miércoles, 26 de febrero de 2014

Incompleto

Traigo un temazo del uruguayo Fernando Cabrera. Si bien habla de un amor ausente, me gusta también recordar aquello que dijo Enrique García-Máiquez: que desde que él era casado, como eran con ella uno, en las fotos en que salía solo, salía incompleto. Con esa idea, estos versos de un amor ausente pueden ser en cambio los versos de un amor de toda la vida…

“Desconocí mi documento
Esa tarjeta de humo
Con solo uno de los dos”.

Puerta de los dos, Fernando Cabrera en vivo, Rosario, 2009

Si no gustan de la expresividad del autor (no debería concederles el atrevimiento), acá tienen otras dos versiones…

Puerta de los dos por Juan Quintero
Puerta de los dos por Pablo Dacal, Xoel Lopez y Franny Glass

viernes, 14 de febrero de 2014

Temps perdut en Veinte años



En el repertorio de Sílvia Pérez Cruz hay una canción en castellano que se llama “Veinte años” (hay por ahí un emotivo video con su padre). Las autoras son María Teresa Vera y Guillermina Aramburu; la canción es romántica, o de penas de amor, aunque no me dice mucho. Me hace acordar a viejas canciones melódicas de por acá. Pero resulta que Sílvia, si no entiendo mal, “li ha fet un arranjament” y la junta con “Temps perduts”, que es una habanera en catalán de Castor Pérez y Gloria Cruz (sus padres). Entonces, en el corazón de “Veinte años”, ella canta unos versos de esa habanera. Y esos versos sí me parecen mucho más originales. Quizás el cambio de idioma ayuda, alienta la curiosidad y entonces gana el gusto por lo distinto. Pero creo que la imagen de las manos y la inmensidad es hermosa.

Sovint somnio que tornes al meu costat
que m’agafes les mans i les omples d’immensitat.

(A menudo sueño que vuelves a mi lado
que me tomas las manos y las llenas de inmensidad).

lunes, 10 de febrero de 2014

Cinco semanas en globo


Antes de irme estaba probando Borges y estudiando una vieja guía Filcar de los años sesenta. Pero dejé todo y me fui. Y en una librería de usados de una ciudad costera no pude resistir comprar un 3x2 de archiclásicos. Fueron “Oliver Twist”, uno de Stevenson llamado “Cuentos de los mares del sur” y las “Cinco semanas en globo” de Jules Verne. Para guardar, me dije. Sin embargo, casi sin quererlo, como suceden muchas de las mejores cosas, empecé el “Cinco semanas…”. Y casi sin detenerme, lo terminé, ya en las sierras tandilenses.
 
Un señalador donde dibujo la explicación del sistema de navegación, para entenderlo, quedará como parte del libro. Y extrañé mucho disponer de un buen mapa de África (quiso la suerte que en una librería expongan uno enorme en vidriera y, pasando dos veces, hice una ayuda memoria importante).
 
Qué placer que Verne pueda haberse permitido hacer algo que ha de ser poco literario, como nombrar al hilo, con excusa de un brindis, a 128 exploradores de África reales. Y qué placer que pueda hacer algo también poco literario como describir los mecanismos físicoquímicos con los que el sr. Fergusson hacía viajar a su globo.
 
La historia es por lo demás muy sencilla, aunque va cargada de algunas “enseñanzas”, si así se pueden llamar, la mayoría razonablemente integradas a la obra como para no molestar otra vez al arte literario. Para querer a este libro se necesita solamente cierto grado de “nerdness” geográfica y no mucha del tipo científico.
 
Acompaña a este texto una foto de la edición conseguida y el pequeño señalador-apunte ya mencionado. Y quizás, solo quizás, deje en próximas entradas algunas citas curiosas.

sábado, 8 de febrero de 2014

Tandileras 2

Olor a eucaliptus
Desayunos
Cinco semanas en globo
Ganas de irse a vivir
Nuevo mate (la revancha)
Explorando con F. y un perro león
G. pura energía
J. crece
Entre los dos, tres manos
Imitando sonidos de aves
Pasear y pasear, descansar y descansar