis de la selección nacional como síntoma de la crisis nacional)

    ResponderBorrar
  2. Fernando,

    Gracias por seguir estas peculiares entradas. A mí también me resultó raro volcar estos pensamientos.

    Un comentario. Sí, puede estar Nietzsche de telón de fondo en esa idea de la libertad como deformación del instinto. Pero no es la libertad la que va a favor del instinto. La libertad es precisamente la que permite ir en contra de un instinto meramente animal. Libertad no es “sexo libre” (mal llamado libre). El “sexo libre” (mal llamado libre) sería el instinto del animal. La libertad es la que permite el sexo no meramente instintivo, y verdaderamente libre.

    Me gusta mucho siempre recordar lo que decís vos. La libertad es la que permite la caridad y la santidad. Sobre todo recordárselo a quienes desprecian al hombre diciendo que los animales son incapaces del odio que a veces tiene el hombre. Lo cual es cierto. Pero los animales tampoco pueden amar como lo hace el hombre.

    (Por cierto, lamentablemente el fútbol es lo único que parece hacernos portar la bandera argentina con orgullo, así que quizás el hecho de que este orgullo se vea herido pueda servir para hacer flamear la bandera por otras razones.

    Ahora bien, que me preocupa, me preocupa. Creo que salvo en una oportunidad, siempre clasificamos para los mundiales desde 1930 hasta esta parte. Y ahora estamos para repechaje y aunque ganemos los dos partidos que faltan es muy probable que vayamos a repechaje. Una vez entramos con repechaje, creo que contra Australia. Pero la instancia es muy fea, es un partido eliminatorio, no por puntos).

    ResponderBorrar
  3. El tema da para muchísimo. Sólo dos cosas nada más para que no resulte demasiado largo.

    La primera: siempre me llamó la atención que uno de los obstáculos más fuertes que encontrara Darwin para su teoría (según él la idea le daba escalofríos) era la complejidad de los diversos órganos de la vista, los ojos (punto de apoyo por antonomasia de los creacionistas en aquellas disputas). Era como si el alma se filtrara por medio de sus "puertas" para poner la objeción espiritual en una disputa esencialmente material.

    La segunda: Aclaro (para el que lea mi blog esto no es necesario) que no considero que nada pueda existir sin Dios ni puede siquiera ser imaginado sin él. Ahora bien, si imagináramos un mundo sin Dios tal cual lo conocemos también existiría el bien y el mal, el bien como lo conforme a la naturaleza y el mal como lo contrario a ella. La idea de que el bien y el mal dependen de la voluntad divina (es decir, si Dios quisiera matar a un inocente no sería malo) es una típica derivación del nominalismo voluntarista. El pensamiento católico (que se encastra en la tradición de Sócrates, Platón, Aristóteles y puede verse en otros en los que podemos mencionar a Cicerón, a Confusio, etc.) ve el debate moral en el plano de una ley natural que se desprende de la misa esencia de las cosas (su naturaleza). La voluntad divina es legisladora al momento de crear, crea algo con sus reglas. Como si dijéramos que el inventor de un auto es su legislador, es en efecto, quien nos dirá qué se puede hacer o no con el auto pero no podrá cambiar las reglas (instrucciones de manejo) mientras que previamente no modifique el auto.

    Respetos.

    Natalio

    ResponderBorrar
  4. Ahora bien, si imagináramos un mundo sin Dios tal cual lo conocemos también existiría el bien y el mal, el bien como lo conforme a la naturaleza y el mal como lo contrario a ella.

    En este sentido quizás deba reformular mis palabras y decir que si no hay Dios, alguien que vaya en contra de la naturaleza es el que hace "mal".

    Pero, ¿cómo podría ir en contra de las leyes de la naturaleza quien fuera parte de ella y no tuviera libertad para violarlas?

    He ahí el mismo dilema y prueba de la libertad humana como algo "distinto", entiendo yo.

    ResponderBorrar
  5. Es que tu concepto de naturaleza como necesariedad es limitado a lo que los griegos llamaban "fisis" (de ahí que el estudio de esas cuestiones es la física) donde la naturaleza lleva un grado de necesariedad. La planta no puede rebelarse contra su naturaleza. De ahí que la física sea una ciencia exacta.

    Pero, justamente, los griegos no limitaron la naturaleza a la "fisis" (como parece hacer el mundo moderno al basar la moral en "lo que se siente" que, en definitiva, es "fisis" igual que en un animal) porque vieron que en el hombre su misma naturaleza incluye la libertad (no como algo ajeno sino propio de su naturaleza). Porque la naturaleza implica también el máximo desarrollo y perfección del sujeto que, en el caso, implica la libertad. La "naturaleza espiritual", la "naturaleza social", la "naturaleza política" y demás del hombre no son accesorios ajenos sino que responden a la misma esencia (naturaleza) humana.

    Comencé este tema con relación al mal en http://hombrecitogris.blogspot.com/2009/05/naturalmente-malo-o-bueno.html y pienso seguirlo, vienen bien las críticas y objeciones entonces.

    Respetos.

    Natalio

    ResponderBorrar
  6. Oh, bien, entiendo, esto es bien profundo.
    Yo sólo buscaba expresar con palabras (que resultaron algo imprecisas) la necesaria diferencia del hombre con respecto al animal, y que es la libertad una de esas características diferenciales.
    Y que no puede ser una evolución de algo animal, como comenta Fernando en la entrada que sigue.
    Desde ya agradecido por estas aclaraciones, Natalio.

    ResponderBorrar