jueves, 31 de agosto de 2006

Dos vueltas al sol

El segundo aniversario (de este blog o de lo que sea) podría verse como la concreción de dos vueltas alrededor del sol. Después de todo, esto de la celebración de aniversarios sería una de las pocas cosas en las cuales los hombres aún conservamos cierta “correspondencia cósmica” (si se me permite aplicar en este caso las palabras de Eliade que rescató Hernán en su blog).
¡Y pensar que en una época de exagerada rebeldía uno tendía a despojarse de todo tipo de convenciones! El día de un aniversario yo solía decir: “Hoy es un día como cualquier otro, no veo nada distinto en él; el sol salió y la naturaleza no conoce de dos de agostos o tres de septiembres”.
Pero está visto (y Saint-Exupéry lo recuerda también en lo de Hernán) que no de todas las convenciones conviene despojarse, porque algunas tienen significados profundos.
Y no se trata sólo de “hacerlo porque” tiene un significado, sino que se trata también de “respetar esa intuición” que hace que nos guste hacerlo. Por algo festejamos los aniversarios; aunque no podamos explicarlo.

martes, 29 de agosto de 2006

Fin y comienzo

(En el día del Martirio de San Juan Bautista).
Marechal consideraba a su libro de poemas “Los Aguiluchos”, de 1922, como perteneciente a su “prehistoria literaria”. Los críticos y el autor coinciden, si no me equivoco, en que el estilo no es muy propio; Marechal mismo lo llama “de inspiración victorhugueana”.
El autor pone al final de la obra un “ex libris” muy emotivo, del cual me gustaría apropiarme para cerrar estos dos años de “Aquí estamos”. Y sí, hace dos años que aquí estamos, aunque de aquí no seamos. Y en dos años ha pasado de todo.

Lector, éste es el libro; si sus canciones
hallaron el sendero de tu tristeza,
si en él viste grabadas tus emociones,
si te brindó un racimo de belleza;

si su inquietud a ratos logró vencerte,
si en su esperanza hallaste nuevos cartuchos,
Lector, seré dichoso pues de tal suerte
no habrán cantado en vano mis aguiluchos.

Gracias por haber venido. Y no se vayan, que esto parece seguir.

lunes, 28 de agosto de 2006

Mi primer trabajo (600)

Se los cuento hoy en la sexcentésima entrada: ayer, y justo al momento de terminarlo, me di cuenta que había realizado mi primer trabajo de copista.

Un poema de autor argentino,
a pedido de un internauta desconocido.

El copista de estos tiempos se encuentra con dilemas morales derivados de las nuevas formas de vida:

Se ve casi obligado a aclarar:
“para uso personal,
sin violación del copirrái

(Estamos ante un ejemplo de lo que yo quería decir en la entrada anterior. En este caso, después de leer bastante poesía, no pude evitar decir algunas cosas en forma de “engendro con seudoversos”).

viernes, 25 de agosto de 2006

Contagio

Está comprobado: antes de escribir “blogueras entradas” se debería leer una gran cantidad buenas obras literarias y entradas de blogs hechos por los que saben. Por el contrario (y a modo de corolario): es del todo inconveniente “postear” después de leer o escribir e-mails comerciales, especificaciones técnicas, informes legales u otro tipo de aburrimiento en tinta.
Es sabido que uno se contagia de lo que lee. No se contagia bien, porque falta el genio y la técnica, pero es como que uno se contagiara en sus emociones, y en sus intenciones. Después de leer a un autor impetuoso, me siento con ganas de decir las cosas impetuosamente; después de leer una prosa elegante, deseo decir las cosas en forma elegante; si estuve leyendo poesía, me encuentro pensando las frases en forma poética; aunque en ningún caso logre resultados acordes con el original que me inspiró.
1) Nota: hay algunas cosas más fáciles de contagiarse “bien”. Por ejemplo: después de mucho leer blogs de amigos españoles me encuentro cambiando algunas acentuaciones o empleando expresiones que me parecen pintorescas.
2) Respuesta a una objeción interna: podría uno poner en idioma legal, técnico o comercial algún escrito que nada tiene que ver con esas materias y valerse de ese recurso para hacer atractiva u original la entrada; es verdad.
3) Respuesta a otra objeción interna: lo dicho en esta entrada aplica al blog que yo quiero hacer; aunque cualquiera puede tomar la idea, no pretendo definir ningún criterio universal; por otro lado, si uno quisiera hacer un blog comercial, técnico o legal, bien hace en usar el lenguaje adecuado.

miércoles, 23 de agosto de 2006

Misterio del río para el hombre

Por el Guaymallén
el duende del agua va
llevando una flor
de greda y dulzor
que despertará en el riego
la voz vegetal
del huarpe que está
dormido en su paz mineral.
[*]

De ir por la autopista, que es ruta 40, solo verás algunos hilos de agua; de orilla a orilla, casi vacío el lecho. Más arriba, cuando vayas otra vez por la 7, lo verás angosto y muy torrentoso. ¿Qué pasó? ¿Dónde dejó sus aguas el río Mendoza?

El secreto se reserva a los viajeros que quieran ir un poco más lento: salís de la autopista en Luján de Cuyo y preguntás por la rotonda de la Virgen, desde ella rumbearás hacia el sur. Un camino arbolado te llevará hasta el secreto: en un momento, un torrentoso curso de agua empieza a acompañarte; no mucho después surge a la vista una peculiar construcción y casi de repente te encontrarás transitando por encima del dique derivador Cipolletti (el camino pasa exactamente por arriba de la pared del dique).

Este dique no hace embalse, sino que desvía las aguas del Mendoza a un canal matriz, del cual surge el famoso canal Cacique Guaymallén, que es el que alimenta a la ciudad de Mendoza y sus alrededores, oasis en un desierto. Desde la pared del dique podrás ver al río antes y después. A la derecha: más caudaloso; a la izquierda: lo que queda de él.

Pero, ¡alto ecologistas, que no es esta su convocatoria! Un dato curioso es que el canal Guaymallén es de origen natural, está construido sobre una falla geológica. Y junto con el río que da sus aguas para el riego tiene una historia anterior a la de este dique, porque ya los indígenas de la zona los usaban.

Los indígenas habían aprovechado para proveerse de agua potable y de riego una antigua rama o brazo del actual Río Mendoza ubicado a la salida de la garganta de los cerros de Cacheuta y que sale al sesgo desde el río hacia el norte. Este cauce sería una falla geológica del terreno que encauzaba el cono de deyección aluvional sobre el que se ha constituido la actual conurbación mendocina. En tiempos antiguos, este Zanjón derivaba las aguas del río y, a su vez, lo interconectaba con un sistema lacustre próximo, ubicado unos 80 km. hacia el nordeste, conformado por las lagunas de Guanacache, luego conocidas como del Rosario y que fue otro de los asentamientos huarpes de la zona de Cuyo.

Las acequias huarpes preexistentes a la llegada de los conquistadores eran las siguientes: el brazo del río de Cuyo, que nacía en la Toma del Inca, conocido por los huarpes como Goazap-Mayu (río del cacique Goazap) y su prolongación: el Desagüe (innominado); la acequia de Tabal-que; la acequia alta de Tantayquen; la acequia de Allayme y la Guaimaien sequia. Otras acequias mencionadas en los documentos estaban ubicadas fuera del ejido de la novel ciudad.
[**]

[*] Zamba del riego, de Armando Tejada Gómez y Óscar Matus.
[**] Tomado de una revista electrónica de geografía y ciencias sociales.

lunes, 21 de agosto de 2006

Desacomodao


"Lo trae medio desacomodao como chorizo en fuente de loza".
(Foto tomada en página personal de “pbase”, intentando ilustrar una frase dicha por un conductor de un programa televisivo de jineteadas y afines).

sábado, 19 de agosto de 2006

Dos fábulas en clave arquitectónica

Mi civilización reposa sobre el culto del Hombre a través de los individuos. Ella ha tratado durante siglos de mostrar el Hombre como hubiera podido enseñar a distinguir una catedral a través de una piedra. Ha predicado este Hombre que dominaba al individuo.
Pues el Hombre de mi civilización no se define partiendo de los hombres. Son los hombres los que se definen según él.
Hay en él, como en todo Ser, algo que no explican los materiales que lo componen. Una catedral es una cosa completamente distinta de un conjunto de piedras. Es geometría y arquitectura. No son las piedras las que la definen, es ella la que enriquece las piedras con su propia significación. Estas piedras se ennoblecen al ser piedras de una catedral. Las piedras más diversas sirven a su unidad. La catedral absorbe en su cántico hasta las gárgolas más absurdas.
Pero poco a poco me he olvidado de mi verdad. He creído que el Hombre resumía los hombres como la Piedra resume las piedras. He confundido catedral con conjunto de piedras y poco a poco la herencia se ha desvanecido. Hay que restaurar al Hombre. Él es la esencia de mi cultura. Él es la llave de mi Comunidad. Él es el principio de mi victoria.

Antoine de Saint-Exupéry, Piloto de Guerra, XXV, 1942.

___Ezequiel, a mi fábula del Libro
___te añadiré mi fábula del Templo
(la fábula es idioma de niños y profetas).
___La Creación es, en verdad, un Templo
___que de Sí mismo y para Sí construye
___mi Señor admirable y tu Señor.
Es tarea del hombre conocer y laudar
al sublime albañil de los metros de oro
que levanta Su templo y que lo habita. '
Pero se dijo el hombre: "Ya es hora de medir
en números humanos las columnas del Templo;
___ya es hora de pesarlo en toneladas
y analizar a fondo sus piedras y metales".
___Y tanto el hombre ha dividido ya
___los materiales de la arquitectura,
___que la unidad y la noción del Templo
___se le han borrado en su laboratorio.
A fuerza de medir sólo en tres dimensiones,
___ha perdido la cuarta dimensión:
la dimensión eterna del sublime Arquitecto.

Leopoldo Marechal, Poema de la Física, 3, 1979.

viernes, 18 de agosto de 2006

Status viatoris XXIV

La caridad en la presente vida puede recibir aumento. Somos, en efecto, viadores porque caminamos hacia Dios, último fin de nuestra bienaventuranza. En este camino, tanto más adelantamos cuanto más nos acercamos a Dios, a quien nos acercamos no a pasos corporales, sino con el afecto de nuestra alma. Este acercamiento es obra de la caridad, pues por ella la mente se une a Dios. Por eso es condición de la caridad de la presente vida que pueda crecer, pues de lo contrario cesaría el caminar. Y ésta es la razón por la que el Apóstol llama a la caridad camino diciendo: Os indico un camino más excelente (1 Cor 12, 31). [*]

Si se me permite la expresión, entiendo que el “status viatoris” es algo dinámico. El “aún no” del que nos hablaba Pieper existe a lo largo de toda la vida, pero hay un cambio en nuestra condición de viadores. Como dice Santo Tomás en la cita con que comienza la entrada, podemos adelantarnos en el camino, o sea, acercarnos a Dios. Y eso por medio de la caridad, como explicaba Garrigou-Lagrange citando nada menos que el texto con que empezamos hoy.

Ahora es el turno de las disquisiciones no autorizadas (muchas de las cuales se podrían reemplazar, con alto grado de beneficio para los lectores, con textos de sabios “de primera línea”).

Con la caridad nos acercamos a Dios, aunque el camino no tiene la misma “duración” para todos. O sea, hubo un ladrón que se arrepintió de sus pecados el día de su muerte, y hoy está en el cielo. Hubo muchos trabajadores de la última hora, hubo más de un “hijo pródigo”. Aparentemente ellos, a lo largo de su vida, no han caminado siempre decididamente el camino del amor, pero al final han llegado a Dios.

Es como que hubieran recorrido el camino en un breve tiempo. ¿Se podría decir así? ¿O es otro camino, distinto al de la caridad?

La tentación del “hijo mayor” es decir: “¿De qué sirve, entonces, andar recorriendo este camino toda la vida?”

Pero sabemos cómo viene la mano. Si yo experimento el amor de Dios hoy y cada día, debo (y es lo que realmente quiero) responderle cada día con la caridad, porque eso me hace acercarme a él y ser feliz. Y a ser feliz desde acá, empezando en este mundo.

Cuando no tenemos en cuenta, como el hijo mayor, que estamos con Dios y que lo suyo es nuestro, la obligación pierde su fuerza en nosotros, se hace vacía. Pero si lo recordamos, la cosa cambia. Y es una bendición el haber sido llamados al camino de la caridad.

[*] Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II, II, q. 24, a. 4.

miércoles, 16 de agosto de 2006

El mundo es de quien lo ama

De alguna forma que aún no me explico, el cardenal Van Thuân leyó uno de los divagantes escritos que adornan esta bitácora y me dio una respuesta en su libro “Testigos de esperanza”. Me dijo así:

¡El mundo es de quien lo ama!
A veces nos lamentamos de que el cristianismo, en la sociedad de hoy, es una presencia cada vez más marginal, de que es difícil transmitir la fe a los jóvenes, de que las vocaciones disminuyen. Y se podría seguir enumerando motivos de preocupación...
De hecho, no es raro que, en el mundo actual, nos sintamos perdedores. Pero la aventura de la esperanza nos lleva más allá. Un día hallé escrito en un calendario estas palabras: «El mundo es de quien lo ama y mejor sabe demostrarlo». ¡Qué verdaderas son estas palabras! En el corazón de las personas hay una sed infinita de amor, y nosotros, con el amor que Dios ha infundido en nuestros corazones (cf. Rm 5,5), podemos saciarla.

martes, 15 de agosto de 2006

Del pagado y su cuestión

De alguien presumido se dice que es “pagado de sí mismo”. Como todo pecador, el pagado de sí mismo debe despertar en nosotros la misericordia. Y para ser misericordioso es importante conocer y entender a la persona pecadora (no debería ser tan difícil, siendo que uno también es pecador).

Hay una sencilla y linda frase para referirse, en un tono casi misericordioso, a los “pagados de sí mismo” [*]. Y es la que decía mi amigo Matías. Cuando se encontraba con alguien muy presumido, solía comentar en voz baja: “¡Ese tipo no tiene abuelita!”

Sabido el cariño que nos dan o dieron las abuelas y lo que podría estar faltando al que no la tuvo, es de entender que el afectado se encargue de “autoproporcionarse” cariño, de ahí su caracteristica de pagado de sí mismo.

Por supuesto que se podría hacer notar otra cosa: me parece, mas no quiero hacer “asociaciones ilícitas”, que estamos llamados a no ser “pagados de nosotros mismos” sino al contrario, a buscar la recompensa del Padre (que ve en lo secreto). Aunque no tengamos abuelita.

(Y si queremos más cariño pidámoselo a Nuestra Madre, hoy asunta a los cielos, para recibirlo en abundancia).

[*] O debo decir: “pagados de ellos mismos”.

lunes, 14 de agosto de 2006

¿Sano orgullo?

Recuerdo haber dejado atrás una etapa en la que, antes, durante o después de leer, hacía que el libro quede a la vista para que todos vean que estaba leyendo, y leyendo ese libro.
Claro, no sé si la dejé para bien. Sobretodo cuando lo contrario ya es casi obsesión, y es el preocuparse siempre porque no quede el libro a la vista, no vaya a ser que piensen que lo dejé a propósito para que vean que estoy leyendo ese libro. Y a veces más aún: cuidarse de mencionar cualquier cosa que uno descubrió en un libro, por no dar la imagen de alguien jactancioso.
Pero una cosa es presumir, hacer ayuno y lucir la cara desfigurada, dar limosna y que se entere el templo entero, y otra muy distinta es encontrar algo bueno, algo grandioso y proclamar a viva voz: ¡vean qué bueno que es esto!
Y ahora veo distinto a esos pasajeros de transporte público que con aparente casualidad dejan ver las tapas de sus libros, disimuladamente orgullosos. Algunos querrán aparentar, cómo no, pero otros (aunque sus gustos sean de dudosa especie) me están diciendo casi a gritos: ¡qué lindo esto, deberías conocerlo! Quizás es más sano su orgullo por ese bestseller que mi egoísta ocultamiento de un clásico de la literatura.

sábado, 12 de agosto de 2006

Hoy: lustre de metales

Hoy dediqué parte de la tarde al "lustre de metales". Quién sabe de qué cosas había que limpiarse...

–Usted estaría calificado para el Banquete –me respondió Inaudi–: hay en usted algunas "marcas" inconfundibles.
–¿Por ejemplo?
–Aquel afanoso lustre de metales domésticos en que usted se metió antes de acudir al revólver de su tío Lucas. ¿Recuerda?
–¡Sí, fue absurdo! –reconocí.
–Nada es absurdo: todo gesto humano tiene un valor “intencional” y una lectura simbólica, más allá de su valor literario o externo. Su lustre de metales, aparentemente ocioso, acusaba en usted una urgencia de purificación. Lustrar un metal es devolverle un brillo que perdió y que debe tener por naturaleza: lustrando sus cacerolas, usted se autolustraba sin saberlo.
[*]

En mi caso, el lustre de metales consistió en unos retoques en el jardín: yuyos gruesos, removimiento de tierra, regado; el resto quedará para manos expertas; y luego el limpiado con detergente y virulana de la capelina de una lámpara que toma la grasa de las comidas que se hacen en la casa.
¿Y qué limpiaba? Y... uno se ensucia cuando se embarca en discusiones en las que se fija más en uno que en el otro. Semana larga, viernes más largo, sábado de agitado amanecer... gracias a Dios ya estamos en calma. Y acaba de dormirse uno. Si no dos. Me voy a fijar...
[*] "El banquete de Severo Arcángelo", XVIII; Leopoldo Marechal.

jueves, 10 de agosto de 2006

"Negri"

Puedo llegar a aceptar como apelativos genéricos, y en calidad de “receptor”, el tanguero “chabón”, el canchero “papá”, el animal “fiera”, incluso el de-reminscencias-clásicas “titán”. Pero eso de “negri”, eso no me pasa del todo por la garganta. “¿Cómo estás, negri?”, “Después te llamo, negri”, y similares. ¡Uf!
Espero que ningún lector argentino se ofenda, en caso de haber entre ellos algún “usuario” de este apelativo (digo usuario, el que usa este término; porque ser llamado así no se elige, al menos la primera vez).
Ahora cabría la aclaración de porqué no me gusta esto del “negri”. Veamos. Podría decir que nada tiene que ver con prejuicios raciales, puesto que no me molestaría que me digan: “¿Cómo estás, negro?” ¿Serán prejuicios, no los míos, sino los de aquel que cambia “negro” por “negri”? No, no lo creo, parece ser simplemente un arreglo que trata de hacer al trato más cariñoso.
Podría aclarar que soy un tipo que tarda en entrar en confianza y, aunque no me moleste que el otro lo haga rápido, sí me molestan ciertos atrevimientos de gente que no conozco (atrevimientos que incluyen seudónimos muy “cariñosos”). Pero esto no explica el hecho de que mi adversión sea en particular hacia el apelativo “negri”.
Por último podría inferir que, siendo Lucio Negri un personaje en discordia con el querido Adán Buenosayres, en un modo inconsciente o para mí desconocido, eso me está afectando. Recuerdo alguna cosa, de la primera época de este blog, con la que se podría ilustrar a dicho personaje...
Aún así, o sea, después de toda esta introspección, me siento lejos de la explicación. Quedará entonces el tema, amigos (amigos “negris” o no “negris”) para la prossima volta.

martes, 8 de agosto de 2006

Otra de "limericks"

Alguna vez hablé de los limericks, fue cuando los conocí. Hoy revisé una olvidada estantería de mi “biblioteca blog” (donde están, entre otros, varios blogs norteamericanos; esta estantería no la puse aún a disposición del público) y encontré un par de limericks con temática religiosa. El blog de donde los saqué se llama “The lion & the Cardinal”. No lo conozco casi nada, pero su nombre e imagen de portada son impactantes. Les dejo los limericks que tomé prestados de ahí:

Exchange and Mart

An Anglican curate in want
Of a second-hand portable font
Will exchange for the same
A photo (with frame)
Of the Bishop-Elect of Vermont.

The Modernist's Prayer

O God, forasmuch as without Thee
We are not enabled to doubt Thee,
Help us all by Thy grace
To convince the whole race
It knows nothing whatever about Thee.

Cábeme ahora la tarea de dejarles una traducción, aunque sea literal y pierda toda la gracia. Pero me fue importante hacerla, a la hora de entender los limericks (y aún así, siento que alguna idea se me puede estar escapando). La verán en la nota al pie.
Antes de ello les diré algo más, para los que aún no “mordieron el anzuelo”. ¿Irían al enlazado blog si les digo que además hablan ahí de “un limerick hecho por Santo Tomás de Aquino”?
Nota al pie: traducciones.
Intercambio y venta pública

Un curato anglicano que busca
una imprenta portátil de segunda mano
Dará a cambio de ello
una foto, con marco,
del Obispo Electo de Vermont


Oración del modernista

Oh Dios, considerando que sin Ti
no estamos capacitados para dudar de Ti,
ayúdanos por Tu gracia
a convencer a toda la raza
de que no sabe nada de lo que se refiere a Ti

domingo, 6 de agosto de 2006

La potencia del símbolo

Desde luego, no es menester que José Hernández haya tenido el propósito claro de dar a su poema un sentido simbólico. Basta con que la materia de su arte haya guardado en sí la potencia del símbolo. Es presumible que ni Cervantes ni Shakespeare tuvieron conciencia de sus numerosos simbolismos que la crítica develó más tarde en sus obras; pero ellos trabajaron con tales materias y precipitaron tales instancias que todo símbolo puede habitar en ellas, debajo del sentido literal.

Interesante idea la de Marechal, volcada en un texto de una conferencia radial llamada "Simbolismos del Martín Fierro", de 1955. Digamos que me da argumento para defender cierto gusto personal por descubrir "sentidos" detrás de las obras literarias. Y no digamos nada más, aprovechando la ventaja que tienen los textos de los posts que, distinto de las personas, no necesitan mayor presentación para ser puestos frente al público.
(Y para presentaciones no hay como la que hace hoy Dios de su Hijo, en el día de la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo).

sábado, 5 de agosto de 2006

El día de hoy

Mi vida es un instante, una efímera hora,
momento que se evade y que huye veloz.
Para amarte, Dios mío, en esta pobre tierra
no tengo más que un día:
¡sólo el día de hoy!

Como tantas otras cosas que transcribimos a un blog, la que traigo hoy también ya se ha copiado en otros blogs, como en “Verso converso”.
Pero yo me dormí anoche leyéndola en el libro de Van Thuân y, de algún modo distinto, me llamó la atención. Por eso la traigo ahora aquí, aunque esté completa en otros lados, y hasta acompañada de una interesante explicación, como en el tal Mercaba.org.

viernes, 4 de agosto de 2006

Hipótesis y casi-arenga

De seguir así las cosas, los cristianos seremos cada vez más unos “tipos raros”. No sé si como los primeros, pero sí raros. No digo que seremos menos, sólo digo raros. No digo tampoco que debemos dejar que las cosas sigan así (ni digo cómo conviene o cómo no conviene hacer para que no sigan así). Pero si la cultura, la sociedad, la civilización, son cada vez menos cristianas, los cristianos seremos unos tipos raros (piénsenlo como quieran: no tendremos la religión oficial, no serán las nuestras las costumbres usuales, etc.)
¿Y estamos listos para afrontar eso? ¿Estamos listos para no ser aceptados porque no nos podemos ajustar a ningún partido político, a ningún gobierno, a ningún modelo económico o de “asistencia social”? ¿Estamos listos para no ser aceptados porque queremos cambiar esos partidos, gobiernos o modelos (o porque queremos crear unos nuevos, o defender aquellos que alguna vez fueron)?

jueves, 3 de agosto de 2006

Status viatoris XXIII

Alguna vez cité a Unamuno gracias a Arp. Y recientemente fue Enrique quién me aclaró, sin saberlo, algunas de esas cosas:

(…) Pero toda distinción tendrá, en el fondo, que tener muy en cuenta la que establecía Unamuno entre la topofobia (donde el que viaja huye de su realidad, y a veces -añado yo- de sí mismo) y la filotopía (cuando lo que motiva el viaje es el amor hacia el nuevo lugar).

No dejen de ir a la entrada: clic, ya que, además de lo citado, el autor hace enlaces con interesantes disertaciones, propias y ajenas, sobre el tema de los viajes.

miércoles, 2 de agosto de 2006

Con el misterio, en defensa de los mitos

El valor de los mitos lo hemos resaltado, alguna vez, citando unas notas al pie del libro “Varón y Mujer”, de Juan Pablo II, en Ediciones Encuentro. Hoy se me ocurre revalorizarlos nuevamente, esta vez relacionándolos con el misterio.
Diré que son los mitos los que surgen gracias al enfrentamiento del hombre con el misterio y que son ellos los que nos permiten encontrar explicaciones sin despreciarlo.
¡Y si será importante no despreciar el misterio!
Para resaltar esto último copiaré una frase de Chesterton que Eduardo, con anteojos, nos rescata de un señalador.

La mística es el secreto de la cordura. Mientras haya misterio habrá salud.
El secreto de la mística consiste en esto: todo puede entenderlo el hombre, pero sólo mediante aquello que no puede entender.

Y los enlazo además con las reflexiones de su “Revista Ens”: clic.