Hoy hace treinta años que me bautizaron. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En la iglesia del Cristo de la mano rota, San Bernardo, de Clairvaux a Villa Crespo. Gracias a Dios y a mis padres.
Sugieren en el "web católico de Javier" que “los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente tienen que leer los escritos de San Bernardo por la claridad y el amor con que habla de ella”. Y esto me es regalado especialmente ya que, a raíz de la fiesta de la Virgen de Luján, yo pensaba que no tengo muy cultivado mi amor a nuestra Madre celestial. Buscaré de leer a San Bernardo. Mientras tanto diré, como él:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, reclamando vuestra asistencia, haya sido desamparado de Vos.
Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes; y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas; antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Con respecto al Cristo, aquel que en la puerta me vio entrar pagano y salir cristiano...
¿Qué tenía en su mano de cemento, en aquella mano rota quizá de una pedrada?
Sugieren en el "web católico de Javier" que “los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente tienen que leer los escritos de San Bernardo por la claridad y el amor con que habla de ella”. Y esto me es regalado especialmente ya que, a raíz de la fiesta de la Virgen de Luján, yo pensaba que no tengo muy cultivado mi amor a nuestra Madre celestial. Buscaré de leer a San Bernardo. Mientras tanto diré, como él:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, reclamando vuestra asistencia, haya sido desamparado de Vos.
Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes; y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas; antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Con respecto al Cristo, aquel que en la puerta me vio entrar pagano y salir cristiano...
¿Qué tenía en su mano de cemento, en aquella mano rota quizá de una pedrada?
"Un corazón o un pan. Día y noche lo está ofreciendo a los hombres de la calle. Pero los hombres de la calle no miran a lo alto: miran al frente o al suelo, como el buey. ¿Y yo?"
Abatido el rostro, Adán paladeó un instante su antigua y reiterada zozobra.
"Un pez que se agita, clavado en un anzuelo invisible. La caña del pescador está sin duda en esa mano rota." *
¿Y este bautizado como anda?
* De "Adán Buenosayres", Leopoldo Marechal.
Felicidades en el cumpleaños!
ResponderBorrarun abrazo
Es curioso, pero casi todas las personas que conozco, sólo recuerdan la fecha de su primera comunión, y no la de su bautismo o confirmación. Quizás porque, aunque todos los sacramentos son importantes, no cabe duda de que cuando recibimos la Eucaristia estamos recibiendo no sólo la Gracia (que nos llega también junto con los otros seis sacramentos), sino al mismo AUTOR DE LA GRACIA.
ResponderBorrarFelicidades por ese nuevo aniversario¡¡.