jueves, 16 de octubre de 2014

Alter Mundi - XII. Canberra

 
El informe vino pronto. Las palabras eran pocas.
 
Estimado Señor,
¡Desde el aire se ve tan bien Canberra! Pero, ¡qué fría es cuando uno está allí! (Y no me refiero al clima). En esto es quizás donde se note que es una ciudad planificada. Magnífico trazado, pero le falta alma. ¿Culpa de su padre, masón? (Walter Burley Griffin, arquitecto norteamericano de Chicago). ¿O defecto de todas las ciudades planificadas (como si les faltara en su historia una batalla, una muralla, un fortín, una peste, un éxodo, una inmigración, gente que se haga desde abajo)? Sus calles y sus parques tan prolijos, sus autos tan nuevos, no me despiertan cariño. El problema, sin embargo, no es de todas las ciudades planificadas. ¿Alguien puede dudar que San Petersburgo tenga alma? O nuestra La Plata. Con el misterio de sus plazas y diagonales, y esa catedral record. En cambio Canberra, que como otras ciudades nació para ser la ciudad capital de un país (en este caso resolviendo la disputa entre Sidney y Melbourne), quedó en eso solo. Nada de fábricas u otro tipo de actividad. Allí solo vive y trabaja el gobierno australiano. Será por eso que le pusieron el nombre, que en el idioma aborigen Ngunawal significa “lugar de reunión”. En fin, la foto que le adjunto es del edificio más lindo, en mi opinión, y quizás el único que tiene personalidad. Es el Memorial de Guerra, con un estilo que lleva algo de bizantino. Una visita allí y el resto del tiempo lo pasaré al aire libre, junto a ese hermoso lago hecho con un dique sobre el curso del río Molonglo.
Saludo a Ud. atte.
Un corresponsal.

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