Se podría medir la experiencia de vida que uno tiene en función de la gente que conoce que opine radicalmente distinto sobre diversos temas, tanto mayores como menores, y cuanto más temas mejor.
En este último tiempo me asombro al conocer gente que opina muy distinto sobre cosas como la plata que gana Messi, el fernet, las instalaciones contra incendios, el Che Guevara o los viajes de vacaciones en auto con chicos.
Me haría una lista de temas de los que aún no conozco pensamientos muy opuestos. A medida que pueda completar esa lista diré: “conozco más a la gente”.
En este último tiempo me asombro al conocer gente que opina muy distinto sobre cosas como la plata que gana Messi, el fernet, las instalaciones contra incendios, el Che Guevara o los viajes de vacaciones en auto con chicos.
Me haría una lista de temas de los que aún no conozco pensamientos muy opuestos. A medida que pueda completar esa lista diré: “conozco más a la gente”.
Podria proponer un mecanismo para conocer más a la gente. Plantee en un post opiniones claras sobre algún tema y espere un rato... Podria ser divertido, especialmente si las opiniones que plantea no son propias (aunque hay que presentarlas como tal, si se nota que está jugando no hace el mismo efecto)
ResponderBorrarMe parece un indicador bien curioso y exacto, Juan Ignacio. Nunca me lo había planteado, pero es así: en la medida en que uno esté abierto a las tribus vecinas, sin encastillarse en la propia, se dará el índice que explicás.
ResponderBorrarSin embargo, en general en la vida se da que cada vez vas conociendo menos gente en profundidad, según te haces mayor. Cuando eres joven, cuando vas a una clase con gente de origen muy diverso, cuando vas a fiestas y bailes, cuando haces el servicio militar, tu vida entra en contacto con mucha gente y tienes el ánimo abierto a tratarles en profundidad. Ambas cosas se van perdiendo según uno delimita su tiempo y su vida (un trabajo, una familia, una comunidad de vecinos).
Y, al menos en mi caso, se va dando una cierta intolerancia al distinto: de joven me podía hacer gracia discutir con el ateo de izquierdas, ahora ya no. Quizá uno aspire a cierta comodidad, a hablar con gente parecida a uno, lo que empobrecería el índie que describe tu post. Pero esto ya es una particularidad mía.
(Por cierto: hubo gente en España que propuso detener a Messi por la americana que llevó al Balón de Oro. Envidiosos, sin duda).
Mejor aún. Plantee opiniones que parezcan claras pero que no lo sean y espere que le peguen de los dos lados....
ResponderBorrarFernando,
ResponderBorrarCreo no estar cayendo en eso, por suerte.
No sé si en capacidad de juntarme con gente, pero sí puedo al menos "leer" opiniones distintas y este último tiempo comprendí mucho más.
Creo que ayuda como una especie de sana "rebeldía" a lo que heredamos, a las ideas que nos enseñaron de las cosas, y un fuerte instinto por buscar la verdad de las cosas.
Saludos.
Buena idea, Anónimo. Me ha pasado, estimado, en este mismo blog.
JI, qué es lo que le ha pasado? Opinar y que se le vengan al humo, opinar y que le peguen desde dos lados contrarios o hacerlo jugando?
ResponderBorrarFernando, escribí varios párrafos contestandole pero mejor los vuelvo a escribir cuando esté más descansado. Pero resumiendo: lo que usted plantea es peligrosisimo. Llevandolo a sus consecuencias lógicas implica la abdicación de la propia inteligencia y personalidad (y si recuerda aquello de los talentos, verá lo grave que es la omisión) He visto enormidad de ejemplos de muy buena gente que por hacer lo que usted plantea termina en actos objetivamente malos (un ejemplo que seguro ha visto, "catolicos de derechas" votando a y hasta haciendo de propagandistas para un partido ultraabortista y anticatolico -el PP en España, los republicanos en EEUU-, "porque son de nuestra tribu, no como el Zapatero/Obama")
¿Qué pasa, ahora el perdido soy yo?
ResponderBorrarLo que dijo Anónimo es a cargo de él.
Lo mío es solo una experiencia de vida, no hice ninguna experiencia premeditada o falsa. Y lo que me pasó me pasó sin buscarlo.
Es increíble las cosas que se pueden entender cuando uno escribe algo.
Y las que no, porque yo todavía no entiendo del todo de qué estás hablando...
Agradezco que se tome tan en serio lo que escribo, pero no creo que valga la pena en este caso.