El gigante viene clavando sus lanzas de hormigón en todo nuestro territorio. El gigante tiene fuerza. Y nadie lo detiene, porque todos creen que es bueno. Es la oportunidad accesible para muchos jóvenes, es el trabajo y el pan para tantas familias… Él y el progreso son uno, casi inseparables. Pero la verdad es que es malo. Las lanzas de hormigón del gigante tapan el cielo.
Nadie me entiende. Nadie piensa en esto. Sólo algunos locos podrían entenderme. Quizás algunos locos como los que defendieron el camino principal, hasta que el gigante lo cubrió de ese negro y apestoso asfalto sacado de las mismas entrañas de la tierra.
Estoy orgulloso de no haber entregado mis tierras a los enviados del gigante. No taparé el cielo a mis vecinos, ni a los pasantes. Llegará un día en que el sol sólo se podrá ver al mediodía. Ese día los chicos vendrán a mi vereda, donde podrán tenerlo a toda hora. Como era antes. Como lo pensó Alguien que yo sé.
Una de dos:
ResponderBorrar-te has hecho ecologista, lo que es algo muy bueno,
-la fábula tiene un sentido más profundo, más difícil, donde el gigante que lo estropea todo es el diablo (señor de nuestro tiempo, y de todos), los amigos del diablo, los hombres que se creen dioses y que destruyen todo hasta en el vientre de la madre, que ensucian la creación de Dios con su ambición y su odio y su locura, que trazan sus planes sobre los de Dios hasta que ya "el sol sólo se podrá ver al mediodía", como en el Apocalipsis.
Una de dos.
Gracias por las interpretaciones ya que me abren nuevos surcos de pensamiento.
ResponderBorrarTodo nace con la experiencia de mi lugar. Una localidad de sólo casas se está llenando de edificios y es un proceso incontenible.
Esa virtud del lugar de ser menos "urbanizado" parece ya no importarle a nadie (sin culpar a nadie, la necesidad y los recursos presionan).
Yo mismo podría haber vendido mi casa para que hagan un nuevo edificio. Yo sin embargo hice unas reformas en casa y por ahora no pienso venderla, por eso dije lo que dije.
Todo va en un tono algo exagerado o apocalíptico, pero la verdad es que me angustia el tema en cierta forma.
Hola, Juan Ignacio. Siempre tratas temas tan elevados que pensé que hablabas en metáfora.
ResponderBorrarTratas un tema que en España es muy triste por lo que aquí llamamos "especulación", la construcción masiva y rápida sin respetar nada. Montes, playas, partes antiguas de la ciudad, todo ha sido destruido para ganar un dinero rápido.
Siento mucho que a tu zona también le afecte, me alegro de que resistas. Lo malo será que al final puede quedar algo raro, como unas pocas casas bajitas entre torres altas, con los vecinos espiandoos en la piscina o en el jardín.
¡Cierto!
ResponderBorrarSi alguna vez hago pileta en el fondo deberé considerar el techo... o dedicarme al exhibicionismo.
La pena que tu casa quedará rodeada -como atrapada- por el gigante que te bloqueará... Y un día puede quedarse hasta oscura con las paredes altas de los demás.
ResponderBorrarY ahí se te desvalorizará del todo...
Con la interpretación de Fernando no es lo mismo. Pero en realidad ¿podrás contra el Gigante?
"Imposible poder" con el gigante, Josefina, avanza "a pasos agigantados".
ResponderBorrarLos grandes hombres de mundo podrían hacerlo, quizás. Los gobernantes, los directivos, los "dirigentes". Pero son precisamente los que muchas veces menos ven estas cosas. Por eso es tan importante la formación humana de los dirigentes.
Uy, que me voy por las ramas.
Mejor lo del techo, creo.
ResponderBorrarTodo es opinable.