lunes, 27 de noviembre de 2006

De la belleza

Prefiero, antes que hacer zapping, vagar de libro en libro; tentarme con un nombre, una cubierta o un canto; leer salteado algunas páginas. Del viaje de hoy traigo para ustedes estas primeras palabras de un prólogo:

La belleza separada de la verdad y del bien nos vuelve locos: «Hölderlin, Nietzsche, Van Gogh, Antonin Artaud, se volvieron locos por haberse sumergido en un fuego del que ignoraban el nombre» [1]. La belleza, siendo uno de los Nombres divinos es un «fuego devorador» (Heb 12, 29) y, en la Creación, el «sello del Amado» (Cant 8, 6), el testimonio de Aquél que «se viste de belleza y majestad» y al que la luz envuelve «como un manto» (Sal 103, 1). [*]

Una idea y tres pasajes para reflexionar...
[1] Olivier Clément, Sobre el hombre, Encuentro, Madrid, 1983, p. 211.
[*] Fernando Colomer Ferrándiz, La mujer vestida de sol, Reflexiones sobre el cristianismo y el arte. Ediciones Encuentro, 1992.

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