Otra vez (que no fue una vez más) los blogs me dieron el gusto de conocer a alguien personalmente.
Javier de Navascués era, hasta hace un tiempo, las firmas en los artículos o prólogos a Marechal y a otros escritores hispanoamericanos. Luego tomo mayor sustancia al hacerse blog, El sur es el norte (uno de mis puertos en la red). Finalmente cobró vida ayer, en Avenida de Mayo y Piedras.
De los regalos que recibí de él, que fueron muchos (conocer al autor detrás del blog, escuchar de mi prima en España, de queridos blogueros españoles, de Marechal), uno fue un libro (de su autoría, por supuesto) con poemas como el que aquí sigue.
Javier de Navascués era, hasta hace un tiempo, las firmas en los artículos o prólogos a Marechal y a otros escritores hispanoamericanos. Luego tomo mayor sustancia al hacerse blog, El sur es el norte (uno de mis puertos en la red). Finalmente cobró vida ayer, en Avenida de Mayo y Piedras.
De los regalos que recibí de él, que fueron muchos (conocer al autor detrás del blog, escuchar de mi prima en España, de queridos blogueros españoles, de Marechal), uno fue un libro (de su autoría, por supuesto) con poemas como el que aquí sigue.
Te lo diré con versitos ramplones:
yo soy un poetastro desastrado
que va con un zapato mal atado
y la camisa casi sin botones.
Padezco de candor desaliñado
y, a pesar del cariño que me pones,
ni la elegancia es uno de mis dones
ni le alcanzo al menor de los Machado.
Ay, Cercana, entrégame tu mano
a ver si por magnética experiencia
paso de ser plumífero mediano
a gran descubridor de las Esencias.
Una de dos: o triunfo de escribano
o vendo lencerías en Palencia.
(Sonetos de la muerte poética, I)
Todavía estoy recién levantado (creo que el jet lag ha vuelto a la carga) y leo tu entrada: muchas gracias!!!
ResponderBorrar"Eres bienvenido"
ResponderBorrarEl mismo comentario para las dos entradas: qué divertida conexión.
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