Salavina, ¡Ay! Salavina
quisiera verte otra vez...
Ser el chango que allá en los bañados
se mojaba contento los pies.*
Caídos ansiamos levantarnos. Volver al principio. Al paraíso.
Al principio era de una manera, luego endurecimos los corazones (ver Mt. 19, 8).
Crecidos ansiamos ser como antes, como cuando éramos niños; volver al pago.
Volvernos como niños nos mandó (ver Lc. 18, 16).
Genial.
ResponderBorrarSin duda, nada mejor que poder regresar a los orígenes. Si se pudiera no crecer. A veces pienso que el mundo que vivimos de niños es el real y este solo un invento nuestro, al contario de lo que parece. Un abrazo Juan.
ResponderBorrar