viernes, 10 de febrero de 2006

Macedonia de escritos

Hoy vendría bien que se nuble un poco más. Que entre por la ventana ese color gris oscuro, preludio de lluvia, y yo acá, haciendo algunas cosillas en la PC del trabajo, podría sentirme un poco más a gusto. No hay familia, ni mate, ni tenemos la sala de lluvia, pero “algo sería algo”.

Rescato algunos textos guardados. El primero lo había robado de “Quasi palea”:

(…) Porque, cuando se pone de manifiesto la humanidad de Dios, ya no puede mantenerse oculta su bondad. ¿De qué manera podía manifestar mejor su bondad que asumiendo mi carne? La mía, no la de Adán, es decir, no la que Adán tuvo antes del pecado. (San Bernardo. Sermón en la Epifanía del Señor).

Este otro lo tenía guardado:
A Francisco le gusta escuchar las campanas. Son sonidos grabados los de la Parroquia. Y los del Monasterio no sé si se oyen tanto. Cuando las escucha, él se queda quieto y mira hacia arriba y un costado. Quizás levanta la mano. A veces dice “¿Qué?”
Y estaba este otro:
Podemos decir que somos unos auténticos “parroquianos”, pues vivimos en el radio en que se escuchan las campanadas de la Iglesia. Esto si empleamos esa idea de lo que era en Londres un auténtico Cockney, que es aquel que vive en el radio de audición de las campanadas de St. Paul.*
Y este otro:
Hay un lugar en mi terraza, a la que mucho no voy, que bien podría ser un lugar de oración. Hay un preciso lugar en el cual parados, en dirección oeste vemos la cúpula de la iglesia de la Parroquia y en dirección sureste la torre del Monasterio.
Ya tratando de finalizar:
Hay una plaza céntrica de Buenos Aires (y debe haber más de una) en dónde uno puede sumergirse y ver la ciudad desde afuera. Como desde una terraza, digamos.
Por último podríamos cerrar con otra anotación encontrada, ya que le va bien al día de hoy:
La verdad que no es lo mismo decir “Thank God it’s Friday” que “Merci Mon Dieu c'est Vendredi”. Cosas de los idiomas.
* Idea tomada de una nota, en la versión de Ediciones Encuentro, a la novela Calixta de John Henry Newman.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Otro al que no lo pueden dejar solo?

Juan Ignacio dijo...

¿?