miércoles, 25 de diciembre de 2019

Una de Job y otra de Navidad

"Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿no aceptaremos también lo malo?" (de Job 2, 10)

A veces olvidamos que somos criaturas. ¿Somos como los animales respecto al hombre, sometidos a su dominio? No, somos mucho más (ahora y por lo que seremos después, y gracias a los méritos de Otro), pero el destino de grandeza puede hacernos olvidar que somos pobres criaturas.
¿Qué derecho tenemos a esperar que nada malo nos pase? Sabemos, cosa en que aventajamos quizás a Job, que Dios no lo quiere. Pero no podemos reclamarlo como derecho o premio por nuestros méritos.

Estas reflexiones no estarían relacionadas con la Navidad pero quise dejarlas porque surgieron de un reencuentro con mi Biblia, siempre en la mesa de luz pero apenas abierta.

Y pensé en dejarles, en clima navideño, la versión de "The Drummer Boy" que hizo Johnny Cash. Respecto a esta canción, siempre me pregunté por qué aparecería en el pesebre un "tamborilero", un personaje que no figuraba allí en el relato bíblico.

Sin respuestas, justo al cierre de esta edición, leí "El pastorcito poeta y la virgen", de Enrique García-Máiquez. Y entonces comprendí que cada uno puede ir con su profesión u ocupación al pesebre a presentarse frente a Dios.



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