Alguna vez pensamos que en el espacio éramos el centro (la Tierra) y todo giraba en torno nuestro. Supimos más tarde que no es así.
Pero ahora hay una fascinación por pensar en la posible existencia de seres extraterrestres. Porque lo que parece que no podemos soportar es que el hombre sea único en este inmenso universo. Que Dios haya puesto en marcha y sostenga un cosmos de tales proporciones, donde se fueron dando enormes transformaciones, explosiones cuya potencia podríamos calcular pero no imaginar; y que en un pequeñísimo y marginal lugar de semejante espacio, Dios haya formado el ambiente para su hombre, con condiciones únicas (si pensamos en la infinita variedad de elementos y combinaciones existentes), eso parecería ser insoportable.
Ni nuestra fe ni nuestra doctrina hablan de seres extraterrestres, aunque tampoco prohíben imaginarlos (si de ficción se trata, por qué no recordar ahora el famoso Perelandra de C. S. Lewis, donde un nuevo hombre se encuentra en el estado original en un mundo paradisíaco en un planeta cercano).
Pero creo que la incapacidad del hombre para aceptar ser único en el universo está en estrecha relación con la incapacidad del hombre para aceptar y reconocer sus deseos de felicidad y eternidad como legítimos (esos deseos que dan origen al sentido religioso, a la búsqueda de Dios). Pareciera ser mejor pensar que somos un capricho de la naturaleza y no confiar en nuestros íntimos deseos, así no somos engañados en caso de que aquella “fábula” de la creación sea mentira.
Si, en cambio, aceptáramos la posibilidad de ser únicos, entonces la visión del inmenso mundo y nuestro pequeño y milagroso lugar en él, haría nacer inmediatamente en nosotros un canto de alabanza a Dios.
Hola, Juan Ignacio.
ResponderBorrarTu post me ha puesto un poco melancólico, pues me ha recordado hace 100 años, cuando yo era adolescente y en España se puso muy de moda el tema de los ovnis: hasta se publicaron varios informes de la CIA con fotos de marcianos, y cosas así. Como era la edad en que todo se cuestiona, mis amigos y yo discutíamos muy elevadamente del asunto. Pese a los 100 años transcurridos, recuerdo perfectamente la pregunta que hizo uno de ellos: si los marcianos existen ¿valdrá para ellos la Redención de Jesús?
Yo, menos sútil, me quedaba en dudas más prácticas: ¿podrían hacerse católicos y bautizarse? ¿Podrían comulgar?
...
Está muy bien la relación que planteas entre la necesidad de que haya alguien más que nosotros en el Universo y la necesidad, lo reconozca el hombre o no, de eternidad, de Dios. Estudio ahora en el Catecismo el capítulo de los ángeles, y eso me recuerda que en España hay gente muy culta, muy atea, que no cree en Dios pero sí en los ángeles o en las hadas o en los espíritus, ya lo comentaré en el post: se trata de no estar solos, ¿verdad?
Sí, es un punto.
ResponderBorrarEs legítima la necesidad de no estar solos. Pero claro, de un "amigo imaginario" hasta Dios hay algunas diferencias.
Creo que además que una necesidad de no estar solos hay también un horror a ser únicos. Pero ser único no implica que no haya otros de la misma especie sino ser la especie superior y la que debe dominar el mundo. Y que fuimos creados como una partícula minúscula en el inmenso universo, y que aún así somos los más importantes. ¿Por qué no puede ser así?
Saludos.
Me hace pensar tu entrada, Juan Ignacio, y el comentario de Fernando me recuerda, a mí también, cuando hace 100 años estaban de moda los ovnis y en el patio del colegio sosteníamos discusiones teológicas parecidas. Ahora, en la España actual estas discusiones son inverosímiles. Pero me pregunto si somos realmente únicos. ¿Y los ángeles? Por ahí iba, creo, mi explicación infantil sobre los ovnis... No sé, éste es un tema que siempre me ha dejado perplejo.
ResponderBorrarHola Javier.
ResponderBorrarMe pregunto sí el afán moderno por pensar y mostrar en ficción extraterrestres no surge de una incapacidad de afrontar el (posible) hecho de ser únicos (hay toda una moralidad hecha detrás de los dibujos animados y películas infantiles, y allí el tema extraterrestre abunda).
También es cierto que al conocer el espacio y su extensión, la pregunta es natural. El tema es cuando hay tanto del tema.
El tema es ser únicos en el mundo este de los humanos, los ángeles (ni el de la guarda) tiene que pasar las de aquí, entre tiempo y espacio.
Gracias por comentar y me alegro de haberlos devuelto a su niñez.
Es bueno que existiera CS Lewis, porque la ciencia-ficción pedía este tema, bien tratado por un escritor cristiano: si hay extrterrestres, ¿cuál es su estado en relación con Dios? Tema atractivo y difícil.
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