martes, 15 de noviembre de 2005

A falta de punto final, un paréntesis

Si no tuviera que pedir permiso, ahora frenaría. Por hoy ya está. Me subiría al bólido, desandaría la calle lateral, cruzaría la vía (la vía vieja, que aún esta viva; esa por donde los trenes pasan lento, como los vecinos caminando) y seguiría a su vera por un trecho. Lo del médico protestante, la casa de ejercicios... (frente a la policía hay que “aflojar el tranco”, eso lo aprendí leyendo Don Segundo Sombra)... después los cementerios, el de trenes y el de hombres. Luego los talleres. Cruzaría la vía nueva y llegaría a mi barrio.
Pero hay que seguir otro poco acá. Aprovechando para hacer política. El proletariado moderno no maneja todos sus tiempos a piacere.

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