domingo, 21 de julio de 2024

"On Belloc"

Quedó Belloc solo, así que charlamos unos días sin interrupciones (él conmigo y yo conmigo mismo; lo único que podría ser o incluso haber sido, porque se trata de un libro y porque, aunque no lo fuera, yo no estaría a la altura de una charla con Belloc).

Cada vez que intento decir algo veo que Knox lo dijo mejor en la introducción que tiene el libro. Yo lo que puedo decir, ahora que Belloc se fue, es que es un tipo con el que me hubiera gustado viajar. Observa cosas como me gusta observar a mí (o será que a mí me hubiera gustado decir lo que él dice cuando las observa). Busca simbolismos y hasta “explicaciones” en el paisaje; explora sus sentimientos frente al mismo.

Él conoce muchos lugares y eso le permite hacer comparaciones. Yo puedo imaginarme de vuelta frente a lugares que conocí y sentirlos de vuelta mientras veo como Belloc siente los suyos. Leer a Belloc te da ganas de atesorar esos recuerdos de otra manera o simplemente volver a recordarlos.

Así entre todos me vinieron hace instantes a la mente unas sierras cordobesas, en un punto exacto de la ruta en que cada vez que paso se aparecen de golpe altas y majestuosas como si fueran mucho más altas de lo que son. Pero no sé historia, así que no puedo saber cómo podría haber eso influido en que esas tierras sean cordobesas o puntanas… Y si leí algo alguna vez, porque lo hice, no lo recuerdo.

Habría varios pasajes para citar acá pero haría muy larga la entrada. Uno de mis ensayos favoritos es “The mowing of a field”; les dejo el enlace.

La entrada igual va a ser larga, pero pueden llegar hasta acá. Lo que viene abajo son dos párrafos que pueden ser o bien un gusto para los que conocen a Belloc o bien un irresistible “gancho” para los que lo quieran conocer.
It is not easy for a modern generation to understand the background of Hilaire Belloc. Even in his own day, he was a bundle of contradictions. He was a great lover of England, yet wherever foreign politics were concerned, he at once became a Frenchman. He was a conscientious Liberal, yet wholly out of sympathy with that tradition of Puritanism which was the strength of the old Liberal party. He was a fervent Catholic, yet much of his admiration was reserved for the heroes of the French Revolution. He was an accepted figure in the fashionable world, yet he never ceased to ridicule its conventions”.
(Ronald Knox en “Belloc Essays”, editado por Anthony Foster, Methuen & Co. Ltd., 1955)
When I first met Belloc he remarked to the friend who introduced us that he was in low spirits. His low spirits were and are much more uproarious and enlivening than anybody else's high spirits. He talked into the night; and left behind in it a glowing track of good things. When I have said that I mean things that are good, and certainly not merely bons mots, I have said all that can be said in the most serious aspect about the man who has made the greatest fight for good things of all the men of my time”.
(G. K. Chesterton en “Hilaire Belloc, The man and his work”, de C. Creighton Mandell y Edward Shanks, Methuen & Co. Ltd., 1916)




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