Hoy mismo en la Avenida Corrientes, compré un disco de Gardel. Entretanto, ella pasaba un día de jardín unos veintipico de kilómetros más al oeste.
No sabe aquel que nunca dejó
su amada a la distancia...
(Cuando lo escuchaba, hace unos minutos, ella ya estaba al lado mío, pero sin escucharlo).
Creí oportuno también hacerme con un librito de Blas de Otero (recordé cuando Enrique nos había presentado) que estaba sin uso desde su impresión (allá por los ochenta), siendo que lo regalaban por cuatro pesos. Y por sólo uno más compre, y con él ahora podré adornar (en el buen sentido) la biblioteca familiar, un tomo que tiene las obras completas de Jorge Manrique.
Y ahora está muy entrada la noche.
Recuerde el alma dormida…
que quiero escribir de día.
Espero que mi consejo no te defraude. Blas de Otero y Jorge Manrique hacen buena pareja, además. Enhorabuena por las ocmpras.
ResponderBorrarSu sentido poético de los momentos me abruma, caballero.
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