lunes, 31 de julio de 2006

"Programación"

Con el santo de hoy, que a mi me toca, cerramos un mes y damos paso a otro que viene con “una programación inigualable” (diría un aviso de un canal de TV anunciando sus próximas entregas).
Hoy el santo de Loyola, Ignacio. Y el mes que viene, a prepararse: Transfiguración del Señor y Asunción de la Virgen María y, alrededor de ellas, un elenco de “grandes estrellas”. Cura de Ars el día cuatro y a la semana siguiente en seguidilla: San Cayetano, Santo Domingo, Santa Edith Stein, San Lorenzo y Santa Clara.
Es el mes de San Bernardo, San Agustín (junto a su madre Santa Mónica) y Santa Rosa de Lima. Y que no me olvide, me reclaman, de un apóstol, Bartolomé, y de un papa, Pio X. ¿Y qué hay de San Ramón Nonato o del mismísimo Maximiliano Kolbe?
Diversas personalidades en vida, distintas formas de santificarse y ser santificados, pero uno en Cristo ya para siempre.
Rueguen por nosotros.

domingo, 30 de julio de 2006

Inscripción en seis caras

Revolviendo la riñonera que me había llevado en el viaje a los mares pampeanos, encontré el papel en donde había copiado la inscripción que figura en las luminarias de la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia (Mar del Plata), más precisamente en las que corren entre la nave principal y las laterales.
Para representarse dichas luminarias, imaginen un cuerpo formado por dos caras horizontales hexagonales paralelas, colocadas entre sí a una distancia menor a las dimensiones de sus lados, y unidas por estos con seis caras verticales. Llamémoslas “tortas hexagonales”. Sus caras son de vidrio y las aristas metálicas. Cuelgan del techo mediante unas cadenas y en cada uno de los lados pequeños llevaba inscripto en letras de metal también:
LVX DE LVCE
APPARVISTI
CHRISTE
ILLVMINA
ET ACCENDE
CORDA NRA
Traté de imitar todo. Las E en negrita son como epsilon (como un tres al revés, digamos). Sólo hay una E escrita así en imprenta (¿?). Todas las letras son del mismo tamaño, incluso las simil epsilon, excepto una te pequeña en ET. Y yo elegí con cuál de las seis caras iniciar. Espero que esté bien armada la frase (en Google, así completita, no está).
En fin, para aquellos a los que les guste...

viernes, 28 de julio de 2006

Status viatoris XXII

Cuando dejamos el status viatoris, nuestros seres queridos llevan nuestras vestiduras mortales en un viaje final, llamado el cortejo fúnebre. “Cortejo” es el nombre del poema de Leopoldo Marechal que les dejaré aquí para continuar con esta serie de entradas, y pertenece a los “Poemas Australes” de 1937.

Vestida y adornada como para sus bodas
___la Muerta va: dos niños
___la conducen, llorando.
Y es en el mismo carro de llevar las espigas
___maduras en diciembre.

El cuerpo va tendido sobre lanas brillantes,
___ejes y ruedas cantan
___su antigua servidumbre,
clavado en la pradera como una lanza de oro
___fulgura el mediodía.

(Mi hermano va en un potro del color de la noche,
___yo en una yegua blanca
___sin herrar todavía.)

La Muerta va en el carro de los trigos maduros:
___su cara vuelta al sol
___tiene un brillo de níquel.
Se adivina la forma del silencio en sus labios,
___una forma de llave.

Ha cerrado los ojos a la calma visible
___del día y a su juego
___de números cantores;
y se aferran sus manos a la Cruz en un gesto
___de invisible naufragio.

Y mientras el cortejo se adelanta entre flores
___y linos que cecean
___el idioma del viento,
la cabeza yacente, sacudida en el viaje,
___traza el signo de ¡no!

Dos niños la conducen: en sus frentes nubladas
___el enigma despunta.
¿Por qué la Muerta va con su traje de bodas?
___¿Por qué en el mismo carro
___de llevar las espigas?

(Mi hermano va en un potro del color de la noche
___yo en una yegua blanca
___sin herrar todavía.)

jueves, 27 de julio de 2006

Dos cuestiones de amor entrelazadas

Quisiera una canción para un amigo
que no puede salir de la melancolía eterna de sufrir
de amor.

Y busca en cualquier parte y hace todo para amarte,
sin embargo nunca pide perdón.
Sueña que vos sos como quiere él
y así todo lo va a perder.

Miente y se equivoca cada vez que abre la boca
y hace todo para mostrar que fiel,
para colocarte en la cárcel de su ser.
[*]

¡Araca, corazón! Callate un poco,
y escuchá, por favor, este chamuyo.
Si sabés que su amor es todo tuyo,
no hay motivos para hacerse el loco.

¡Araca, corazón! Callate un poco.

Así cantaba
un pobre punga,
que a la gayola,
por culpa de ella,
fue a descansar.
Mientras la paica,
con sus donaires,
por esas calles
de Buenos Aires
se echó a rodar.
[**]

Quisiera una canción para un amigo
que no puede salir de la melancolía eterna de
sufrir de amor.

Si quieres un consejo: no la cuides desde lejos,
ni le digas lo que tiene que hacer.
Ella debe ser como quiere ser,
y eso ya lo tienes que ver.

Rompe las cadenas que atan a la eterna pena
de ser hombre y de poseer
es un paso grande en la ruta de crecer.
[*]

Mas como todo se acaba en esta vida,
una tarde salió de la prisión.
Y al hallarla le dijo, el pobre punga:
"¡Volvé otra vez conmigo, por favor!"

"Volver no puedo",
dijo la paica.
"El amor mío
ya se acabó".
Pasó una sombra,
cruzó un balazo,
cayó la paica
y una ambulancia,
tranquilamente,
se la llevó.

Y nuevamente en las horas de la noche,
cuando duerme tranquilo el pabellón,
desde la última celda de la cárcel
se oye al punga cantar esta canción.

¡Araca, corazón! Callate un poco,
y escuchá, por favor, este chamuyo.
Si sabés que su amor nunca fue tuyo,
ya hay motivos para hacerse el loco.

¡Araca, corazón! Callate un poco.
[**]

[*] “Salir de la melancolía”, canción de Seru Giran (García). 1981.
[**] “Araca, corazón”, tango de Enrique Delfino y Alberto Vaccarezza. 1927.

Lunfardismos:
¡Araca!: Voz de alarma.
Chamuyo: Conversación, parlamento, discurso.
Punga: punguista, ratero.
Gayola: prisión.
Paica: mujer, muchacha, mujer perteneciente a un rufián.

lunes, 24 de julio de 2006

Esperando el regreso

Si supiera hacer canciones, haría una “Canción para la vuelta a casa por el camino de la arboleda”. Para escuchar en auto, pero a paso de caballo. Paso que se puede imitar casi a la perfección cuando se cruzan, a diez kilómetros por hora, las vías del tren viejo.
(También es lento el tren. Es tan lento que ni barreras hay. Sólo un cartel que dice: “MIRE a ambos lados antes de cruzar”).
Canción para dentro de un rato. Canción para cuando diga: “¡Basta! El resto: mañana”. Y finja ser yo mismo quien dicta mis horarios de trabajo.
Es probable que me salga con ritmo de polca ucraniana. Pero quizás se empiece a relajar, y robe algunas notas del Concierto de Navidad de Corelli. O tome prestado colores centroamericanos, para ir pensando en la llegada: “Tus ojos, claro de monte, como guitarras trovadoras de San Juan…”
(Escritos de intervalos muertos de oficina)

sábado, 22 de julio de 2006

Polcas y fe


Una discoteca argentina sin discos de chamamé no se puede considerar una discoteca ni siquiera mínima. Ella me lo hizo notar, aunque no lo dijo tan trágicamente. Simplemente dijo: “no tenemos ningún disco de chamamé”.
Así que pude finalmente conocer al Chango Spasiuk. Y fue en Internet. Y por el chamamé llegué a las polcas ucranianas. ¡Y vaya hallazgo! Francisco ya las bailó. Son de lo más contagiosas.
Hoy tuve la oportunidad de ir a una disquería y adquirí, sin más ni más, un disco de Spasiuk llamado “Polcas de mi tierra”; unas grabaciones de lo más lindas. Muestra la cultura ucraniana en los inmigrantes que llegaron, cerrando el siglo XIX, a la provincia de Misiones.
Católicos de rito bizantino-ucranio, según explican en el disco, se trata de gente muy religiosa. “Humildes y de una profunda espiritualidad, alegría y ternura”, los llama Spasiuk a los de su tierra del litoral. Y eso se ve en el disco, que mezcla testimonios y canciones. Incluso se relatan varias partes (y se tocan canciones típicas) de un casamiento.
A las interpretaciones de Spasiuk se suman las de otros acordeonistas y también violinistas, “cajonistas” y ejecutantes de instrumentos tan peculiares como el “buben tarabán”, el “tsymbaly” (de cuerda percutida, invención del tío de Spasiuk) o simplemente percusión con “alpargata contra el piso”.
Y hay piezas interpretadas por el “Coro Centenario de Apóstoles”, algunos de cuyos nombres revelan además la religiosidad de la que les contaba, como Dostoino (Canción a la virgen) o Bororode tse divo (Ave María).
El mismo Spasiuk interpreta, en la iglesia de San Nicolas, en Las Tunas, una “Improvisación para la Virgen de Hoshiuv”. Y se puede escuchar el sonido de las campanas del templo. Según textos del disco, la figura de esta Virgen “está en casi todas las iglesias apostólicas romanas de rito bizantino-ucranio en la Argentina” (aunque Google y su buscador de imágenes no se hayan enterado, y por eso les dejo la imagen que ilustra la entrada).
Y me voy, me voy que recién lo estoy empezando a escuchar y debe haber más. Mientras tanto pueden ir escuchando algo en The charm of Chamame, disco recopilación de Spasiuk editado sólo en Europa que, además del enérgico chamamé, tiene algunas de estas polcas. Ver del siete al once: Improvisación..., La alegría que hace llorar, Besela Doroha (Camino alegre), Starosta (Padrino) o Ivanco (Juancito).

viernes, 21 de julio de 2006

Este. ¿Cuál? Este

El pseudogénero literario weblog tiene ciertas características peculiares; aquellos lectores con formación literaria lo podrán analizar mejor.
Muchas veces, con la cuestión de los links o enlaces, el autor suele armar frases como la siguiente:

Pasó tal cosa, como podrán ver en esta página.

Y en el “esta” se pone el enlace.
Esta característica de la entrada o post hace que el texto de la misma no se pueda transladar, así como está, a un medio gráfico. Porque no se entendería lo que quiere decir. ¿En cuál página se vería lo que pasó?
Esta peculiaridad me hizo acordar a algo que hacían (o hacen) Dolina y su equipo en la radio. En un espacio dedicado a reírse de algún artículo de diario o nota de revista, Dolina leía y se daba una situación como la siguiente (el tema es inventado por mí):

- (…) cuando haya juntado todos los elementos, apague el interruptor. El último paso es ese.
- ¿Cuál? -interrumpía alguien del equipo.
- Ese -decía Dolina. Y seguía.

No sé si se burlaba de un excesivo uso de pronombres (creo que Dolina es muy afecto al análisis de la forma en que se habla o escribe), no sé si era un simple juego de “comentarista molestando al lector”, no sé. Parecía una broma que tenía su pequeña historia, y quizás me falta conocer algo para entenderla.
Como propuesta, y hasta que no surja una idea mejor, diremos que, si le vamos a poner un nombre a este "recurso literario" de los weblogs (el de poner un pronombre y con él hacer un link), lo llamaremos "Dolineo".
O algo así.
- ¿Cómo?
- Así.

miércoles, 19 de julio de 2006

Todo por la Eucaristía

Quizás una de las prédicas a las que más refuerza el relato de la experiencia de la cárcel de monseñor François-Xavier Nguyên Van Thuân es la de la importancia de la Eucaristía. Empieza el texto con el suceso del encarcelamiento y cómo se las rebusca el obispo para conseguir que le envíen vino de misa bajo el disfraz de remedio para el estómago. Y luego cuenta:

(...) todos los días, con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma de la mano, celebraba la misa.
De todos modos, dependía de la situación. En el barco que nos llevó al norte celebraba la misa por la noche y daba la comunión a los prisioneros que me rodeaban. A veces tenía que celebrar cuando todos iban al baño, después de la gimnasia. En el campo de reeducación nos dividieron en grupos de 50 personas; dormíamos en camas comunes; cada uno tenía derecho a 50 cm. Nos las arreglamos para que estuvieran cinco católicos conmigo. A las 21:30 había que apagar la luz y todos debían dormir. Me encogía en la cama para celebrar la misa de memoria, y repartía la comunión pasando la mano bajo el mosquitero. Fabricamos bolsitas con el papel de los paquetes de cigarrillos para conservar el Santísimo Sacramento. Llevaba siempre a Jesús eucarístico en el bolsillo de la camisa.
(...)
Durante el descanso, mis compañeros católicos y yo aprovechamos para pasar un paquetito para cada uno de los otros cuatro grupos de prisioneros; todos saben que Jesús está en medio de ellos; El es el que cura todos los sufrimientos físicos y mentales. Durante la noche los presos se turnan en adoración.
[*]

Cuando recuerdo que una vez hace poco no fui a misa por estar engripado, me siento como indigno de andar confesándoselo a un sacerdote como este.
[*] "Cinco panes y dos peces", cap. 4; François-Xavier Nguyên Van Thuân; Ed. Ciudad Nueva.

domingo, 16 de julio de 2006

Glosa de amor

Del cielo bajó el amor
en una noche de frío
como la flor del rocío
cayendo sobre otra flor
.

Aquella noche pasaron
cosas que nunca se vieron;
las estrellas florecieron
y las flores alumbraron;
las bestias se humanizaron
y hubo un parto sin dolor;
un gran Rey se hizo pastor
y un pastor se hizo cordero,
y en ese dulce entrevero
del cielo bajó el amor.

Nada se puede igualar
a un milagro verdadero;
él vuelve plata el lucero
y dulce el agua del mar.
Milagro es poder parar
el tiempo, la sangre, el río
y hacer Dios su labrantío
en el pobre barro humano
y dar trigo del verano
en una noche de frío.

Brillaba la noche aquella,
y ardía como ninguna
porque esa noche la luna
al sol encerraba en ella...
Vino como una doncella
temblando de amor el frío
sobre la escarcha del río
donde el hielo se quemaba,
como la flor del rocío.

Flor del rocío caía
sobre el cáliz de una rosa.
¡Qué lluvia tan silenciosa
y el cielo entero llovía!
De este modo se cumplía
la promesa del Creador
de pagarnos con amor
todo el dolor que le dimos.
Y ésa fue la flor que vimos
cayendo sobre otra flor.

Glosa de amor, de Juan Oscar Ponferrada. Hallada en “Literatura y folklore”, II: El folklore en la literatura; selección de Augusto Raúl Cortazar; Centro Editor de América Latina, Biblioteca Argentina Fundamental, serie Capítulo, número 57; donde a su vez dicen tomarlo de “Selecciones Folklóricas”, nº 7, Buenos Aires, 1965.

jueves, 13 de julio de 2006

Pensar, decir, opinion, seguridad

Leyendo a Enrique (pero no refiriéndome a él) llegué a pensar que a fuerza de no decir lo que se piensa, con la intención de ser “políticamente correctos”, llegamos a no pensar nada. Y por eso no se puede decir: “¡Digamos lo que pensamos!”, sino que hay que reclamar: “¡Pensemos!”
Claro que eso no es negar lo que dice Hernán. Porque hay veces en que existe el (injusto) requerimiento de “tener una opinión formada” de todo. Y pensar que tenemos que tener opinión de todo sí que es un prurito deplorable, como lo llama él mismo.
Pareciera que hoy hay que tener opinión formada de todas las cosas. Lo que no se puede es estar seguro de algo, eso sí que no. Menos aún si se trata de pensamientos profundos acerca de la vida y otras cuestiones elevadas. Pareciera ser que seguridad es intolerancia. Pero si seguridad es intolerancia, ¿cómo se llama a la intolerancia de la seguridad?

miércoles, 12 de julio de 2006

Midwinter spring is its own season...


("La primavera en invierno es su propia estación",
así comienza la obra citada en la entrada anterior.
Y parece que no soy original.)

"Fines del mundo"

Me había propuesto tolerar los llantos de ese gato, o perro, o lo que fuese, que sonaba como una puerta corrediza metálica sin aceitar. Pero caminaba en oscuras regiones de Eliot y no me era fácil. Dejé la lectura y me puse a escribir esto. Y seguía el gato. O lo que fuera.

Entonces volví atrás, a la parte que me había gustado:

(…) There are other places
Which also are the world's end, some at the sea jaws,
Or over a dark lake, in a desert or a city—
But this is the nearest, in place and time,
Now and in England.
[*]


Y me dieron ganas de dejar libro y cuaderno, despertarlos a ellos e irnos a buscar lugares que sean “el fin del mundo”.

Los “fines del mundo” quizás tengan algo de esos lugares “para mirar al mundo desde fuera”. Recuerdo la primera vez que conocí uno de esos lugares. Era una pequeña plaza a orillas de la avenida Paseo Colón. Refugiado tras los árboles, en un lugar poco habitado, veía el frenético movimiento de la avenida y empezaba a pensar: “¿Por qué nos movemos?” Como me sucede en las azoteas, desde donde vemos el ruido sin ser parte de él. Y nos empezamos a ver a nosotros mismos.

Pero intuyo que los lugares que son “el fin del mundo” son algo más que eso. Mucho más. Quizás algo distinto...

________________ If you came this way,
Taking any route, starting from anywhere,
At any time or at any season,
It would always be the same: you would have to put off
Sense and notion. You are not here to verify,
Instruct yourself, or inform curiosity
Or carry report. You are here to kneel
Where prayer has been valid. (…)
[*]


[*] Four quartets, IV: Little Gidding; T. S. Eliot. De la edición bilingüe de Esteban Pujals Gesalí, Ediciones Cátedra, llamada “Cuatro cuartetos”. También un lindo regalo de ella. La traducción de los versos anteriores es la siguiente:

(...) Otros lugares
hay que son también el fin del mundo, están algunos
en las fauces del mar, o sobre un lago oscuro,
en el desierto, en una ciudad; pero el más próximo
es éste, en el espacio y en el tiempo,
ahora y en Inglaterra.

_________________Si vinieras aquí
por cualquier camino, desde un lugar
cualquiera, a cualquier hora, en cualquier época
del año, sería lo mismo siempre:
tendrías que abandonar la razón y el sentido.
No estás aquí para verificar
nada, ni para instruirte o satisfacer
la curiosidad o dar testimonio.
A lo que has venido es a arrodillarte
donde ha sido válida la oración.

domingo, 9 de julio de 2006

Dogma de fe

Yo tiré una piedra al agua:
se abrió y se volvió a cerrar.
Así concibió María:
doncella volvió a quedar.


(Literatura y folklore, I: El folklore literario; selección de Augusto Raúl Cortazar; Centro Editor de América Latina, Biblioteca Argentina Fundamental, serie Capítulo, número 57; otro hallazgo en los regalos de ella).

viernes, 7 de julio de 2006

Status viatoris XXI

Para aquellos que gustan de los relatos que nos cuentan cómo se vivía antes en Buenos Aires y sus alrededores, vaya este fragmento del relato “La carretita de Doña María”, de Pastor S. Obligado.[1] El hallazgo lo hice entre unos libritos de ocasión que me regaló ella.

Sobre dos altas ruedas, costados de quincho, techo de cuero de bagual sobado, arrastrada por una yunta de bueyes barrosos, entecos, pero de gran resistencia, iba y venía a San Fernando, hasta la invención del ferrocarril, la conocida carretita de doña María Segunda, la del Canal,[2] como la María Primera y la Martinica, madre y abuela respectivas, habíanla conducido desde el año de San Fernando (1805). La misma era que, con remiendos de pértigo, ruedas o cuero, condujo pálida rubia o pelinegra, de mejillas tan rosadas como los duraznos de las islas que juntamente acarreaba.

Y para quien, de entre los anteriores (o no), guste descubrir algunos lugares actuales en nombre de antaño, una descripción de las etapas del viaje:

En la hora en que empiezan a cantar los pajaritos en el bosque vecino, y al primer sonrosado del alba, emprendía viaje la carreta, frente al almacén de Maraña, subiendo la barranca que conduce a la iglesia,[3] deteniéndose por encargos en las quintas de Albarracín, Urien, Videla, Chacra de Castro y otras. Nunca dejó una rueda en el pantano, ni perdió encomienda o carta alguna. En invierno, todavía entre sombras, cruzaba el pueblito, empezaba a aclarar por Punta Chica y recién al cruzar San Isidro, le salía el sol. Por el ombú de la espera tomaba mate de las Morales; después de la parada (esquina Sorondo) descendía la barranca de Medrano, cruzando el puentecito (chacra de White); y descansando en Las Blanqueadas,[4] caía al camino de las Cañitas,[5] pasando Palermo, chupaban el último mate en el rancho del pescador de la Recoleta, siguiendo doña María por el bajo al Retiro, hasta su barranca, por donde subía la calle Artes [6] a la Plaza Almarita, o Plaza Nueva.[7] Antes tenía su parada final al lado del Molino de viento,[8] y últimamente dio en guardarla en el corralón de San Nicolás, detrás de la iglesia.[9]

Notas a mi cargo:
[1] (1841-1924) Abogado, militar, viajero, historiador, funcionario y periodista, su legado fueron las diez series de “Tradiciones argentinas” (según introducción del libro Relatos Argentinos, Eudeba, Serie del siglo y medio, número 20).
[2] El canal de San Fernando, hoy límite entre los partidos de Tigre y San Fernando.
[3] Podría ser, porqué no, “Nuestra Señora de Aranzazu”, la actual parroquia de San Fernando.
[4] Caserío del por entonces Partido de Belgrano. Interesante historia aquí.
[5] Es el barrio de moda actual.
[6] Carlos Pellegrini.
[7] Parece ser, según lo disponible en Internet, que se llamaba plaza “Amarita” y no “Almarita”. Se hallaba entre las actuales calles Sarmiento, C. Pellegrini, Perón y Carabelas, en el mismo sitio donde después estaría el Mercado del Plata. Dos fuentes: "clic" y "clic".
[8] Según esta fuente, había un terreno de un anterior molino de viento, un molino harinero en la calle federación (actual Rivadavia) y aparentemente cerca de la actual Callao.
[9] [El barrio de San Nicolás] Debe su nombre a la Iglesia de San Nicolás que se fundó en 1773 en las actuales calles Carlos Pellegrini y Corrientes donde se izara por primera vez en Buenos Aires la bandera argentina. Al ensancharse la calle Corrientes esta histórica Iglesia ha desaparecido.
Otra fuente: La primitiva Iglesia de San Nicolás que estaba ubicada en la zona hoy ocupada por el obelisco fue demolida para la construcción de la Avenida Nueve de Julio. A ella se debe el nombre del barrio. El barrio del Retiro fue el nuevo destino de la Iglesia San Nicolás de Bari que se inaugura en el año 1935 sobre la Av. Santa Fe.
Punta Chica, San Isidro, Palermo, Recoleta y Retiro llevan el nombre actual. El resto no lo pude identificar.

jueves, 6 de julio de 2006

Dos analogías (no perfectas)

En estos días estuve intentando algunas analogías. Aunque no cierran perfectamente, pensé que quizás podía contarles las aproximaciones que hice.
La primera analogía se intenta pensando en la oración al cantar la “Baguala de Amaicha”. Se me ocurrió que la primera estrofa encaja muy bien (en significado, cuando no en rima, que se rompe) si en vez de “cantar bagualas” pensamos en “hacer oración”.

Pa´ cantar bagualas no cuenta la voz,
sólo se precisa poner en la copla
todo el corazón.

La segunda estrofa es donde se pierde universalidad:

No han de ser bagualas mientras haiga sol,
andando y de noche, rodeado de silencio,
se canta mejor.

Y no tanto por lo de hacerlo (cantar bagualas o rezar) andando, que no es condición necesaria, sino también por lo de la noche y el silencio, que si bien es de gran ayuda para muchos, los hay otros quienes rezan muy bien de día; por ejemplo, al amanecer.
Y ahí nos quedamos. Vamos a la segunda analogía. Esta se aprovecha del tango “Hablando de tango” (de Hormaza y Grela), para hablar del sexo, de acuerdo a ideas surgidas al leer la entrada de Ens que habla de este último tema.
Se remplaza la palabra “tango” por la palabra “sexo” y la palabra “bailar” por la palabra “amar”. Preferiblemente en voz de Angel Vargas, se dice así:

Hablando de sexo
quisiera contarles.
Sencillo y compadre,
fue sexo y será.

No tienen derecho
[a] cambiarle el ropaje.
Con cuatro compases,
nació para amar.

Claro, ya escucho las voces que ponen su objeción acerca de aquello de “sencillo”. Lo sé. Pero como algo divino, quizás el amor participa en cierta forma de esa cualidad de Dios de no poder ser definido sin incurrir en palabras aparentemente contradictorias. Si se dice que el amor es sencillo se rescata un aspecto verdadero del mismo, pero se hace necesario decir que a la vez es complejo. Podríamos decir, "unamunescamente" hablando, que es sencillamente complejo y complejamente sencillo; o podríamos no decirlo (pero ya lo dije).
Pero la mar de las objeciones se harán en contra de eso de “compadre”, que según el diccionario lunfardo es algo como: Afectado, engreído, jactancioso, altanero / Valentón, pendenciero / Desafiante / Astuto, ladino, vil / Individuo de elegancia afectada.
De ninguna manera podría ser así el amor. San Pablo y San Juan me amonestarían por hereje. Y con razón. Pero yo dije que las analogías no eran perfectas. Y como me gusta este tango, se me ocurrió cambiarle un poco el sentido. Y en vez de usar “compadre” como adjetivo, lo uso como sustantivo. Y en mis versos modificados, el cantante le estaría hablando a alguien, llamándolo compadre. Queda así:

Hablando de sexo
quisiera contarle.
Sencillo, compadre,
fue sexo y será.

No tienen derecho
[a] cambiarle el ropaje.
Con cuatro compases,
nació para amar.

miércoles, 5 de julio de 2006

Cuando uno está "perdiendo"

Vaya a saber qué válvula se afloja a veces y ¡pssss!, se filtra hasta la conciencia y la garganta alguna canción encerrada en lo más hondo de la memoria. Cambian los días y cambian los temas, que pueden ser de lo más disímiles.

Compartiré con ustedes dos de las últimas “pérdidas”. Una es la “Baguala de Amaicha”, de la cual sólo copiaré el recitado inicial. Obra de Atahualpa Yupanqui, la que se me representa en la memoria es la magistral versión de Jorge Cafrune.
Pa´ cantar bagualas no cuenta la voz,
sólo se precisa poner en la copla
todo el corazón.

No han de ser bagualas mientras haiga sol,
andando y de noche, rodeado de silencio,
se canta mejor.

Golpeando las piedras, mi buen marchador,
como si marcara mesmo los latidos
de mi corazón.

Y en los guardamontes, haciendo el tambor,
con mis esperanzas, y mis alegrías,
¡si habré cantao yo!

Pa´ cantar bagualas no cuenta la voz,
sólo se precisa poner en la copla
todo el corazón.
La otra “pérdida” que quería compartir viene de más lejos, del norte español, en clave de jota navarra. Y en mi memoria, la versión cantada es la de un grupo llamado “Los Bocheros”.
Las golondrinas cantaban, a las orillas del Arga.
Las golondrinas cantaban y en sus trinos repetían:
¡Qué hermosa tierra es mi Navarra!

domingo, 2 de julio de 2006

Si tuviera un lector nuevo...

Si tuviera algún lector nuevo, ¿cambiaría algo? Pues... no. Aunque si alguien del que recientemente dije algo, alguien que nunca lee el blog, llegara a leerlo, en ese caso me apresuraría a aclarar que he hablado ya otras veces de él. Y que en ese conjunto de entradas hay que leer todas y cada una de esas entradas. Si no, quizás no se entienda bien.
Y lo digo aunque él no me haya dicho nada, aunque aún no esté seguro si él ha leído algo de lo que escribí, o escuchado hablar de ello.
Y agregaré una entrada más al conjunto. Voy a volver a hablar de mi padre, aunque no lo hubiera hecho si no hubiera encontrado las palabras que ya van a ver. Pongamos una excusa formal: hace poco pasaron su cumpleaños y el día “comercial” del padre. Así que ahora van unas palabras que le sientan más que bien. Son tomadas de la canción “Los brazos de mi padre”, de Jorge Fandermole.

Esos tallos de metal que soportan dos jazmines,
pendulares arlequines que acompañan el andar,
que parecen cuna tibia o herramientas de combate
son los brazos de mi padre que se van a trabajar.

(...)

Si se pudiera escuchar lo que por su fibra estalla,
lo que la paciencia calla y la lengua no dirá,
los milagros bajarían a los límites humanos
en la furia de unas manos que no dejan de luchar.

Acá quedan las palabras, por si le llegaran de alguna forma (esto es más que una mera sospecha...)

Status viatoris XX

Me han enviado interesantes pistas y textos Eleder, Cruz y Fierro y Sangre Azul. En camino a Santo Tomás, empiezo tomando la cita de un autor que me descubre Cruz y Fierro. Viene bien el texto porque le da una aplicación práctica a esto de estar en status viatoris. El camino es Jesús, Él mismo lo dijo y lo recordamos en la primera entrada de la serie. De Jesús aprendemos el amor. Y así aprendemos lo que debemos hacer para vivir como "viatores".

¿Por qué debe la caridad ir aumentando así en nosotros? Porque el cristiano es en la tierra un viajero, viator, que espiritualmente se encamina hacia Dios; y sólo progresa mediante actos cada vez más perfectos de amor, “gressibus amoris”, a paso de amor, dice San Gregorio. Se sigue también de ahí que la caridad debe aumentar constantemente en esta vida, de lo contrario el cristiano cesaría en cierto modo de ser viator, se habría detenido a medio camino (Santo Tomás, Suma Teológica, II, II, q. 24, a. 4). Las rutas están hechas para caminar, no para instalarse en ellas y dormir. Por eso se dice en San Lucas, VI, 25: “Vae vobis qui saturati estis, quia esurietis: Ay de vosotros los que estáis hartos, porque tendréis hambre”, y contrariamente en San Mateo, V, 6: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.” Jesús decía también: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba… y ríos de agua viva brotarán de su corazón.” (Juan, VII, 38.)

Rvdo. P. Réginald Garrigou-Lagrange, O.P., “Las tres edades de la vida interior”, Tomo I, Primera Parte, Cap. 7.