domingo, 25 de abril de 2010
El avance del gigante (especie de fábula)
jueves, 15 de abril de 2010
Algunas verdades del burro
Pero esto no es lo único que me enteré de los burros. Por eso empecé a pensar en que ha sido muy desmerecido el pobre animal. Decía Papini en ocasión de la entrada de Jesús a Jerusalén en un asno salvaje:
Se ha dicho hasta nuestros días que Jesús quiso por cabalgadura un asno como señal de humildad y de mansedumbre, como si quisiera simbólicamente significar que iba hacia su pueblo como el Príncipe de la Paz. Pero se ha olvidado que los asnos en la juventud de los tiempos y de la fuerza no eran los tardos cargueros de nuestros días, huesos cansados en piel desgarrada, entorpecidos por tantos siglos de esclavitud y empleados solamente para llevar cestos y sacos por las piedras de las malas subidas. El asno antiguo era animal orgulloso y guerrero; hermoso y gallardo cuanto el caballo y digno de ser sacrificado a las divinidades. Homero, que de parangones entendía y no quiso deprimir a Ayax el forzudo, al orgullosísimo Ayax, cuando se le presentó la oportunidad de compararlo al burro (sic). En cambio, los Judíos se valen de los asnos no domados para otras comparaciones. “El hombre es falto de sentido y temerario de corazón -dice Sofar Naamatites a Job- que nace semejante al pollino de asno salvaje. Y Daniel cuenta que cuando Nabucodonosor, en expiación de sus tiranías “fue echado de entre los hombres, su corazón se hizo como el de las bestias y su morada fue con los asnos silvestres”.
viernes, 9 de abril de 2010
La resurrección de Jesucristo
Es común saber hoy de fieles, que se dicen cristianos, que sin embargo niegan el valor histórico del testimonio inspirado de la Sagrada Escritura e interpretan de modo puramente mítico, espiritual o moral, la resurrección de Cristo. El papa Pablo VI –quien vio en estas tendencias el renacer pluriforme de viejas expresiones de gnosticismo– proclamó la necesidad de contemplar este misterio colmados de admiración y estupor –como ante el de la Encarnación y concepción virginal– «dejándose introducir, con los apóstoles, en la fe en Cristo resucitado, en quien sólo puede darse la salvación».
(Más y muy bueno aquí).