Recientemente les traje algunas canciones de cuna. Ahora es tiempo de mencionar mi nuevo éxito acá en casa. Aquella canción irlandesa resultó no tener ni la décima parte del éxito que tiene esta, española. Señores, el nuevo babysitting hit es… el Romance del Conde Olinos.
J. cae planchada y hasta me la pide G., que quiere escucharla como una historia y se mantiene despierta hasta el final. La historia, por cierto, es de lo más triste. Pero en la versión que conocí tiene un final que no en todas. Un final feliz. Pero feliz en otra vida.
Este tipo de finales nunca me gustó, por fantasiosos. Se parece a esos, propios de leyendas, en que los personajes mueren pero se hacen árbol, o se transforman en animal. Pero, ¿no creemos nosotros que el verdadero “final feliz” estará en otra vida? Desde que me di cuenta de eso, ya no me disgustan tanto estos finales.
Y que esta canción pueda ser de cuna no lo digo yo. Ya lo dice Judith Akoschky al incluirla en un disco completo de canciones del rubro, el “Ruidos y Ruiditos, vol. 4”, subtitulado “Cantos de cuna y Romances”. Esa versión es la que a continuación podrán apreciar.
Romance del Conde Olinos
(Romance clásico español)
Madrugaba el Conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar,
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;
-Bebe mi caballo, bebe,
Dios te me libre del mal;
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.
De las torres del palacio
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar.
-No es la sirenita, madre,
que esa tiene otro cantar,
es la voz del conde Olinos,
que por mis amores va.
-Si es la voz del conde Olinos
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre real.
-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
a mi la muerte me da!
La infantina con gran pena
no cesaba de llorar.
Él murió a la media noche,
ella, a los gallos cantar.
Ella se volvió paloma,
él un fuerte gavilán;
y allí están sus nidos
a las orillas del mar.
¡Qué cosa, como nos gustaban a nosotros también de chicos esos dramáticos romances!... ¿Por qué será? Entendíamos regio el texto pero le dábamos otro sentimiento... no sé.
ResponderBorrarEl conde Olinos, los tres alpinos que venían de la guerra... Y tantas canciones y cuentos de niños que eran tan tristes...
que precioso canto el otro dia escuche algunos amigos san juaninos cantarlo es preciosa y me emocione aunque no lo creas es maravilloso
ResponderBorrarsaludos
Estimado Juan Ignacio:
ResponderBorrarHace mucho no te visitaba por acá... Voy a ponerte como vínculo así te tengo más presente.
Otra coincidencia. Yo me enamoré de esta canción (sin las estrofas del final feliz) cantada por Pro Música de Rosario, y en mi adolescencia la cantaba en casa. Siempre me impresionó que a mis hermanos más chicos les encantaba y creo que es la única que alguna vez me pedían cuando agarraba a guitarra... ¿Qué será que tienen esos romances, no?
Por algo tienen ese éxito de siglos que se llama tradición.