Creación y evolución no son irreconciliables, leíamos hace un tiempo. Estrictamente hablando, evolucionismo se opone a fijismo (que dice que todo lo que existe tuvo siempre la variedad actual). Y pienso que, si bien el hecho de que la evolución se la haya presentado como opuesta a la creación es en parte responsabilidad de creyentes mal informados o temerosos, también es cierto que este falso antagonismo ha sido alimentado por los mismos evolucionistas, que quisieron remplazar creación con evolución.
Por eso es genial la apreciación de Chesterton en “El hombre eterno”. El concepto de gradualidad que introduce la evolución no explica en modo alguno el origen de las cosas. El origen del mundo, de la vida y del hombre son sucesos sobre los que no nos dice nada definitivo el hecho de que hayan sido graduales. Al contrario, eso los hace aún más sorprendentes.
Por eso es genial la apreciación de Chesterton en “El hombre eterno”. El concepto de gradualidad que introduce la evolución no explica en modo alguno el origen de las cosas. El origen del mundo, de la vida y del hombre son sucesos sobre los que no nos dice nada definitivo el hecho de que hayan sido graduales. Al contrario, eso los hace aún más sorprendentes.
Tienes toda la razón. No son excluyentes, pero la evolución no se explica por si misma, Alguien la puso ahí y la dejó andando para que fuera lo que es.
ResponderBorrarSaludos, y, lo de "vosotrear" a Fernando de En Madrid, es un chiste, tal como él habla en "rioplatense" contigo.
Hola, Juan Ignacio. Es fácil para nosotros hablar de estos temas ahora, siglo y medio después de Darwin, y decir satisfechos que evolucionismo no es incompatible con creer en la Creación. Pero en su momento, cuando se pensaba que el Génesis era un relato literal y no se conocía mucho de los hombres primitivos, debió ser un trago enfrentarse a esto.
ResponderBorrarHubo algo curioso: cuando hace años la Iglesia Anglicana rehabilitó a Darwin, alguien recordó que la Iglesia Católica no había llegado a condenar nunca al autor inglés. Eso no fue por un mérito de los eclesiásticos de ese momento, sino porque la Iglesia no prestó la debida importancia al tema, volcada en discusiones sobre la infalibiliad del Papa o la Inmaculada Concepción de María. Vos sabrás más del tema, por ser de ciencias.
Sin duda, Alemamá. Y apuntaba también un poco a lo mismo que vos, Fernando. Cuando dije que no fue sólo del lado creyente el problema intenté hacer esa "defensa". Menudo descalabro se debe haber armado.
ResponderBorrarNo sé del tema pero creo que la Iglesia, al menos en la jerarquía, ya debía entender, en tiempos de Darwin, que el Genesis no es un texto científico.
Yo he estado estudiando el tema a fondo últimamente. Mi conclusión es que es un problema muy profundo... y sí, peligroso. Porque tan mal están los creacionistas y los neopositivistas que creen irreconciliables creación y evolución (es decir, creacionistas y evolucion) como los que creen que ambas son fácilmente conciliables, así sin más.
ResponderBorrarY es muy fácil invadir los terrenos propios de la metafísica y la teología como de las ciencias exactas modernas. Por ejemplo, decir que 'alguien puso ahí la evolución y la dejó andando' no es otra cosa que 'diseño inteligente', que no es ciencia y es pésima teología.
Creo que todo el problema radica en una mala lectura (que no es literalista) del Génesis, que trata de hallar un Dios de explicaciones y no de sentido. Comete un error quien trata al Creador bíblico como 'motor' de un gran engranaje natural o 'artista' del gran lienzo del Universo. De la misma forma, otro error es confundir las causas físicas del Universo físico con sus principios metafísicos o reducir la experiencia humana a una cadena de causas igualmente físicas.
El Dios bíblico se busca no en el mundo físico, sino en el metafísico, pero, sobre todo, en la experiencia humana. Si no, en efecto, o Dios es un 'relojero ciego' o está desempleado, pues el Universo se explica perfectamente sin Él.
Qué buen comentario, G. (Ululatus).
ResponderBorrarTambién leí sobre eso. Podríamos llamarlo la reducción "Dios hizo el big-bang". Y olvidar la presencia permanente de Dios.
Presencia que, por supuesto, es campo indemostrable para la ciencia sola, para la razón sola.
A todo esto, ¿ Se encontró ya el eslabón perdido?
ResponderBorrarPorque si no, todo son hipótesis
María Jesús,
ResponderBorrarNo soy experto en el tema aunque creo que esa teoría no va más.
Lo cual no elimina la hipótesis evolutiva.
Saludos.
La evolución es un hecho, con o sin 'eslabón perdido', que además depende de los fósiles sólo en parte. Que no exista una gran y omniabarcante teoría darwinista de la evolución que dé cuenta de todo cuanto existe en la Tierra, es otra cosa... Pero de que el ser humano proviene del mismo antepasado común que el resto de los homínidos y todos de una misma célula eucariota y ésta de un caldo primigenio de proteínas... Eso es un hecho.
ResponderBorrarTanto como un hecho no. No hay otra teoría más adecuada, diría yo, para explicar estas similitudes que abundan en el mundo de la vida.
ResponderBorrarBueno, yo no me pondría tan popperiano, renunciando a la verdad científica y proponiendo sólo la no falseabilidad (hasta la fecha) de una teoría darwinista. Y vaya que soy popperiano.
ResponderBorrarMás bien, creo firmemente que los siguientes elementos de la teoría evolutiva sintética puede afirmar con bastante certeza los siguientes elementos (o 'hechos'):
• Cambio evolutivo: los organismos vivos cambian en distinta medida a lo largo de un tiempo lineal, lo cual elimina la posibilidad de un origen reciente del mundo.
• Origen común: todos los seres vivos se generaron a partir de los mismos antepasados.
• Cambio gradual: el cambio evolutivo ocurre a través de largos periodos de tiempo, sin saltos brusco. [Este se ha debatido, pero los teóricos del 'equilibrio puntuado', de los saltos evolutivos bruscos, ya no tienen mucho peso].
• Selección natural: opera mediante mutaciones azarosas del genotipo de un determinado individuo, alterando su fenotipo y/o fisiología, lo que, a su vez, puede afectar positiva o negativamente su interacción con agentes externos como el clima, el alimento o los depredadores; en caso de que lo afecte favorablemente, puede llevarlo a tener un mayor éxito reproductivo, con lo que es posible que la mutación genética pase a la siguiente generación.
• Especiación: cuando una población, por diversas razones, se divide, y sus partes quedan aisladas la una de la otra en nichos ambientales distintos, la selección natural favorecerá la reproducción de los individuos cuyas mutaciones les provean de una mayor adaptabilidad al medio cambiante; con el tiempo, es probable que surja una nueva especie, es decir, a la que no le sea posible reproducirse con miembros de la especie original.
Y hay evidencias prácticamente incontrovertibles:
• los fósiles —escasos, pero persuasivos—
• los rastros de dispersión geográfica de las especies —como los varios tipos de pinzones que el mismo Darwin descubrió en las distintas islas del archipiélago de las Galápagos—
• las similitudes genéticas entre todos los seres vivos —99.9 % de genes comunes entre cualquier individuo de Homo sapiens, incluyendo 99.95% entre hermanos y 99.99% entre gemelos idénticos; 98.7% entre el Homo sapiens y el Pan troglodites, el chimpancé, nuestro pariente más cercano; e incluso un asombroso 30% con el Saccharomyces cerevisiae, el hongo de la levadura—
• ejemplos de selección natural acaecidos en tiempos asombrosamente cortos, al punto que han acontecido frente a nuestros ojos, bajo el microscopio o frente a cámaras del National Geographic —el caso más representativo puede ser el de las bacterias o virus resistentes a los antibióticos, como el de la influenza AH1N1—.
Mientras que, por otro lado, hay elementos de la moderna teoría darwinista que son discutibles y lejos están de poder afirmarse categóricamente:
• Los cambios lentos y graduales del darwinismo ortodoxo vs. los saltos bruscos del ‘equilibrio puntuado’ —que originarían nuevas especies en muy poco tiempo e incluso harían innecesario el aislamiento geográfico— [aunque la evidencia y la mayor parte de la ortodoxia científica se inclina por los cambios lentos]
• El nivel al que se sitúa la competencia por la autopreservación: los genes, los individuos o las especies
• El distinto acento de los mecanismos de cambio y selección: si la adaptabilidad depende en mayor o en menor medida de la adaptación externa al medio o de variaciones internas de genes
• Las controversias de la biología molecular
• Los procesos no darwinistas en la historia de la vida, como el origen de la primera célula procariota a partir de materia inerte, la simbiosis que generó las células eucariotas, la evolución modular de sistemas básicos de genes y la explosión de numerosas especies nuevas en el periodo cámbrico o el lamarckismo que irrumpió con el cerebro humano
Disculparán ustedes lo largo y los demasiados datos, pero espero que sirva. :)
Ululatus,
ResponderBorrarLos datos son muy interesantes. Salvo alguno que otro, he leído acerca de ellos en un libro de divulgación que comenté aquí en varias entradas llamado "Creación y evolución" de Florencio Arnaudo.
No es un libro especialista en la materia aunque es un estudio muy bueno.
No era mi intención entrar en sutilezas filosóficas (¿cómo podría y ohacerlo?) sino simplemente moderar ese diálogo entre María Jesús y vos. De ahí quizás algunas "imperfecciones académicas" que me alegro aclares.
Por cierto, ya que dominás el tema. Hay todo un misterio en esa teoría que áun no logro comprender. Mutaciones "al azar". Eso es algo aún no explicado, ¿no? Es como la palabra fácil para que cierre la teoría.
Pero algún día habrá una explicación, yo creo (para que veas que no soy un escéptico de la ciencia).
Por supuesto que todas estas similitudes físicas en nada se relacionan con el misterioso origen de lo que podríamos llamar alma humana. Vaya aquí para María Jesús: no hay problema cristiano entre un origen físico en base a un antepasado común con el mono y el origen espiritual del hombre.
Esto por ahora. Saludos.
PD: Para otra ocación podríamos dejar eso del ADN, que tiene una veta interesante de exploración para otras reflexiones.
Juan Ignacio:
ResponderBorrarMe alegra haber contribuido con estas notas a pie.
Ya que lo mencionas, justo las mutaciones genéticas, que Darwin no pudo conocer, puesto que la ciencia genética estaba en pañales y no era del todo popular (a pesar de que el abad Mendel fue contemporáneo del inglés), pero que se añadió a la teoría a lo largo del siglo XX, son una de las dos piezas cruciales de la evolución biológica.
Por una parte, la selección natural es todo menos azarosa, pues tiene una clarísima tendencia (o 'telos' en estricto sentido filosófico) hacia la supervivencia y la reproducción exitosa. Por otra, las mutaciones genéticas ocurren con incalculable probabilidad estadística y sin ninguna clase de 'telos', por lo que podemos hablar correctamente de azar. De esta forma, la evolución biológica es una combinación de azar y necesidad, aunque a un nivel muy bajo. Es decir, que no puede inferirse una gran tendencia (una teleología) a partir de los mecanismo evolutivos, que es justamente donde está la raíz (filosófica) del conflicto: ateos tramposos y creyentes trasnochados tratan de inferir un plan o la falta de él a partir de la evolución. Porque, en efecto, con las mutaciones genéticas y la selección natural se explica perfectamente la existencia de organismos vivos complejos, sin necesidad de ningún 'plan' ni 'diseñador'. Pero es un error filosófico extraer consecuencias metafísicas de mecanismos biológicos, de la misma forma que tratar de meter al Dios bíblico en ellos.
Ahora, el alma humana... ése es otro gran problema. EL problema, quizá, que, a mi juicio, no se ha resuelto satisfactoriamente desde las ciencias exactas, la filosofía ni la teología...
Ululatus,
ResponderBorrar"La selección natural se explica perfectamente la existencia de organismos vivos complejos, sin necesidad de ningún 'plan' ni 'diseñador'".
Buen punto para ver donde esta la verdadera discusión o polémica.
Lo único que no sé si si diría es "se explica perfectamente". Pues una explicación perfecta trasciende el mundo de la ciencia, ya que debe incluir causas y fines, que están en otro campo de estudio. La ciencia sólo explicaciones del cómo y frente a la filosofía o teología siguen siendo siempre peticiones de principio.
Pero es bueno aclarar lo que decís para evitar falacias como el diseño inteligente.
¿Has visto que quien talla mucho desde la Iglesia en este tema es el cardenal Schonborn, de Austria?
Saludos.
Con el 'perfectamente' me refería al cómo. Pero tienes razón: mi objeción contra los neopositivistas y cientificistas es precisamente su intento de querer convertir la evolución darwiniana en una gran teoría omniabarcante (filosófica y metafísica) que dé cuenta de la totalidad de la vida y del universo.
ResponderBorrarSí, vi una breve conferencia en youtube sobre el tema: la presentación de Schönborn de su libro. Sé también que desató una tremenda polémica con su defensa del 'diseño inteligente' (o más bien, de la teleología del universo) en el New York Times, lo que le llevó a corregirse y matizar en el dicho libro. Quiero leerlo, de hecho. Aunque Schönborn, con varios escándalos a cuestas, ya no vaya a ser Benedicto XVII...