(…) Había un libro de Juan Rulfo, que no hubiera tomado si no fuera por una curiosidad que, estimo, me despertó Arp con sus “críticas mexicanas”. Y me gustó el comienzo, que es una especie de monólogo interior de un niño.
Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos...
(Primeras líneas de “El llano en llamas”).
Declino toda responsabilidad respecto a Juan Rulfo, que me deja totalmente frío, como frío (glacial) es en realidad su estilo. Y el problema no es el estilo, sino el corazón helado del autor. Ese libro lo tuve en mi estantería más de un año, sin animarme a continuarlo, hasta que lo dejé aparcado para el juicio final.
ResponderBorrarSaludos.
Muy bueno eso de "Declino toda responsabilidad respecto a Juan Rulfo". Yo, por ahora, tampoco creo que lo lea, solamente porque tengo grandes asignaturas pendientes.
ResponderBorrarGracias por el comentario.