Cuando, como hoy, la vemos en los altares, no
nos sorprende escuchar el mensaje del ángel: “Dios te ha favorecido” o “Haz
hallado gracia delante de Dios”.
Pero si pensamos en todo el sufrimiento que tuvo
a lo largo de su vida, por la vida de su hijo; si estuviéramos allí, por
ejemplo, al pie de la cruz, solo podríamos entender aquel mensaje del ángel al
modo en que hoy creemos en las bienaventuranzas.
Todo queda resumido en el terrorífico mensaje de Simeón, Juan Ignacio: una espada atravesará tu corazón. Eso quita todo el ázucar con el que solemos adornar estos acontecimientos en Adviento.
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