Con dos domingos de Adviento ya pasados, volvemos al blog con unas reflexiones...
En un círculo del infierno del Dante los condenados sufrían la pena de “vivir con el deseo, sin esperanza”. Por lo que supe, se refiere al deseo de ver a Dios, pero sin la esperanza de poder hacerlo. Y un infierno parecido podemos crear aquí en la tierra. Cuando deseamos ser felices pero negamos la posibilidad de que exista Dios. Es cierto que la fe es un don. Pero una decisión de ser ateo suprime violentamente la esperanza de llegar una vez a la felicidad plena que nuestro ser desea desde las entrañas.
*
¿No es triste ver un gimnasio desde afuera? Toda esa gente haciendo movimientos repetitivos detrás de un vidrio. ¡Y todo por culpa del sedentarismo o porque ya no hacemos más trabajos físicos! ¡Bah! Un día por semana habría que hacer trabajos de la tierra. Despejar, arar, sembrar, cultivar, reparar herramientas. Eso sería sano. Y mucho más divertido. Y hasta podría ser un servicio al prójimo: lleve su producto o dónelo. Deberíamos lanzar el proyecto. Pequeñas parcelas en la ciudad para hacer estas cosas. En vez de gimnasios se llamarían… No sé cómo se llamarían, pero estaría genial. ¿Cómo a la gente podría gustarle más moverse como un cerdo y sin sentido que hacer algo tan interesante y en contacto con la vida como el trabajo de la tierra?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario