La presentación le da una solemnidad que la edición no tiene. “La Canción de Rolando” (o “El cantar de Roldán”). Traducción al castellano de Enriqueta Muñiz. Realizada sobre el texto “Publicado según el manuscrito de Oxford y vertido [al francés moderno] por” Joseph Bédier. Y a continuación una interesante “Advertencia del traductor” al respecto, que hace a uno imaginar sesudos estudios entre volúmenes de tapa dura y pergaminos. Con eso contrasta en las manos una sencilla edición de tapa blanda de Librería Hachette S.A., Buenos Aires, en tercera edición de 1970 (siendo la primera de 1956). La encuadernación es básica pero aún así pareciera que no se va a despegar. Por lo menos. Para hacer algo de honor a los estudios de don Bédier y al trabajo de doña Muñiz (que para algunos aspectos del mismo ha recibido el consejo de nada menos que del Profesor Don Ramón Menéndez Pidal). La tapa y algunas hojas están algo desteñidas, pudiendo ser lo segundo un problema de imprenta, aunque lo primero pareciera ser más atribuible al uso. Ha pertenecido a la librería Clásica y Moderna y me ha llegado a través de la menos famosa librería Prólogo, que vende libros usados en San Isidro y Beccar. En la página 38 me detengo a escribir esto, disfrutando el encuentro con la palabra faldriquera pero con el sabor amargo de (“spoiler alert!”) la traición de Ganelón y, hasta el momento, no he encontrado marcas que revelen la presencia de algún lector anterior.
(...)
He llegado al final y sin huellas de ese posible lector. “La Chanson de Roland” me hizo ir a Wikipedia a recordar la historia de Carlomagno. Quizás lo más sorprendente del libro me haya resultado todo lo concerniente al “juicio” a Ganelón y la figura de Thiery. Es como si hoy la inocencia o culpabilidad del acusado se dirimiera por un duelo entre los abogados. Fascinante.
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