Ervar marcha por la alfombra
blanca y fría que el invierno desplegó para su danza.
—Cómo ríe la esperanza,
cómo canta la existencia sus canciones
cuando entona su romanza
con su acento lleno de promesas de trabajo;
y la vida pasa entonces en un vuelo prodigioso,
como ave cuyas alas son dos alas de ilusiones;
y la vida entonces vuela
con el ritmo de un poema musicalmente armonioso
que un artífice cincela!—
blanca y fría que el invierno desplegó para su danza.
—Cómo ríe la esperanza,
cómo canta la existencia sus canciones
cuando entona su romanza
con su acento lleno de promesas de trabajo;
y la vida pasa entonces en un vuelo prodigioso,
como ave cuyas alas son dos alas de ilusiones;
y la vida entonces vuela
con el ritmo de un poema musicalmente armonioso
que un artífice cincela!—
Se abre el surco como un tajo
sobre el rostro de la pálida llanura,
que escarchada, se asemeja
a una página muy grande de poética blancura;
y parece que la reja
con sus surcos paralelos,
paralelamente iguales,
escribiera allí el poema de sus férvidos anhelos,
esculpiera allí un poema en estrofas inmortales.
.....................................................................................
Ervar canta:
"—Noble arado tú eres fuerte;
" sí, más fuerte que la espada fratricida;
" ésta mata, tú redimes;
" tus conquistas son más grandes, más sublimes;
" las cosechas de la espada son cosechas de la muerte,
" tus cosechas son las mieses opulentas de la Vida.
.....................................................................................
" Es el campo como un lago, cuyas ondas
" se durmieron con el sueño de la muerte,
" Y que esperan la audaz quilla
" que las surque y las despierte;
" Y tu pasas sobre el surco que recibe la semilla
" y la tierra se despierta de sus hondas
" somnolencias; su armonía se levanta
" y el poema de las blondas
" mieses canta."
sobre el rostro de la pálida llanura,
que escarchada, se asemeja
a una página muy grande de poética blancura;
y parece que la reja
con sus surcos paralelos,
paralelamente iguales,
escribiera allí el poema de sus férvidos anhelos,
esculpiera allí un poema en estrofas inmortales.
.....................................................................................
Ervar canta:
"—Noble arado tú eres fuerte;
" sí, más fuerte que la espada fratricida;
" ésta mata, tú redimes;
" tus conquistas son más grandes, más sublimes;
" las cosechas de la espada son cosechas de la muerte,
" tus cosechas son las mieses opulentas de la Vida.
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" Es el campo como un lago, cuyas ondas
" se durmieron con el sueño de la muerte,
" Y que esperan la audaz quilla
" que las surque y las despierte;
" Y tu pasas sobre el surco que recibe la semilla
" y la tierra se despierta de sus hondas
" somnolencias; su armonía se levanta
" y el poema de las blondas
" mieses canta."
Fragmento de El Arado, del Poema de las mieses, de Carlos Ortiz, escritor argentino.
(Tomado del volumen La poesía modernista, número 25 de la colección Capítulo, Biblioteca Argentina Fundamental, del Centro Editor de America Latina).
Juan Ignacio,
ResponderBorrarEl "Carlos Ortiz" por el que preguntas es un estudiante madrileño de 2º de Medicina, que no escribe poesía. Con tantos millones de personas en el mundo resulta normal que existan gran cantidad de tocayos.
Saludos desde Pamplona.
Hard.-
Y hablando de arados... he aquí una buenísima canción de Víctor Jara: "El arado"
ResponderBorrarAprieto firme mi mano,
y hundo el arado en la tierra.
Hace años que llevo en ella,
cómo no estar agotado.
Vuelan mariposas, cantan grillos
la piel se me pone negra,
y el sol brilla, brilla, brilla.
El sudor me hace surcos,
yo hago surcos a la tierra,
sin parar.
Afirmo bien la esperanza,
cuando pienso en la otra estrella.
Nunca es tarde me dice ella,
la paloma volará.
Vuelan mariposas, cantan grillos
la piel se me pone negra,
y el sol brilla, brilla, brilla.
El sudor me hace surcos,
yo hago surcos a la tierra,
sin parar.
Y en la tarde cuando vuelvo,
en el cielo apareciendo una estrella.
Nunca es tarde me dice ella,
la paloma volará, volará, volará.
Como yugo apretado,
tengo el puño esperanzado,
porque todo cambiará.