jueves, 31 de marzo de 2005

Un caso de eutanasia que debe hacernos cambiar

¿Cómo fue el “caso” de la señora Terri Schiavo? Este artículo, de dudoso sesgo, les dará un buen resumen informativo. Verlo en origen por este link: clic. Es de La Nación, antes de la muerte de Terri, escrito por una doctora en Filosofía y magíster en Bioética llamada Diana Cohen Agrest. De todos modos, lo iré desgranando aquí. Hay varias cuestiones superpuestas en esta historia.

Una de esos temas queda descubierto desde las primeras palabras, que a título descriptivo dicen: “Terri Schiavo no puede decidir por sí misma qué hacer con su vida”. Esto debe sonar, digamos, obvio para nosotros los cristianos. Nadie puede decidir completamente sobre su vida. Como dice en el inciso 64 de la encíclica "Evangelium Vitae": “(...) el hombre, rechazando u olvidando su relación fundamental con Dios, cree ser criterio y norma de sí mismo y piensa tener el derecho de pedir incluso a la sociedad que le garantice posibilidades y modos de decidir sobre la propia vida en plena y total autonomía”.
Algunos dirán que esto sólo vale para los cristianos. Pues bien, eso es otro tema. Si bien no lo podemos “imponer”, los cristianos pensamos que esto es para todos. Y podemos luchar para que los demás lo comprendan. Hay formas y formas. Pero de hecho, con la razón solamente podrían muchos entender lo que pasa si no se actúa como la Iglesia propone. Y casos como los de Terri Schiavo son, lamentablemente, grandes ejemplos. Cuando la vida queda en manos de la decisión del hombre, se dan situaciones tan aberrantes como la que sufrió Terri. ¿No es ridículo que a alguien le anden dando y sacando el alimento cada día que pasa? ¿No es una aberración? En el artículo que vinculé no está, pero se puede encontrar la historia de la cantidad de veces que se le “desconectó” y “conectó” el alimento.* (Hay que notar, además, que las distintas sociedades se preocupan por evitar los suicidios, en lo que se ve que la idea de la completa determinación sobre la propia vida no es del todo aceptada).

Así y todo, hay rasgos de pensamiento profundo. En un caso similar al de Terri pero anterior, sucedió esto: “El caso que sentó precedente en los Estados Unidos fue el de Nancy Cruzan, una joven que entró en estado vegetativo persistente tras un accidente automovilístico en 1983. Sus padres, tras acompañar a su hija durante más de un año, solicitaron a la Corte Suprema de Missouri la autorización para quitarle el tubo de alimentación. El pedido fue denegado, alegando que uno de los intereses del Estado es preservar la vida (...)” Tratando de no ser desconsiderado con el dolor de esos padres, creo que el fundamento de la decisión de la Corte fue valiente. No es falta de sentimientos. Hay que ser valiente para defender la vida. Ojalá uno tuviera ese valor.

Pero volvamos a este caso. Dije que había varias cuestiones superpuestas. Al escribir el post anterior me pregunté: “pero, ¿cuánto sé yo de este caso? ¿No me estaré dejando llevar, sin conocer que lo que están haciendo con esa muchacha es extender su vida sin sentido?” En ese aspecto, la “Evangelium Vitae” es clara. Inciso 65. “De ella [de la Eutanasia] debe distinguirse la decisión de renunciar al llamado « ensañamiento terapéutico », o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia. En estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia « renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las curas normales debidas al enfermo en casos similares ». Ciertamente existe la obligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según las situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son objetivamente proporcionados a las perspectivas de mejoría. La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana ante al muerte.

Es muy interesante. Es una lástima que la doctora Cohen no explicite algunas cosas. Dice: “(...) en una de las instancias judiciales, Terri fue evaluada por cuatro neurólogos, un radiólogo y su médico de cabecera. Aquellos nombrados por los padres de Terri sugirieron que podría mejorar con terapias no probadas, tales como vasodilatadores, pero sin datos objetivos que científicamente avalaran tal terapia”. No se aclara si se aplicaron algunos de esos tratamientos y cuál sería el efecto de ellos. Eso no nos permitiría estimar (o a la persona competente) si se trata de esos medios desproporcionados de los que hablaba la encíclica. Tampoco está claro esto: “El marido de Terri, que, según las leyes del Estado, es quien debe decidir en su lugar, alega que Terri expresó una vez su deseo de ‘no ser mantenida viva con una máquina’”. Pero no está claro si ese mantenerla viva con una máquina es algo que le esté causando algún dolor o sufrimiento excesivo y que no genere expectativas de vida. Lo que sí entendemos, por lo que leímos en otros artículos, es que es un dispositivo de alimentación lo que ella tenía. Y que lo que estaba en disputa es su conexión o desconexión. Ese medio de alimentación no parece ser algo que le cause un sufrimiento que no esté en proporción con sus expectativas de vida.

Para ir cerrando este post, aunque no el tema (o quizás sí), otro fragmento del artículo. “No es la primera vez que se debe tomar una decisión en lugar de un paciente incapacitado para hacerlo y, sin lugar a dudas, esa figura legal, que se conoce por el nombre de ‘juicio sustituto’, da lugar a perplejidades de compleja resolución”. ¿No surgirían menos complejidades si nos ajustáramos a la idea de que nadie decide completamente por la propia vida? Sería poner un criterio “externo” de “validez universal” que prepondere sobre intereses personales. No tendría que haber luchas entre los distintos parientes por decidir sobre la vida de alguien. Claro, esto generaría dificultades en caso de enfermos más conscientes que pidieran por ellos mismos la muerte. Pero sería otro el camino entonces. Y hay ideas para encararlo. Así como se busca evitar el suicidio, se pondrían los esfuerzos de la sociedad en tratar de ayudar al paciente terminal a enfrentar con valor el final de su vida.
Y así acontece el verdadero amor, no la falsa compasión que esconde la eutanasia.
Bueno, si siguen leyendo el artículo verán cuantas cosas se pueden cruzar con las palabras de la "Evangelium Vitae". El alcance de la medicina actual, el heroísmo del que acepta el sufrimiento y cuándo exigirlo, etc.
* Lean este link (clic). Tiene la información de la penosa sucesión de desconexiones y conexiones. Y respuestas para lo que venía preguntándome: "Febrero 1990: Terri Schiavo, entonces de 25 años de edad, sufrió un Accidente Cardiovascular (ACV), que le dejó graves daños cerebrales. Desde entonces permaneció inmovilizada y tuvo que ser alimentada mediante una sonda. Aparte de esto, su organismo no dependía de ningún sistema artificial".
¿Queda algo por decir?

Sueño

Ayer había escrito esto...
Alguien se las va a ingeniar. Va a entrar en secreto, va a burlar a la seguridad y va a dar alimento a la señora Terri Schiavo. Sí, así será.

Creo que soñaré eso. Lo imagino constantemente cuando leo las noticias. Sí.

Espero que este
post no sea en vano. Lo escribe quien al minuto de haberse conmovido ya se olvidó de ella. Quien se olvidó hasta ahora de rezar por su alma, las de sus verdugos y las de sus familiares. Quien quizás no se acuerde de hacerlo esta noche. Quien no hará eso que sueña que alguien hará.

Ese héroe puede aparecer. Ese santo héroe. Pertenecerá a un grupo de fanáticos o de lo que sea. Pero díganme que no se ganará el cielo, ¡ja!
¿De cuántas manos depende que el alimento llegue sea como sea? No lo sé. Esta noche quizás un enfermero, un asistente, un médico, un juez, el que sea, no podrá con su conciencia. Y tramará todo el “rescate”. Pronto nos enteraremos.
No fue así, recién leo que la muchacha murió. Ver.

Algo acerca del conocimiento

La Introducción al Pensamiento Científico me sorprendió con su sinceridad.

La ciencia es un hecho histórico, es decir, apareció en un momento de la evolución de la especie humana, y de ese momento tenemos registros, documentos. No obstante ello, ya desde antes de su aparición los hombres disponían de información, con la cual transformaban el medio en el que vivían. ¿A qué nos referimos? A cosas como las que menciona Ernest Nagel:

"Aprendieron a reconocer las substancias que alimentaban sus cuerpos. Descubrieron las aplicaciones del fuego y adquirieron la habilidad de transformar las materias primas en refugios, vestidos y utensilios (...)"

Es usual llamar conocimientos a estas adquisiciones y, si continuáramos haciendo una lista, seguramente incorporaríamos otros, ya sean habilidades que hemos desarrollado o creencias que hemos aceptado. Además, de un número considerable de nuestras creencias decimos que son el resultado de la investigación científica. Esta diversidad de conocimientos que forman parte de la herencia ancestral de la humanidad incluye, pues, al conocimiento científico como una de sus formas. No es la única, aunque para muchos constituye la forma más preciada de conocimiento.
*

Así que ando un poco desilusionado con la lectura de la filosofía de la ciencia. Quién sabe, quizás más adelante se ponga más interesante, por ahora sólo disquisiciones sobre la inducción o método inductivo.

En mis años de estudios universitarios (los primeros) hubo cosas que me interesaban mucho. Física, algunas cosas de química, mecánica... si hay una máquina fascinante esa es el automotor. El carburador, los motores Diesel... y eso que no recuerdo mucho; frente al mecánico soy un ignorante total.

Sin embargo, ese no es mi conocimiento más preciado. Creo que hay algo que me interesa aún más que el motor del auto. Y es saber porqué el hombre hizo autos, cómo usar mi auto en orden a la salvación de mi alma, de dónde venimos, a dónde vamos...

Sí. Hay un orden y es fascinante descubrirlo. Pero también es fascinante conocer al que lo hizo y cómo hacer para llegar a él. Buscarlo en ese orden.

Y es que creo que si nos quedamos sólo con ese conocimiento científico llegaremos a lo que dijo Hernán que dijo Chesterton: “explican todo el universo, al precio de tornar al universo indigno de necesitar una explicación”.
* Tomado de “La ciencia y el conocimiento. Algunas distinciones conceptuales”. María Cristina González, José Ramón Romero y Alejandra Valente.

miércoles, 30 de marzo de 2005

Respuestas hoy

Cuando allá en los últimos años de colegio secundario se nos ofrecía en los Grupos Juveniles realizar alguna labor de "servicio", eran distintas las reacciones. Estaban quienes decían: "la caridad debe empezar por casa". Yo siempre pensé que esa frase era muy sensata pero que, en realidad, en ese momento, ocultaba un simple y llano: "no quiero y esta puede ser una buena justificación", dos puntos y la frase ya dicha.

Ayer ojeando la "Exégesis de lugares comunes" leí algo muy interesante que me hubiera dado a mi razones para discutir aquella justificación. El lugar común "criticado" esta vez es "Hacer el bien alrededor de uno". Y dice al inicio:

"Cuestión de perímetro. Cuanto menos extenso es éste, mayor es el bien que uno se hace a sí mismo. Creo que esto no necesita demostración".

Pues para mí no, es clarísimo. Lástima que no lo supe antes. Hubiera resuelto varias inquietudes.

Lecturas cruzadas

Lecturas cruzadas de las "ofertas" del último post.
De "La moneda falsa":
Kemskoi: Hola, compadre, buenos días... Pero, oye... ¿qué clase de gente son todos estos inquilinos? No estoy contento... me disgusta...
Yacoliev: (Abriendo los brazos). ¿Y qué quiere usted que yo le haga? Tampoco me gustan a mí... Pero hay que vivir... Hay que comer... Hay que vestirse...
Como para ejemplificar una situación. Con este ejemplo tengo pie para citar el apartado de "Exégesis de lugares comunes" intitulado "Hay que comer para vivir"(lugar común criticado por el autor).
—Yo no pido otra cosa que comer —dice un pobre diablo—. Aunque la vida no es agradable, necesito llevar algo a la boca. Los perros comen y viven. Los que no tienen la suerte de ser mantenidos por un amo, se alimentan lo mismo con excelentes desperdicios que bastan para su vida de perros. Yo no puedo. Tengo la desgracia de pertenecer a la raza humana y de estar favorecido con una frente sublime que debe alzarse constantemente a los astros. No tengo olfato de perro y la carroña me queda en el estómago. . .
He oído decir que en otros tiempos había un Alimento para los pobres y que los muertos de hambre tenían el recurso de comer a Dios para vivir eternamente. Uno se arrastraba, llorando lágrimas del Paraíso, de una capilla de confesor a una cripta de mártir y de un santuario milagroso a una basílica llena de gloria, por caminos colmados de peregrinos que mendigaban el Cuerpo del Salvador. Este alimento único les bastaba a algunos bienaventurados, cuya languidez tenía el poder de curar todas las languideces y, a veces, de resucitar a los muertos. Todo eso está lejos, terriblemente lejos. . . Hoy, el burgués ha reemplazado a Jesús, ¡y hasta los cerdos retrocederían ante su cuerpo!

Con diez pesos

Por la calle Corrientes e inspirados por Hernán, que reavivó en nosotros gustos por antiguas prácticas, estuvimos husmeando estantes de libros.
¿Qué les parece la siguiente inversión por diez pesos? Con los primeros tres, un ejemplar de 1945 de Editora Inter-Americana (Buenos Aires) del que muchos consideran un clásico (con perdón de Arp): "Las llaves del reino", de A. J. Cronin.
Con otros tres, un librito de Ediciones Síntesis (Buenos Aires, 1983) intitulado: "Tres obras rusas". Son tres piezas teatrales. "El casamiento", de Gógol; "La moneda falsa", de Gorki y "La chinche", de Maiakovsky. A este último autor diré que no lo conocía; pero los escritores rusos "viejos" nos gustan. (Nos resistimos a un libro de Sholojov).
Nos sorprendió encontrar, en dos librerías, un ejemplar de ¡Leon Bloy! Al conocer por Hernán también a este autor, y muy interesados, no pudimos dejar de invertir otros tres pesos en "Exégesis de lugares comunes", de la Ediciones Carlos Lohlé (1977, Buenos Aires). El que llevamos traía una fajita que decía: "Bloy vitupera mejor que los profetas: su fuego se alimenta de todo el estiércol de nuestra época", F. Kafka. Qué tul, ¿eh? ¿No será demasiado?
Queda un peso, ¿qué comprar por un peso? Novedad para mí un libro que eligió Mariana para husmear. Se llama "La Iglesia es algo distinto", de R. Adolfs. También de Lohlé, 1966. He de referirles algunos datos. Título original en neerlandés: "De Kerk is Anders". Nihil obstat: Dr. Rafael Kuiters o. s. a., Censor Deputatus. Imprimi permittimus: Lucas Hoogveld o. s. a., Prior Provincialis. Imprimatur: Matteo A. P. J. Oomens, Vicarius Generalis. Buscoduci, die 27 aprilis 1966.

lunes, 28 de marzo de 2005

En Pascua

Ningún luchador es tan divino como aquél que puede aprestarse a vencer mediante la derrota. En el momento en que recibe la herida mortal, su adversario cae definitivamente herido a tierra. Pues él ataca al amor y resulta afectado por el amor. Y mientras el amor se deja atacar, demuestra lo que había que demostrar: que precisamente es el amor.
"El corazón del mundo", El reino, I. Hans Urs von Balthasar.

viernes, 25 de marzo de 2005

En esta Semana Santa (2)

Ponerle a una entrada "Semana Santa" y hablar de trivialidades es quizás liviandad. Aunque no tenga palabras nuevas, en Semana Santa una bitácora de autor católico apostólico romano no puede dejar de hablar de la Semana Santa, ¿no les parece?
Vivimos muriéndonos. Muriéndonos vivimos. Lo nuestro es morir. Me gusta decir que es nuestra "vocación". Quizás el tiempo sea eso. Esa imposibilidad de morirnos. "El tiempo es la imposibilidad de morirnos", anotá, me gusta. No poder morir, eso es el tiempo. Por menos resistencia que pongamos a la muerte, aunque no seamos casi nada "escapadores"de la muerte, ya tenemos algo desde Adán que nos hace imposible morir.
(Poné al pie, "delirios del autor, tomarlos con pinzas". Bueh, como si no se hubieran curado de espanto ya).

Y la vida es eso, es ir cediendo, aflojándose, dejándose llamar, dejándose conquistar, dejándose amar. Y ebrios de amor, dar amor. Y dar la vida por amor.
O al revés para el tiempo. El tiempo es el que nos va matando. El tiempo es lo que dura mientras morimos, pues es quien nos va matando.
Ahí les va un texto, y seguro que el autor no quiso decir lo que yo dije, pero a mi me parece que "pega".
Mientras en el exterior vamos colocando las cosas de modo que sus envoltorios se toquen y nos blindamos contra las inexorables exigencias de la vida, la fuente sigue manando en lo más íntimo del individuo y quebranta los muros y va minando nuestra más dura fortaleza. Nadie resiste hasta el final el incesante empuje de este oleaje: nos va reblandeciendo día tras día, va carcomiendo guijarro tras guijarro de la orilla ya desgastada: al final nos derrumbamos. Con el tiempo, hasta el más estúpido comprende el tiempo. El tiempo va cavando para sí mismo un lecho en él y con su redondo vientre lo va limando como el torrente que se precipita lamiendo un glaciar.
Tomado de "El corazón del mundo", Hans Urs von Baltasar, El reino, I.
¿Y esto qué tiene que ver con Semana Santa? Y bueno, algo tiene, algo tiene...

En esta Semana Santa (1)

Pensé en alejarme de las "ocupaciones" diarias, de las más o las menos "obligatorias", y así poder pasar una mejor Semana Santa con tiempo para la oración y la reflexión.

No fue esa la causa directa por la que no escribí nada en mi bitácora en cuatro días. Lo que sucedió fue que, para poder lograr mi objetivo de alejarme de las "ocupaciones", debía "liquidar" varias de ellas. La principal era: "dejar cuanto antes mi trabajo". He conseguido uno nuevo, pero mi ya ex jefe me pidió que me quede unos días más para dejar bien terminados y traspasados algunos asuntos. Soñaba poder abandonar el viernes pasado, luego esperé que sea el lunes y terminó siendo a las once de la mañana del Jueves Santo. Es por eso que no tuve tiempo de hacer entradas aquí.

Pero el objetivo, que ya parecía perdido, en buena forma se cumplió. Llegar temprano a casa fue una bendición (otros Jueves Santos he trabajado, ya que en la empresa en donde trabajaba no daban feriado). Tuve tiempo de jugar con Francisco, el hijo del matrimonio Finitud <-> Aquí estamos, charlar con Finitud misma, hacer un examen de conciencia y confesarme con el nuevo cura párroco, al cual atrasé de tal forma que la misa comenzó siete y cuarto* (y no fue por mi larga "lista de pecados", sino porque me dio el sacramento con una serenidad tal que ni se notaba que un templo de bote a bote lo esperaba; lo cual le agradezco profundamente). Así quedó el "campo libre de obligaciones" para el resto de los días de esta Semana Santa y su coronación pascual.
* queda "casi" implícito que la misa referida debía comenzar a las siete. Pero por si acaso lo aclaro. En la parroquia de Santa Julia, en el barrio de Caballito, la misa vespertina solía ser a las siete y cuarto y no por atrasos sino que era la hora oficial.

domingo, 20 de marzo de 2005

Domingo de Ramos casero

Marisa consiguió que las Benedictinas le regalen una canasta llena de ramos de Olivo. Así que con Elvira dedicaron la tarde a armar pequeños ramitos para los chicos del Hogar Zanocchi. Los demás cebamos mate, vinimos a poner un post y leer otros blog, alguno escucha el partido después de la siesta... Francisco, que se había salteado la siesta, cayó rendido.

Esto me hizo acordar a cuando éramos chicos. Podía ser en lo de mi tía o en la quinta de mi abuelo. Toda la tarde haciendo esas cosas o haciendo casi nada. Bien podía consumirse toda la tarde en un eterno partido de cartas. O en un recolectado y pelado de nueces. O una mañana entera en un corte de pasto y rastrillado. O pileta libre continuada, con las escalas para renovar fuerzas.

Toda la familia reunida, se dedicaba a algo. La familia tenía este día para estar junta. Hoy no hay tantos de esos días. No sé, es como que hubiera menos tiempo. No son tan comunes los domingos en familia, en esas familias "ampliadas" que incluyen abuelos, tíos y primos.

Se mueve Francisco, este teclado suena muy fuerte, chau...

¡Qué empiecen una Semana Santa muy con Cristo!

Shhh...

viernes, 18 de marzo de 2005

Revisión (4 bis)

De la respuesta que demos a "esas" preguntas surge la orientación de nuestra vida. ¿Y si nunca nos dedicamos un poco a responderlas? Permítame Juan Pablo II agregar que si nunca nos planteamos esas cosas vamos a estar entonces sin rumbo, sin orientación, como bola sin manija (que se dice por acá).
Quien no las contesta, muere, dice Fabricio con una nota más trágica. Entonces quien no se las hace... ¡no está vivo! Con permiso de Marechal.
Todo esto me llega muy de cerca. Yo soy muy preguntón de aquellas preguntas. Esa actitud es muchas veces criticada. Porque no se le da importancia. Porque no es valorada. Y no es valorada por falta de utilidad (o por acostumbramiento a una vida en base a los impulsos). Son dos formas distintas de no preguntarse, de no pensar. De eso quise hablar en el post "Pensando andaba".
¿Y qué estoy haciendo? ¿Defendiéndome de las críticas de alguien? Es muy probable. Defendiéndome de otros (y del otras veces yo) que me hablan de inutilidad, de que me ponga a "hacer cosas" y dejarme de tanto pensamiento.
Adán Buenosayres también se planteaba algo así (¡bah! Es una forma de verlo, en cierta forma adaptada a lo que yo estoy pensando). ¿Por qué no ser como el abuelo Sebastián y dedicarse de lleno a algo? ¿Por qué no ser como aquel obrero de la curtiembre que se daba por completo a su trabajo y podía después justamente descansar su siesta al sol?
Pero el análisis "Marechaliano" que pretenciosamente me hubiera gustado agregar a este post quedará para otro día ya que me olvidé de traer conmigo el libro (igual les diré que no es un tomo muy "menudito" como para guardarlo en el bolsillo de la camisa).
Así que en mi defensa y como respuesta a los que quieran "utilidad", dejaré estampado un fragmento de Unamuno ("Del sentimiento trágico de la vida...", Cap. 1) que quizás conforme a ambos. Por ahora.
Todo conocimiento tiene una finalidad. Lo de saber para saber no es, dígase lo que se quiera, sino una tétrica petición de principio. Se aprende algo, o para un fin práctico inmediato, o para completar nuestros demás conocimientos. Hasta la doctrina que nos aparezca más teórica, es decir, de menos aplicación inmediata a las necesidades no intelectuales de la vida, responde a una necesidad —que también lo es— intelectual, a una razón de economía en el pensar, a un principio de unidad y continuidad de la conciencia. Pero así como un conocimiento científico tiene su finalidad en los demás conocimientos, la filosofía que uno haya de abrazar tiene otra finalidad extrínseca, se refiere a nuestro destino todo, a nuestra actitud frente a la vida y al universo.
Se pueden hacer varios reparos, pero por ahora digamos que les estoy dando la utilidad que quieren. Pensar para orientar nuestra vida (y no estar a la deriva), pensar para responder las preguntas que la vida nos hace, preguntar para no morir. ¡Flor de utilidad!

jueves, 17 de marzo de 2005

Revisión (5). Título

Antes de decir algo más sobre la vida como preguntas y respuestas, haré un breve comentario acerca del nombre o título de este blog. Tuve por mucho tiempo a mano lo que voy a poner, pero nunca lo "publiqué". Ahora que me ha llegado algún comentario y estoy en época de revisión, aprovecho.
Jesús ruega por sus apóstoles en Juan 17, 6 y siguientes versículos. Va a decir que "Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo". Y más adelante que "el mundo los ha odiado, porque no son del mundo". No sé cuándo ni cómo, quizás a raíz de la predicación que se me hizo de esta lectura, entendí siempre que este ruego por los apóstoles describe y abarca a ellos y a todos los cristianos que luego vendrán.
No puedo hablar con certeza teológica de esto. Pero a favor de la idea presentaré un fragmento de Castellani en "Las parábolas de Jesucristo" en donde, hablando de las parábolas del sacerdocio (sal de la tierra; luz del mundo; ciudad sobre un monte), dice:
Aunque algunos aplican la palabra de "la sal de la tierra" a todos los fieles, evidentemente Cristo la dirigió a sus primeros sacerdotes y a todos los venturos -y sólo por extensión y por su unión con los sacerdotes, a todos lo fieles; que por virtud de esa unión pueden llamarse también "sacerdotes", como los llamó san Pedro "Vosotros sois género electo, regio sacerdocio, gente santa, el pueblo adquirido, para que anunciéis el poder de Aquel que os llamó de las tinieblas a la luz admirable..." (I Petr.,11,9).
Si bien Castellani no habló de Jn. 17, 6-19 y de las palabras que yo utilicé para dar título a mi blog, ¿es muy impertinente suponer una analogía, una posibilidad de aplicación del mismo "concepto"? Dejo el tema al que sepa más...

miércoles, 16 de marzo de 2005

Revisión (4). Vida y respuestas

Hablábamos de la vida... ¡Alto!
"Hablábamos". Esta es una forma en la que yo manifiesto mi unión con el que lea estas cosas o incluso haya dejado algún comentario. Porque lo cierto es que nunca "hablamos" de este u otro tema sino que tuvimos, a lo sumo, un breve intercambio epistolar electrónico.
Sigo (seguimos). Un tal Fabricio dijo en "La batalla de José Luna" de Marechal y en el post "Vida y muerte (con hipótesis de yapa)" lo siguiente: "El hombre nace lleno de preguntas: vivir es contestarlas. Y el que no las contesta muere". Y yo dije: "sus palabras me sonaron conocidas".
Bien. Otra vez de la mano de Juan Pablo II llega algo para esta revisión. Encíclica "Fides et ratio", en la introducción:
Por lo demás, una simple mirada a la historia antigua muestra con claridad como en distintas partes de la tierra, marcadas por culturas diferentes, brotan al mismo tiempo las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿por qué existe el mal? ¿qué hay después de esta vida? Estas mismas preguntas las encontramos en los escritos sagrados de Israel, pero aparecen también en los Veda y en los Avesta; las encontramos en los escritos de Confucio e Lao-Tze y en la predicación de los Tirthankara y de Buda; asimismo se encuentran en los poemas de Homero y en las tragedias de Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y Aristóteles. Son preguntas que tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre: de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia.
No es exactamente lo mismo, pero sin duda tiene (muchísimo) que ver.

Revisión (3)

Algunos detalles.
Hay una esquina de la Plaza Arenales del barrio porteño de Villa Devoto que corresponde a la intersección entre las calles Mercedes y Nueva York. Pero exactamente enfrente no hay otra esquina sino dos, por culpa (¿fabulación?) de la diagonal Fernández de Enciso, casi perfecta bisectriz del ángulo recto que forman las otras dos calles mencionadas en el cuadrante opuesto a la plaza.
Al no ser un habitante de la zona, se me escapó ese detalle, que introduciría una corrección en el post "Hay combates y combates", dónde deberíamos decir que "se podrá ver aún al vencedor erguido en la intersección de las calles Mercedes y Fernández de Enciso".
Dejamos Devoto y nos vamos para otro lado. Otro detalle a mencionar, sin relación con el tema anterior, es que mi peluquero (y el de tantos otros) no se llama Juan Volontiero, como dice en el post "Campanas", sino Juan Volonterio, como dice en su vidriera. ¡Y este sábado me ha propinado un corte tal que ni les cuento! ¿Se habrá enterado del error?

martes, 15 de marzo de 2005

Nuevos feminismos

Muy interesante esta respuesta de Mary Ann Glendon (recientemente nombrada presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales; profesora de Derecho de la Universidad de Harvard; representó a Juan Pablo II en la Conferencia Internacional sobre la Mujer que organizó la ONU en Pekín hace diez años) en una entrevista de Zenit a propósito de su exposición en la sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre el estatuto de la mujer en la que habló, en nombre de la Santa Sede, de la lucha de la Iglesia católica a favor de los derechos de las mujeres en el mundo.
Es interesante constatar que los nuevos feminismos que están surgiendo tienen muchos puntos en común con la visión católica de colaboración complementaria entre el hombre y la mujer para favorecer el desarrollo de una cultura favorable a la mujer y a la familia.
Una preocupación esencial para un creciente número de mujeres es que el progreso en el campo económico, social y político no tenga lugar en detrimento de la vida de familia.
Es un problema para el que todavía no se ha encontrado una solución en ninguna sociedad y es un problema al que el «viejo» feminismo de los años setenta era en general indiferente.*
* En Zenit el 8 de marzo de 2005.

Revisión (cambio de modalidad)

La revisión hecha en el formato de post "vivo" no me convenció (¿es algo "fabulador" esto de asignar una actitud humana, como es el convencer, a una entidad inanimada como lo es una organización estructural de un blog?).
La revisión continuará en posts individuales como éste, que es revisión de aquél* del 21 de septiembre, "Siempre una respuesta, o: La llave maestra". He descubierto, tiempo después de escrito el post, que la idea de la llave maestra ha tenido otras expresiones. De esta manera los derechos de autor de la misma vuelven a ser parte de una disputa, al menos para mí.
Viacrucis Vaticano 2000, segunda estación con meditaciones de Juan Pablo II...
La cruz. El instrumento de una muerte infame. No era lícito condenar a un ciudadano romano a la muerte en cruz: era demasiado humillante. Pero el momento en que Jesús de Nazaret cargó con la cruz para llevarla al Calvario, marcó un cambio en la historia de la cruz.
De ser signo de una muerte infame, reservada a las personas de baja categoría, se convierte en una llave maestra. Con su ayuda, de ahora en adelante, el hombre abrirá la puerta de las profundidades del misterio de Dios.
Por medio de Cristo, que acepta la cruz, instrumento del propio despojo, los hombres sabrán que "Dios es amor".
Amor inconmensurable: "Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna" (Juan 3,16).
Esta verdad sobre Dios ha sido revelada al mundo a través de la cruz.
¿No podía revelarse de otro modo? Tal vez sí. Sin embargo, Dios ha elegido la cruz.
El Padre ha elegido la cruz para su Hijo, y el Hijo la ha cargado sobre sus hombros, la ha llevado hasta al monte Calvario y en ella ha ofrecido su vida.
"En la cruz está el sufrimiento, en la cruz está la salvación, en la cruz hay una lección de amor. ¡Oh! Dios, quien te ha comprendido una vez, ya no desea ni busca ninguna otra cosa" (Canto cuaresmal polaco). La Cruz es signo de un amor sin límites.
* Necesito refrescar un par de reglas ortográficas en cuanto a la acentuación de "este", "aquel", etc. Sé que la tilde se pone cuando, al remplazar al objeto, no hay luego un predicado (¿bien dicho?).

lunes, 14 de marzo de 2005

Revisión ("post vivo"; 14.03)

Móvil: completar algunas cosas que quedaron en el tintero. Este post es "vivo" porque por unos días se irá agrandando.

La primera revisión (1) es la del post del viernes pasado. He visto que tiene un "tono" que no me convence. Pero tratar de corregirlo sería hacerlo empalagoso en aclaraciones y notas. Quedará así. Confío en la misericordia de los lectores.

La segunda revisión (2) es la del post del día 9 de septiembre de 2004, "
¿Entienden mal o escapan?" Dije ahí que algo se podría agregar, algo del libro "Piloto de Guerra", de Antoine de Saint-Exupéry. Creo, ahora después de tanto tiempo, que el texto que se podía agregar es el que voy a citar aquí. Parte de ese texto lo puse luego el 14 del mismo mes en el post "Las cosas son a la noche". Muestra la otra cara de lo que muestran los dos primeros textos. Mi forma de relacionarlos es: si escapamos o nos embriagamos en el día y sus cosas (los dos textos citados), lo contrario hacemos en la noche (el siguiente texto).

"(...) me falta un concepto directivo, un lenguaje claro. Pienso por contradicción. Mi verdad está en pedazos y no puedo considerarlos más que uno tras otro. Si estoy vivo, esperaré la noche para reflexionar. La noche bien amada. Por la noche, la razón duerme y las cosas son, simplemente. Las que verdaderamente importan recobran su forma, sobreviven a las destrucciones de los análisis del día. El hombre reconstruye sus pedazos y vuelve a ser un árbol tranquilo.
El día es para las escenas familiares, pero, por la noche, aquel que se ha querellado encuentra de nuevo el Amor. Pues el amor es más grande que ese vendaval de palabras. Y el hombre, apoyado en su ventana, bajo las estrellas, es responsable de nuevo de los niños que duermen, del pan del mañana, del sueño de la esposa que reposa ahí, tan frágil, y delicada, y pasajera. El amor no se discute. ¡Es! ¡Que venga la noche para que se muestre ante mí alguna evidencia que merezca el amor! Para que piense: civilización, destino del hombre, placer de la amistad en mi país. Para que desee servir a alguna verdad imperativa, aunque tal vez inexpresable aún...
Por el momento soy muy semejante a un cristiano abandonado de la gracia. Haré mi papel con Dutertre honradamente, no hay duda, pero de la misma manera que se salvan ritos que no tienen ya ningún contenido. Cuando el Dios se ha retirado. Esperaré la noche, si aún puedo vivir, para caminar un poco por la carretera que atraviesa nuestro pueblo, envuelto en mi muy amada soledad, a fin de comprender por qué debo morir."


Próxima revisión: pronto en este mismo canal.

viernes, 11 de marzo de 2005

Pensando andaba


Por acá aquellos a los que "estas cuestiones" no les interesan. No las necesitan para vivir. "¿De qué sirven?"
No sirven para este mundo, quizás... Quizás sirvan para el otro. Pero ese otro mundo es otra de las cosas que tampoco les interesan. A mí sí. Además, "estas cuestiones" sí me sirven para este mundo.
Vos jugás con dineros, carreras laborales, poder, progresos materiales. Yo no estoy libre de esas tentaciones. Sin embargo juego con ideas y pensamientos, alejado de tu mundo "real". Cada uno juega como sabe jugar y con lo que le gusta. Al fin de cuentas, todos esos juguetes materiales pasarán. ¿Mis ideas también? Quizás también. Pero hoy son ejercicio. Ejercicio de amor, ejercicio para la virtud (mientras no olvide las obras...). Y eso es más que juego. Es el entrenamiento. ¿O pensás que para jugar el partido decisivo puedo "rascarme" toda la temporada? O visto de otra manera... si se me turban los sentidos con los juegos de aquí abajo, ¿cómo podré ver la Verdad allá arriba?
Por acá otros que andan como animalitos. Hacen ciertas cosas como quien toma un vaso de agua. Su "naturalidad" para vivir muchas cosas puede en cierta forma ser advertencia para nuestras verdaderas "represiones" o miedos. Pero uno, con pretensiones de no ser de este mundo, conoce otra cosa mejor. Y debe pensar si realmente la conoce. Si realmente todo lo del Padre es nuestro o cuando vemos a alguien que se da "la gran vida lejos de la casa" no sentimos "envidia". Es natural a veces que nos pesen nuestros deberes. Somos débiles. Pero si siempre es así, algo anda mal.
Algunos pasarán toda la vida de esa manera. Vivirán toda la vida "salvajemente"; no les preocupa el final. Cuando llegue, llegará. ¿Cuán culpables son? Eso es un tema profundo. Ellos y Dios sabrán. Son almas muy sencillas, ya dije, como animalitos casi. Yo sería culpable si soy así como ellos (¡y cuántas veces lo soy!). Yo soy culpable cuando soy así. Pero ellos... no sé. Hay que ir más profundo para saberlo. Yo sería culpable si vivo como ellos porque a mí un bicho ya me picó (¡qué gran picadura de amor!). Algo me han dado a mí que no puedo vivir así de tranquilo como ellos y tengo que andar todo el día pensando. Los que no comprenden podrán decir que es una enfermedad. Sea lo que sea, soy feliz si respondo a ello. Si no respondo a ello no soy feliz, y por lo tanto soy culpable, ¿no?
Dije: "¿Cuán culpables son?" "Ellos y Dios sabrán". Eso no nos quita nuestra misión de llevar la buena noticia. La misión de proponerles nuestro mundo. No impide que la Iglesia diga lo mal que está el pecado, y eso no es juzgar a ningún pecador. Y es amarlo mucho más que lo que lo hacen ciertas autoridades. Porque ninguna persona, por primitiva que sea, es un animal; aunque así dé la impresión con las "políticas de salud" que se implementan.
Vamos cerrando. Algo me han dado a mí que no puedo vivir así de "ocupado" como aquellos primeros o así de "tranquilo" como esos segundos y tengo que andar todo el día pensando. Ojo, no todo en la vida es pensar. La fe y el amor son mucho más grandes que un pensamiento. Pero quien tiene fe y amor no puede dejar de pensar en ciertas cosas. Cada uno a su manera.
Y hay que actuar también. Creo que un pensamiento transformado en una mejora en la relación con otro o transformado en una mejor respuesta a una exigencia del mundo, es también una obra. Y un pensamiento transmitido también, como en este escrito.

jueves, 10 de marzo de 2005

Sigo escarbando

En el primer post de ayer acusé a un libro (a un libro no se lo acusa, en todo caso a su autor, Jorge Saborido en este caso), de “acomodar” la historia. Quizás fui duro (imprudencias juveniles de bloguero), pero sólo en cuanto al juicio de intención del autor, porque lo cierto es que la contradicción criticada está presente. Diré más, de separación entre Iglesia y Estado no puedo discutir, pero creo que hay un abismo entre separación Iglesia y Estado y un gobierno sin principios religiosos.

Comentaré algo “a favor” del libro. Y es que adelantándome por el índice encontré cosas relacionadas con el segundo post de ayer. “Los problemas actuales de la Democracia, (...) b. La tiranía de las mayorías”. El autor concuerda con esa posibilidad de que la “tiranía” aparezca en una democracia. Veamos:

“Como se desprende de lo dicho hasta aquí, la democracia es, fundamental aunque no exclusivamente, un procedimiento para tomar decisiones colectivas. El mismo actúa a través del voto de los ciudadanos o de sus representantes elegidos por sufragio universal. Finalmente, la decisión adoptada es la votada por la mayoría de los ciudadanos o de representantes de la ciudadanía; es decir por aquellos partidos que tienen más sufragios. Tal procedimiento tiende a dejarse llevar por
la llamada "tiranía de la mayoría", una tiranía, de algún modo inevitable, pero no carente de peligros. Entre ellos cabe destacar dos: 1) el derecho de las minorías a expresarse y a ser tenidas en cuenta se ve seriamente disminuido cuando las mayorías son las que siempre se imponen; 2) la mayoría no siempre está en posesión de la verdad; puede equivocarse. El ejemplo muchas veces citado es el de que Hitler llegó al poder como resultado de elecciones democráticas. La democracia puede volverse contra sí misma y quedar anulada como consecuencia de una decisión electoral. Este es un problema extremadamente difícil de resolver: ¿cómo se evita un resultado antidemocrático cuando todo parece indicar que la mayoría quiere ese resultado? La respuesta reside en que la democracia no es únicamente un procedimiento de elección de representantes; requiere de hecho el uso de valores cuyo olvido produce el deterioro de todo el sistema. (...)”


Bastante bien, ¿no? (Aunque ejemplifica con un caso de elección del gobernante que da para discutir, y no con "leyes inmorales" como hablaba Juan Pablo II).

El problema aparece cuando empezamos a ver cuales serían esos “valores cuyo olvido produce el deterioro de todo el sistema”. ¿No cree el autor que con el supuesto beneficio del alejamiento de la religión de los gobiernos terrenales se nos esfumaron muchas chances de encontrar buenos y verdaderos valores?

miércoles, 9 de marzo de 2005

Tiranía en democracia (Locke y Juan Pablo II)

También hay que reconocer que el librito mencionado en el último post me ha revelado muchas cosas interesantes. Les propongo este fragmento de John Locke en "Segundo Tratado sobre el gobierno civil" de 1690, capítulo XVIII. -De la tiranía.

"Es un error pensar que la tiranía es propia de los regímenes monárquicos. También las otras formas de gobierno están expuestas a sus defectos; porque allí donde el poder, colocado en manos determinadas para el gobierno del pueblo y la preservación de sus propiedades, es aplicado a otros fines y usado para empobrecer y oprimir a los súbditos mediante una autoridad irregular y arbitraria, existe una tiranía, que indistintamente puede ser de uno o de varios".

Salvando cuestiones particulares como "los fines del poder", encuentro que de "Evangelium Vitae" se podría extraer lo que sería un ejemplo de lo anterior. En la encíclica mencionada, Juan Pablo II nos explica cómo una tiranía puede existir en un régimen democrático. El fragmento que traje no es muy corto. Es el punto 70. Pero no tiene desperdicio.

"(...) es el relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. No falta quien considera este relativismo como una condición de la democracia, ya que sólo él garantizaría la tolerancia, el respeto recíproco entre las personas y la adhesión a las decisiones de la mayoría, mientras que las normas morales, consideradas objetivas y vinculantes, llevarían al autoritarismo y a la intolerancia.

Sin embargo, es precisamente la problemática del respeto de la vida la que muestra los equívocos y contradicciones, con sus terribles resultados prácticos, que se encubren en esta postura.

Es cierto que en la historia ha habido casos en los que se han cometido crímenes en nombre de la « verdad ». Pero crímenes no menos graves y radicales negaciones de la libertad se han cometido y se siguen cometiendo también en nombre del « relativismo ético ». Cuando una mayoría parlamentaria o social decreta la legitimidad de la eliminación de la vida humana aún no nacida, inclusive con ciertas condiciones, ¿acaso no adopta una decisión « tiránica » respecto al ser humano más débil e indefenso? La conciencia universal reacciona justamente ante los crímenes contra la humanidad, de los que nuestro siglo ha tenido tristes experiencias. ¿Acaso estos crímenes dejarían de serlo si, en vez de haber sido cometidos por tiranos sin escrúpulo, hubieran estado legitimados por el consenso popular?"

Hasta acá puede ser un buen resumen. Para el que lo desee, hay más.

"En realidad, la democracia no puede mitificarse convirtiéndola en un sustitutivo de la moralidad o en una panacea de la inmoralidad. Fundamentalmente, es un « ordenamiento » y, como tal, un instrumento y no un fin. Su carácter « moral » no es automático, sino que depende de su conformidad con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano, debe someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve. Si hoy se percibe un consenso casi universal sobre el valor de la democracia, esto se considera un positivo « signo de los tiempos », como también el Magisterio de la Iglesia ha puesto de relieve varias veces. 88 Pero el valor de la democracia se mantiene o cae con los valores que encarna y promueve: fundamentales e imprescindibles son ciertamente la dignidad de cada persona humana, el respeto de sus derechos inviolables e inalienables, así como considerar el « bien común » como fin y criterio regulador de la vida política.

En la base de estos valores no pueden estar provisionales y volubles « mayorías » de opinión, sino sólo el reconocimiento de una ley moral objetiva que, en cuanto « ley natural » inscrita en el corazón del hombre, es punto de referencia normativa de la misma ley civil. Si, por una trágica ofuscación de la conciencia colectiva, el escepticismo llegara a poner en duda hasta los principios fundamentales de la ley moral, el mismo ordenamiento democrático se tambalearía en sus fundamentos, reduciéndose a un puro mecanismo de regulación empírica de intereses diversos y contrapuestos.
89

Alguien podría pensar que semejante función, a falta de algo mejor, es también válida para los fines de la paz social. Aun reconociendo un cierto aspecto de verdad en esta valoración, es difícil no ver cómo, sin una base moral objetiva, ni siquiera la democracia puede asegurar una paz estable, tanto más que la paz no fundamentada sobre los valores de la dignidad humana y de la solidaridad entre todos los hombres, es a menudo ilusoria. En efecto, en los mismos regímenes participativos la regulación de los intereses se produce con frecuencia en beneficio de los más fuertes, que tienen mayor capacidad para maniobrar no sólo las palancas del poder, sino incluso la formación del consenso. En un situación así, la democracia se convierte fácilmente en una palabra vacía."

¿Puede ser bueno algo malo?

Si uno quiere ponerse a estudiar Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado en la Universidad, deberá leer un pequeño libro llamado "Sociedad, Estado, Nación: una aproximación conceptual". Ahí encontrará un estudio histórico y los inevitables juicios de valor. Por ejemplo, me "entero" que la Reforma Protestante fue algo en cierta forma beneficioso ya que, a pesar de no tener ideas diferentes a las católicas en cuanto al poder (¡!), con la lucha interna que produjo en el cristianismo hizo que el Estado "buscara establecer el fundamento de su autoridad y legitimidad más allá de las convicciones religiosas de sus súbditos. El poder eclesiástico existente (...) dejó de estar por encima del orden terrenal..."
Ni por un instante piensen que voy a disertar acerca de Iglesia y Estado. No podría. No sé mucho. Y ese es quizás el tema principal en esas líneas del libro. Sin embargo, alguien libre de prejuicios podría dejar ese tema de lado, dejar a un costado el punto que parece ser central y alarmarse así: ¿Cómo? Algo como la Reforma, que en la opinión del autor tiene ideas que son malas (y por lo tanto pueden hacer mal a la gente), ¿es beneficioso sólo porque deja el campo abierto a un gobierno sin creencias religiosas?
¿Puede darse que algo sea beneficioso para la sociedad y el estado pero no lo sea para el hombre? O viceversa, ¿puede algo malo para el hombre tolerarse por ser beneficioso para la "sociedad" o el "estado"? Algunos comunistas podrán pensar eso, pero... ¿el autor de este libro puede decir eso? El mismo autor que incluso parece adherir sin mayores problemas al liberalismo al decir: "El liberalismo es, en definitiva, el sistema y la ideología que garantizan la libertad en todas sus dimensiones y hace del individuo el centro de la sociedad", el mismo autor que enseña que el liberalismo es aquella doctrina que defiende la "primacía de la persona frente a las exigencias de cualquier colectividad social".
Tampoco estoy hablando de liberalismo o de comunismo. Estoy hablando de que estoy "oliendo" que para acomodar la historia se dicen muchas incoherencias. Eso no es novedad, ¡lo novedoso es que hasta yo, no muy ducho en estas cosas, me dé cuenta!

lunes, 7 de marzo de 2005

Renunciar a uno mismo (2)

El mandato de la renuncia a uno mismo es algo que hoy más que en otras épocas (aventuro) se estrella contra la mentalidad dominante. Hoy en día, y en mi país por lo menos, estamos en la época del "cuidarte es quererte", de la "autorrealización" (ver cosas relacionadas con este post y el anterior en aquel otro de "Finitud").
La renuncia a uno mismo es un mandato inmenso. El mundo de hoy lo vería como una locura. Y aún los que creemos en Jesús estamos tentados de "malentenderlo". Renunciar a uno mismo poco tiene que ver con el aislamiento budista del mundo, de los sentidos. Renunciar a uno mismo requiere estar muy "conectado" con el mundo. Renunciar a uno mismo no es no conocerse a uno mismo. Juan Pablo II ya en la introducción de "Fides et Ratio" habla del "conócete a ti mismo". Después de todo, ¿cómo renunciar a uno mismo sino sabemos quiénes somos, cómo somos?"
Renunciar a uno mismo es poner al otro antes, ¿no es así? Eso es renunciar a uno mismo. Es dejar el primer lugar, es lavar los pies del otro. No es nada muy distinto al amor. En la renuncia a uno mismo se encuentra el mayor crecimiento, la mayor felicidad. ¡Qué paradójico que suena! ¡Ya lo creo que hacía falta un Dios que se haga hombre para revelarnos esto que nuestra "entendedera" tan torpe no podría haber adivinado nunca! Intuido, quizás, puede ser, yo creo en la buena fe y en sus posibilidades. Pero menudo tropezón dio Adán allá en el paraíso; necesitamos que alguien nos de una mano para levantarnos, que nos abra un poco la cabeza para entender.

Renunciar a uno mismo

El guión inicial del Viacrucis de 2000 ("Tres Viacrucis Vaticanos...") comienza recordando el pasaje de Mateo 16, 24: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga".
"...Que renuncie a sí mismo..."; "...que renuncie a sí mismo..." Como las palabras del Apocalipsis que resonaban en la cabeza de Adán Buenosayres, el cielo que se retiraba como un libro arollado: Sicut liber involutus, así resonaron todo el día estas palabras en mis oídos...
Palabras fuertes. ¡Imposible de cumplir! Palabras fuertes, determinantes, que hacen pensar cuán miserables somos, cuán lejos de poder cumplir con lo que nos pide Jesús. Aunque lo deseemos ardientemente... renunciar a uno mismo... renunciar a uno mismo... hasta este post debería quedar colgado aquí, pienso...
Basta un minuto más para que las palabras dejen de sonar tan fuerte... Después de caer de rodillas en tierra, después de experimentar un temor sagrado, ¡cuán fácilmente se disipaba Adán entre los ruidos y colores del nuevo día! Lo mismo me pasará...
¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Es que siempre debe pasar así?
...
Uno practica renuncias diarias. De tiempo para el otro. Para el cónyuge, para los hijos, para otros parientes o amigos... es un esbozo de todo lo que nos pide Jesús. Estamos llamados a cumplirlo cada vez más plenamente. Cada vez más.
Dios conoce cuánto más podemos. No hace falta que aclaremos, ¡como aquella intención de la misa del domingo! No recuerdo cuál era la petición, pongo un ejemplo, pero se formuló así: "Te pedimos Señor para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos más fieles al amor de Jesús". ¡Epa! Eso queda como una "cobardía" en las intenciones. No me gustó para nada. Es cierto que si nos empeñamos, en cierta forma, todo lo lograremos más o menos "en la medida de nuestras posibilidades". Pero no hace falta aclararlo. Cuando se aclara, quiere ya decir otra cosa...
Pero el error es quizás aún más grave. Decir "en la medida de nuestras posibilidades" es no saber que también están "las posibilidades de Dios" para con nosotros. Que además de nuestra libertad, la cual plenamente ejercida nos llevaría hasta el límite de nuestras posibilidades, está la gracia de Dios.
Y en ese campo del conocimiento yo ando por el siglo IV*, pero creo que para esto me alcanza. Nunca olvido el "da lo que mandas y manda lo que quieras" de San Agustín. Es clave. No podemos ser lo que debemos ser, Dios nos lo debe dar. Así que, con todo respeto, ¿qué cosa rara es eso de "en la medida de nuestras posibilidades"?
* Pero estos días me estoy actualizando, profundizando en mis enseñanzas de los primeros siglos. Me cuenta Maritain acerca del protestantismo y la gracia sin libertad, y de la teología humanista absoluta y su libertad sin gracia: "la gracia viene así a hacer meritorios para el cielo, cubriéndolos de un barniz sobrenatural, aquellos actos cuya perfecta rectitud está suficientemente asegurada por la razón del hombre honrado".
...
Y me disipé nomás. Intentemos seguir con lo que vale. Renunciar a mi mismo, renunciar a mi mismo...

sábado, 5 de marzo de 2005

Hoy

Mi mamá estaba festejando su cumpleaños cuando tuvo que salir corriendo. No se asusten, no fue ayer, fue hace muchos años. Una pérdida la llevó al sanatorio, embarazada como estaba, y ahí nací yo, al día siguiente. Lindo sanatorio, por cierto, en el barrio de Palermo Elegante (tengo derecho a inventar ese barrio, ¿no han inventado como cinco o seis Palermos ya?). Pero yo soy de Caballito. Me crié en los límites con Almagro y el último toque de horno antes de volar del nido fue en pleno centro del barrio. Dato más, dato menos, ¿a quién le importa? Basta, entonces.
Mi hijo mira ese dibujo animado. El caballero que atraviesa nieves y desiertos, valles y montañas, para llegar al castillo y rescatar a la princesa. Y yo lo miro y pienso que aquí estamos todos, atravesando este mundo para conquistar el otro. Sólo que nosotros somos los rescatados.
¿Qué hice hasta ahora? ¿Cuánto avancé y cuanto me demoré en el camino? ¿Cuánto me falta? ¿Quién lo sabe? Hay que pensarlo. Pero cada día es lo que cuenta y este día debe ser mejor que ayer. Una vez que fuimos perdonados por lo de ayer, debemos dedicarnos a hoy. Cada hoy hace un mañana. Cada hoy puede ser el último, cada hoy decide nuestra suerte final.

viernes, 4 de marzo de 2005

En el día de su cumpleaños

Me robaré las palabras de un cantautor nacional...*

Las manos de mi madre
llegan al patio desde temprano.
Todo se vuelve fiesta
cuando ellas vuelan junto a otros pájaros.


Junto a los pájaros que aman la vida
y la construyen con el trabajo.
Arde la leña, harina y barro.
Lo cotidiano se vuelve mágico...


Se vuelve mágico ¡o-oh!

* Estribillo de "Cómo pájaros en el aire", de Peteco Carabajal.

¿Será cierto?

Me enteré de un pueblo que había renunciado a educar a sus hijos. En cambio, estaban pensando en darles dinero... ¡Esas historias que uno escucha! ¿Serán ciertas? [Ver]

Pequeña historia de un Rey y su Consejero

Había una vez un Rey y su Consejero Real. Y todo andaba bien. Pero un día algún diablo metió la cola. Nada de asesinatos ni amores prohibidos. Era un diablo muy sutil que se metió en la cabeza del Consejero y le dijo: "tu también debes ser rey. Tu gran sabiduría y los consejos que das son un gran don. Debes aprovecharlos y ponerte manos a la obra. Estás llamado a dirigir un reino, a reinar; eres un pecador si no lo haces".
¿No les digo que era sutil ese diablillo? No habló de derrocar al Rey, sino que dijo "tu también". Y faltó el tradicional: "podrías ser rey si quisieras"; en cambio se escuchó "debes ser rey". En definitiva, un nuevo reino, aparte, y por el deber santo de "aprovechar sus dones". Y fue una dura prueba para el Consejero. Pero después de largas noches de oración una luz se hizo en su alma (y el diablillo, que había soportado esas "duras" noches, salió como disparado).
El Consejero entendió que él no podía ser rey. Le faltaban muchas cosas para ser rey. Tenía consejos muy sabios, realmente muy inspirados, pero sabía que no eran suyos. Él era lo que se dice "transparente a la verdad", como una ventana por donde la luz llegaba a su Rey. Y el Rey lo escuchaba. El Rey era el que se convencía de lo que el Consejero le decía. Una vez que aceptaba la palabra sabia, decidía. Y era consecuente con su decisión, la llevaba su hasta el final, nada lo hacía doblegarse, moviendo hombres y carros, ejércitos y palacios.
¿Podía el Consejero ser un Rey como ese? ¿Podía él mover hombres y carros, ejércitos y palacios? Su sabiduría consistía en dejarse guiar por Dios. Y él estaba convencido y seguro de eso. Pero el Rey tenía eso que él no, una fuerza terrible para la acción, un empuje a prueba de balas (de cañon). El Rey y su Consejero hacían una buena pareja. Y colorín colorado...
Moraleja 1. En este mundo hay muchos reyes que quieren ser sus propios consejeros y también consejeros que no saben que no tienen la capacidad de ser reyes. (El defecto de esta moraleja es que la primera parte de la misma no está muy desarrollada en el texto).
Moraleja 2. No es moraleja. El cuento trae, entre otras cuestiones, una que me da siempre vuelta la cabeza y es la de saber distinguir cuando es el momento de aprovechar los dones y hacer algo y cuando la realidad es que no estamos llamados a hacer eso.

¿Prohibido estar bien?

Es una ardua tarea hablar de cosas buenas con gente que uno no conoce. Sólo si el clima es bueno habrá un tema bueno (y a veces ni eso). En un cajero automático, en el transporte público, en un negocio o en donde sea, el tema de que se hable toma una nota de crítica negativa sin el menor esfuerzo. Es difícil vencer esa "inercia hacia abajo" en nuestras charlas. Y a veces lo es incluso cuando hablamos entre amigos.
No soy un experto en estas cuestiones (y ya se habrá escrito mucho de esto), pero reconozco que una de las razones de este "mal hablar", que dista mucho de lo que sería un sano pesimismo, es que no queremos mostrar que "estamos bien". Porque si uno "está bien", pueden pasar varias cosas. Si uno está bien en el trabajo y no se queja por tener mucho (aunque de hecho tenga mucho), le van a dar más trabajo, todo el trabajo que otros no quieren hacer. Y uno no quiere ser el zonzo de turno. Si a un ocasional compañero de trámites uno le manifiesta estar bien, puede ser tildado de conformista. Acusado de no ver como el gobierno le está robando, cobrando muchos impuestos, etc. Alegrarse por alguna mejora (aunque sea mínima) es ceguera de no ver que podemos estar mejor. Si le confieso a alguien estar conforme con la plata que gano, corro el riesgo de que me pidan, justo esos que nunca devuelven.
Bueno, un montón más de razones hay para que sea difícil confesar en público: "estoy bien". Y me imagino que quien no dice nunca y a nadie que está bien, a la larga terminará convenciéndose de que no está bien.
Yo sé que alguien me recomendaría también lo contrario. O sea, si siempre digo, incluso forzadamente: "estoy bien, estoy bien", corro el riesgo de creérmelo y no darme cuenta cuando verdaderamente estoy mal y tengo cosas para corregir. Pero esto no invalida lo anteriormente dicho y es otro, y muy interesante, tema para desarrollar.

jueves, 3 de marzo de 2005

First station

Un sitio muy completo con toda la obra de John Henry Newman (en inglés) es "newmanreader.org" y ahí se puede encontrar el texto que cité en el último post, en idioma original. El libro es "Meditations and Devotions" y en especial "Short Meditations on the Stations of the Cross".
The Holy, Just, and True was judged by sinners, and put to death. Yet, while they judged, they were compelled to acquit Him. Judas, who betrayed Him, said, "I have sinned in that I have betrayed the innocent blood." Pilate, who sentenced Him, said, "I am innocent of the blood of this just person," and threw the guilt upon the Jews. The Centurion who saw Him crucified said, "Indeed this was a just man."
Pero sigue un poquito más, y dice así, con palabras de antiguo inglés:
Thus ever, O Lord, Thou art justified in Thy words, and dost overcome when Thou art judged. And so, much more, at the last day "They shall look on Him whom they pierced"; and He who was condemned in weakness shall judge the world in power, and even those who are condemned will confess their judgment is just.
Por suerte esta parte figura también traducida en el libro "Tres Viacrucis...", aunque separada de la otra y propuesta después de un canto y a continuación de un "oremos".
Señor, tu eres siempre justo
cuando hablas,
y ganas cuando eres juzgado.
Tanto más el ultimo día,
cuando los hombres
"dirigirán su mirada
a aquel que han traspasado".
Y Él, condenado en la debilidad,
juzgará la mundo con energía
y
hasta aquellos que fueren condenados
reconocerán
haber sido juzgados con justicia
.
Es interesante desmenuzar los escritos leyéndolos en distintos idiomas (en la medida de lo posible). Pero no sólo por esa razón es que hay tanto texto en este post. Si el párrafo citado ayer me resultó muy llamativo (con esa "triple absolución"), este que dice "hasta aquellos que fueren condenados reconocerán haber sido juzgados con justicia" me fascina aún más. ¿Cómo sería eso? Reconocer que se recibe un juicio justo, si uno es condenado, es reconocer ser culpable, pecador. Y si hay reconocimiento, ¿qué falta para el perdón?
¿Qué hace que todavía uno sea un condenado? Falta el arrepentimiento, supongo. Es quizás por eso que se puede "reconocer ser culpable" (haber recibido un juicio justo) y "seguir siendo un condenado". Pero se me hace difícil imaginar a quien reconozca su error y no esté arrepentido por ello. Sólo alguien que no aborrezca el error, el pecado... ¡Eso! Quizás aquel que en su vida terrenal está siempre en pecado es como que "perdiera la sensibilidad" para el mismo. Y si allá arriba se le declara condenado, puede reconocerlo, pero no arrepentirse...
¡Esta pseudoteología que un ignorante intenta hacer! Frenemos. Tengo una punta para otro post...

Primera estación

Meditación de John Henry Newman hecha en la primera estación del Viacrucis* del Viernes santo de 2001 presidido por Juan Pablo II en el Coliseo de Roma.
Jesús es condenado a muerte (Mt. 27, 22-23. 26).
El Santo, Justo y Veraz ha sido juzgado como pecador y condenado a muerte. Pero los mismos que lo condenaron, mientras lo juzgaban, eran inducidos, a su pesar, a absolverlo. Judas, que lo había entregado, dice: "He pecado porque he entregado sangre inocente". Pilato, que ha emitido la sentencia, proclama: "Yo soy inocente de la sangre de este justo" y revierte la culpa sobre los Judíos. El Centurión, que lo ha visto crucificado, exclama: "Verdaderamente este hombre era justo".
* En el libro "Tres Viacrucis Vaticanos para el siglo XXI" aparece la palabra "Viacrucis". El corrector automático del Word se opone y separa "via" de "crucis", que valiera quizás si no pusiera "vía" con acento. Si no me equivoco, eso del acento en latín es un error... (un error similar al de decir que uno hizo un "máster"). El libro mencionado presenta tres Viacrucis hechos uno con textos de Juan Pablo II, otro con textos de John Henry Newman y un tercero con textos de catorce periodistas acreditados. Editorial Guadalupe, introducción de Alberto Azzolini.

martes, 1 de marzo de 2005

Saber más

Recordé esa frase que en Internet se le atribuye a Leon Tolstoi: "el que ha conocido sólo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil".
Y pienso que es magnífica. Y que se puede llevar a todos lados en el bolsillo. ¿Vieron cuando critican a un monje porque da consejos a gente común que vive todos los días en la ciudad y "él no sabe lo que es eso"? Bueno, es ahí cuando esta frase me dice otra verdad. Un monje que vive su vida con plenitud, sabe más de la vida que cualquier otro mortal que la gasta en miles y miles de distintas cosas. ¿O han observado cuando no se acepta el consejo del cura porque "qué sabe él lo que es la vida del matrimonio"? Y a veces pienso que un cura que vive un pleno amor sabe más de "matrimonio" que un cónyuge cualquiera que sólo está casado por costumbre.