Arranqué cada día con interesantes borradores, que iban creciendo en un marginal Word. Pero las muchas tareas urgentes se llevaron todo el aire y ahogaron a las que podrían haber sido blogueras entradas. Los borradores no llegaron a convencerme antes de tener que dejarlos para dedicarme a otras cosas.
Por otro lado, cuando uno no está seguro de lo que va a decir, es preferible seguir escuchando. Así que cuando la entrada se frustraba, dedicaba el minuto libre para leer a los blogueros amigos.
Y entre idas y vueltas, temas interesantes y enlaces de uno a otro, yo, que no podía meterme bien en cada tema ni comentar a su altura, me sentía como esos niños que deben permanecer en cama mientras sus amigos van a jugar a la calle. Peor aún, porque podía verlos jugar.
Y ahora adiós, los saludo desde la ventana.
La cantidad, hermano, la cantidad de veces que a uno se le vienen encima estos períodos de aridez .... a veces pienso si no es mejor seguir aprendiendo a escuchar a los otros.
ResponderBorrarQue te cures pronto!!!!
Sin duda, por algo está eso de las dos orejas y una boca...
ResponderBorrarMe pasa que de tantas ideas, para uno u otro de mis sitios, se me quedan en el tintero o me da "un ataque de alzhaimer"...¿qué era esa idea tan buena que quería postar?....ayayay
ResponderBorrarSaludos, amigo.
Gracias por comentar, café cortado. No estoy sólo, por lo que veo.
ResponderBorrarNo desprecio la amistad a quien me la ofrece, pero está visto que recién nos conocemos.
Saludos.