Cuando el francés André Frossard describe la aldea paterna en su libro “Dios existe, yo me lo encontré” (1970), dice:
Foussemagne, quatre cents habitants, les hallebardes noires d'une patrouille de sapins à l'horizon… / Foussemagne: cuatrocientos habitantes, las alabardas negras de una patrulla de abetos en el horizonte…
Y esto me hizo evocar un verso del poema “Le vieux pont” (El
viejo puente, ¿1910?), de un poeta quebequés llamado Louis-Joseph Doucet, que
ha musicalizado Mes Aïeux y que dice:
Le soleil déclinait, et l’horizon altier / El sol declinaba, y el horizonte altivoalignait les sapins comme une caravane. / alineaba los pinos como una caravana.
Muy similar. Los mismos árboles, el horizonte. Una patrulla con
alabardas o una caravana…
Yo yo tuve algo parecido en Villa Ventana. Al final de mi
calle se veía una loma y al arriba, al final, contra el horizonte, una hilera,
aunque de modestos eucaliptus (si la memoria no me falla; gracias G. por la
foto).
Algún misterio que despierta la contemplación tendrán los árboles
alineados en el horizonte…
Mejor las filas de abetos
ResponderBorraro de pinos
o de eucaliptus
que de cipreses.
¿?
ResponderBorrarQuise hacer una gracia, JI: en los pueblos de España, sobre todo de Castilla, el pueblo y el cementerio están unidos por un camino bordeado de cipreses.
ResponderBorrar¡Muy bueno!
ResponderBorrarMe encantó esta entrada, Juan Ignacio.
ResponderBorrarHace años que no entraba y decía "Aquí estamos".
Tengo pendiente con vos algún otro almuerzo aunque no sea en el bolichón de Blanco Encalada... y contarte mis nuevas aventuras porteñas, antes de que tal vez se maquillen un tanto para el blog.
C.
Dale, de alguna forma lo haremos. Yo ando por Munro ahora. Pero te aviso si ando con movilidad un mediodía o algo así.
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