miércoles, 28 de octubre de 2009
Domingueras varias
viernes, 23 de octubre de 2009
Personalmente
Javier de Navascués era, hasta hace un tiempo, las firmas en los artículos o prólogos a Marechal y a otros escritores hispanoamericanos. Luego tomo mayor sustancia al hacerse blog, El sur es el norte (uno de mis puertos en la red). Finalmente cobró vida ayer, en Avenida de Mayo y Piedras.
De los regalos que recibí de él, que fueron muchos (conocer al autor detrás del blog, escuchar de mi prima en España, de queridos blogueros españoles, de Marechal), uno fue un libro (de su autoría, por supuesto) con poemas como el que aquí sigue.
Te lo diré con versitos ramplones:
yo soy un poetastro desastrado
que va con un zapato mal atado
y la camisa casi sin botones.
Padezco de candor desaliñado
y, a pesar del cariño que me pones,
ni la elegancia es uno de mis dones
ni le alcanzo al menor de los Machado.
Ay, Cercana, entrégame tu mano
a ver si por magnética experiencia
paso de ser plumífero mediano
a gran descubridor de las Esencias.
Una de dos: o triunfo de escribano
o vendo lencerías en Palencia.
jueves, 15 de octubre de 2009
Se impone: una entrada de fútbol
sábado, 10 de octubre de 2009
Un nacimiento y dos autores
Un nacimiento, el nacimiento de un hombre, un alma que hace pocos momentos se ha encarnado y viene a sufrir con las otras almas, es siempre un milagro tan doloroso que conmueve hasta a lo simples que no lo comprenden. Y aquel recién nacido no era para los que ya habían sido avisados un desconocido, un niño como los demás, sino aquél que desde mil años, su pueblo doliente esperaba. (Giovanni Papini, Historia de Cristo, Los pastores)
El nacimiento de un niño es siempre grato al corazón de los hombres, pues en cada niño que llega parece renovarse la alegría del mundo. Pero cuando el recién nacido es Dios en persona, que baja del cielo y toma la forma del hombre para salvarlo, entonces el acontecimiento se vuelve universal. (Leopoldo Marechal, El niño Dios)
jueves, 1 de octubre de 2009
Teoría de los apodos sintéticos
Después de haber leído a Jesús empecé a estar más atento. El primero que escuché fue algo poco común. Cin, por Cinthia. Me pareció feo, por lo difícil de pronunciar. Luego recordé Fran, que está muy de moda en estos días para los Franciscos. Recordé también Sil, para Silvia o Silvina (que también es raro, pero claro, decir Silvi es como que ya queda anticuado). Etcétera.
Luego me empecé a divertir. Qué poca cosa sería un Ve para Verónica. Qué feo sería un Ol para Olga. Qué imposible sería para Adriana, A. Algo rudo para llamar a Eugenia, Eu. Algo impreciso el Ma, ya que es para Maria, Mariana, Mariela, Marina... Muy negativo para Nora, ¿No?