Ayer una comunidad de gente rezando desde su miseria, pero con la alegría de un día de sol y Dios haciéndose pan. Hoy acá, otro grupo, somos todos fuertes, las miserias no existen y quizás por eso resalten más; aunque no a todas las miradas, hay que sabe mirar.
Por debajo del reflejo de las luces fluorescentes en sus cuerpos, las personas con su belleza quieren brotar. Por eso aunque el ambiente sea pobre, competitivo, desconfiado, la gente entabla relaciones amistosas, algunos comparten cosas después de hora. Cada uno en la medida de sus posibilidades.
Y hay quien no es de este mundo. ¡Qué locura sonaría esto para los demás! Hay una canción de esas modernas que dice: “extranjeros en un mundo, que no entiende nuestro canto”. Y debo ser cauto con esto. Creerse (y saberse) "distinto" tiene sus riesgos: encerrarse, creerse superior, creerse merecedor. Y eso se puede transformar en horribles actitudes hacia el hermano.
Y ahora me permito los siguientes pensamientos. Sepan ponerlos a la luz de alguien que entienda.
Para evitar ese mal en la relación con los demás, el camino es el amor. Y la ceguera personal, la ceguera en la contemplación de uno mismo, esa que nos pueda hacer creer distintos (en el mal sentido), se cura con humildad. Pero lo más perfecto de todo es el amor. Porque aún cuando “andemos mal” de humildad, y nos creamos mejores, y por eso con derecho a algo, el amor, ese que es misericordia, más que sola justicia, nos hará actuar bien. Nos hará olvidar nuestros supuestos “derechos”, nos hará olvidar de nosotros, nos hará compadecernos del otro y actuar. Con razón se dijo: “ama y haz lo que quieras”; con razón el amor es el primer mandamiento.
Nota: para mayor precisión en cuanto a la naturaleza e interrelación de las virtudes y dones, leer buenos textos. A mí se me ocurrió, ya que el amor es lo más importante, y ya que se ha dicho que podés tener cualquier cosa pero si no tenés amor nada sos, que, a la inversa, si no tienes otras virtudes, puedes con amor remplazar esas faltas (claro, quizás el mismo amor te devuelva las otras virtudes perdidas; quizás el amor te de la humildad que no tenés; quizás no es que “puedas amar aunque no seas humilde” sino que “al amar logres ser humilde”, por ejemplo; o quizás nada de eso). Así que basta, que no estoy haciendo pie en esta pileta.
Por debajo del reflejo de las luces fluorescentes en sus cuerpos, las personas con su belleza quieren brotar. Por eso aunque el ambiente sea pobre, competitivo, desconfiado, la gente entabla relaciones amistosas, algunos comparten cosas después de hora. Cada uno en la medida de sus posibilidades.
Y hay quien no es de este mundo. ¡Qué locura sonaría esto para los demás! Hay una canción de esas modernas que dice: “extranjeros en un mundo, que no entiende nuestro canto”. Y debo ser cauto con esto. Creerse (y saberse) "distinto" tiene sus riesgos: encerrarse, creerse superior, creerse merecedor. Y eso se puede transformar en horribles actitudes hacia el hermano.
Y ahora me permito los siguientes pensamientos. Sepan ponerlos a la luz de alguien que entienda.
Para evitar ese mal en la relación con los demás, el camino es el amor. Y la ceguera personal, la ceguera en la contemplación de uno mismo, esa que nos pueda hacer creer distintos (en el mal sentido), se cura con humildad. Pero lo más perfecto de todo es el amor. Porque aún cuando “andemos mal” de humildad, y nos creamos mejores, y por eso con derecho a algo, el amor, ese que es misericordia, más que sola justicia, nos hará actuar bien. Nos hará olvidar nuestros supuestos “derechos”, nos hará olvidar de nosotros, nos hará compadecernos del otro y actuar. Con razón se dijo: “ama y haz lo que quieras”; con razón el amor es el primer mandamiento.
Nota: para mayor precisión en cuanto a la naturaleza e interrelación de las virtudes y dones, leer buenos textos. A mí se me ocurrió, ya que el amor es lo más importante, y ya que se ha dicho que podés tener cualquier cosa pero si no tenés amor nada sos, que, a la inversa, si no tienes otras virtudes, puedes con amor remplazar esas faltas (claro, quizás el mismo amor te devuelva las otras virtudes perdidas; quizás el amor te de la humildad que no tenés; quizás no es que “puedas amar aunque no seas humilde” sino que “al amar logres ser humilde”, por ejemplo; o quizás nada de eso). Así que basta, que no estoy haciendo pie en esta pileta.
Lo que a mi me pasa, o creo que a todos, es que es más facil mejorar en las virtudes estando en la "comunidad rezando desde su miseria" que "debajo del reflejo de las luces fluorescentes".
ResponderBorrarAunque no se si es que ahí es más directo el calor que irradia todas las virtudes y el Amor, ojalá sea así.