martes, 25 de julio de 2017

Angel from Montgomery (pasando por Dios y la Tedeschi Trucks Band)

El autor de "Angel from Montgomery" es el compositor e intérprete norteamericano de música folk y country llamado John Prine. La canción la grabaron varios pero la hizo famosa Bonnie Raitt en 1974. Me parece triste, pero esperanzada. Una mujer madura, cansada de la vida que no le dio muchas alegrías, quiere escaparse y le pide a alguien (¿a Dios?) que la haga un ángel que salga volando de su pueblo, que la haga el "póster de un rodeo". Que le dé algo de lo que pueda sostenerse, porque creer en esta vida es difícil.

Una de las últimas veces que estaba escuchando la versión que nos acompaña (ver al pie) me encontré en Internet con esa frase del tipo de las que dicen que "Dios es invención de los hombres para tener respuestas que no se animan a darse a sí mismos". Y pensé que es soberbio, de parte del que no cree, pensar que él puede ser la medida de todo. Él piensa que es valiente porque afrenta la supuesta verdad de que Dios no existe y que los otros deberían hacerlo así, pero no lo hacen, porque escapan de la verdad. Pero si Dios no existe y el hombre es solo un accidente biológico, ¿qué le hace pensar que su mente, un capricho, un engendro de la naturaleza, podría abarcar toda la verdad, toda la realidad? A la inversa, una mente pensada por Dios, podría tener la capacidad de pensar en Él. Es otra buena hipótesis.

Pero no sólo eso. La búsqueda de Dios (que no vemos, que no tocamos, que no percibimos con los sentidos) no es una respuesta a un miedo. Es una necesidad, un grito emocionado y silencioso desde adentro que te dice: "¡Oh, por favor, esto es maravilloso, tiene que tener un sentido!" No es valiente quien se resigna a que Dios no exista (para no engañarse, supuestamente). Es valiente quien se anima a creer en algo más. Y no en fantasía. Hay razones para creer. Nadie sabe cómo algo sale de la nada o puede a la inversa comprender el infinito o el eterno; nadie sabe dónde estamos, en qué lugar hizo explosión (y en qué medio se expandió) un posible big bang; en última instancia nadie puede probar que no haya Dios.

Fue un excursus algo largo. Tratemos de volver elegantemente. Digamos que creer puede ser difícil cuando la vida es dura y eso hace triste a la canción. Pero "Angel from Montgomery" es esperanzada porque está pidiendo ayuda. A diferencia de aquella frase que les comenté, que es desesperanzada, la señora de Montgomery no lo es. Al ver el video (al pie) verán que tengo razón.

Pero antes, los interpretes. Digamos que tenés dos bandas "grosas" de blues, country, soul. Una la lidera un guitarrista prodigio y con mucha sensibilidad. No canta. La otra banda la lidera una cantante también de gran talento y sensibilidad (y que además toca la guitarra muy bien). Digamos que ambos se enamoran y se casan y fusionan bandas y entonces queda un bandón. Y no es la banda de una fábrica de camiones italianos, es solo que sus apellidos son esos, por eso Tedeschi Trucks Band. Susan Tedeschi y Derek Trucks.

Es probable que Trucks sea más conocido por estos pagos, por su virtuosismo con el slide y porque fue parte de los Allman Brothers. Veo que muchos prefieren que vuelva la Derek Trucks Band (supongo que existirán fanáticos como acá aquellos de Aca Seca, a quienes no les gustaba lo que Juan Quintero, su músico virtuoso, hacía con Luna Monti), pero la verdad es que Trucks con Tedeschi suenan muy pero muy bien. Es muy cálido además ver como se manejan y se miran en el escenario. En este video creo que ella lo busca a él cuando la canción dice “when I was a young girl well, I had me a cowboy”. Aunque ella no es ninguna niña, tiene 47. ¡Y él 38! Y ojalá duren. Trucks parece un tipo humilde y sin duda de perfil bajo. Y la banda tiene muchos músicos, lo que le da una riqueza y variedad notable.

En el video vemos que arranca Tedeschi sola con su guitarra (“Angel from Montgomery” es un tema de su repertorio solista). Van entrando teclados, bajo, batería suave. A los dos minutos y medio un hermoso solo de flauta traversa (Kofi Burbridge). Luego ella sola engancha con las primeras estrofas de la canción "Sugaree", de los Grateful Dead. (Un tema que trataría, según leí, de alguien que posiblemente sea un esclavo del sur estadounidense despidiéndose de su amada porque se escapa y le dice que, cuando la vengan a buscar, ella no les diga que sabe su nombre, no diga que lo conoce; para protegerla, supongo).

Cuando empieza "Sugaree" empieza Trucks a acompañar a Tedeschi bien despacito con su guitarra con slide. Sube de intensidad el tema con el estribillo con coro (“Shake it, Sugaree, just don't tell them that you know me”) y Trucks hace en el solo unas cosas impresionantes. Cuando termina, y la canción baja otra vez, Tedeschi vuelve a "Angel from Montogomery" y entonces la canción se hace nuevamente algo triste. Pero notemos como ella enfatiza las palabras y repite "believe, believe...". Eso y el tono en general confirman que es una canción triste, pero esperanzada. Quod erat demonstrandum.

 

Angel from Montgomery

I am an old woman
Named after my mother
My old man is another
Child that's grown old
If dreams were thunder
Lightning was desire
This old house woulda burnt down
A long time ago

Make me an angel
That flies from Montgomery
Make me a poster
Of an old rodeo
Just give me one thing
That I can hold on to
To believe in this livin'
Is just a hard way to go

When I was a young girl
Well I had me a cowboy
It weren't much to look at
Just a free ramblin' man
But that was a long time
And no matter how I tried
Those years just flow by
Like a broken down dam

Make me an angel...

There's flies in the kitchen
I can hear them there buzzin'
And I ain't done nothin'
Since I woke up today
But how the hell can a person
Go to work in the mornin'
And come home in the evenin'
And have nothin' to say

Make me an angel...

Sugaree
(No se interpreta entera en el video)

When they come to take you down
When they bring that wagon 'round
When they come to call on you
and drag your poor body down

Just one thing I ask of you,
just one thing for me
Please forget you know my name,
my darling Sugaree

Shake it, shake it sugaree,
just don't tell them that you know me
Shake it, shake it sugaree,
just don't tell them that you know me

You thought you was the cool fool
and never could do no wrong
Had everything sewed up tight.
How come you lay awake all night long

Just one thing I ask of you...

Well in spite of all you gained
you still had to stand out in the pouring rain
One last voice is calling you
and I guess it's time you go

Just one thing I ask of you...

Well shake it up now Sugaree,
I'll meet you at the jubilee

Just one thing I ask of you...

Shake it, shake it sugaree...

sábado, 15 de julio de 2017

Estrellería

Yo tengo un oficio, patrona, estrellero,
comprendo en qué forma conversa la luz.
Yo se la guarida que tiene el Lucero,
de las Tres Marías conozco el sendero
y sé por qué causa no sale la Cruz.
(“Chasque para la costa”, L: Julio Migno-M: Orlando Vera Cruz)

Me gustaría saber los nombres de las estrellas. Pero no se puede saberlo sin pasar noches afuera.

Por la herencia paterna llega lo que se aprende viviendo en el campo y las más amigas, las primeras que veo cuando salgo, son Las Tres Marías (El Cinturón de Orión), La Cruz del Sur y, más difícil de ver, Las Siete Cabrillas (Las Pléyades; hoy descubro que lo de “siete cabrillas” es uno de sus varios apodos, que en este caso es cervantino).

Y por la literatura ya me quedaron dos en la memoria: Aldebarán y Alcyon. Ambas de la constelación de Tauro. La primera la más brillante, la segunda la más brillante de las Pléyades (cúmulo estelar dentro de la misma constelación). Aldebarán está un poema de Leonardo Castellani llamado “Requiem”, que Uds. seguro conocen. Alcyon está en cambio en un poema de Carlos Ortiz, poeta algo menos conocido. Les dejo el poema:

El mar
(Carlos Ortiz)

También mi alma es un mar: Sus soledades
Conocen las terribles tempestades;
Y en medio de sus trágicas grandezas
En que su voz es trueno y es gemido,
Cruza el pálido Alcyon de mis tristezas,
Mientras mis barcos de ilusiones pierdo,
Y contra los peñascos del olvido,
Se estrella el oleaje del recuerdo.

domingo, 9 de julio de 2017

El Cristo de las sombras

Es una sorpresa encontrar una cosa así...

El Cristo de las sombras
(Carlos Ortiz, 1870-1910)

En el ruinoso muro de un viejo monasterio,
Donde el silencio mora con su paje el misterio,
Yo vi el desnudo cuerpo de un Cristo en el Calvario.

Que a su pasión le presta el muro solitario.
Era un Cristo de piedra, pendiente de los brazos
De una cruz, que la hiedra cubría con sus lazos.
Clavada en sus cabellos la corona de espinas,
Diadema del suplicio, corona el cuerpo en ruinas:
El cuerpo en que la lanza, de hiel envenenada,
Con hiel inoculara su carne inmaculada;
Y velando sus párpados esas pupilas yertas
Parecían dos pétalos sobre dos flores muertas.
Lo veo en mis recuerdos: una sonrisa vaga
Por su entreabierta boca: en su flanco una llaga
Florece como el rojo corazón de una rosa.
Yo vi el Cristo de piedra en la cruz silenciosa.
Yo vi el Cristo de piedra y esta impresión subsiste
Cuando la tarde baja serenamente triste,
Entre un vapor rosado, y entonces me parece
Ver, de pronto, en el cielo que sin luz se entristece,
Surgir la Noche, aún húmeda, como en sudor sangriento
Clavada en el sombrío terror del firmamento;
Y veo en las estrellas que poco a poco emergen,
Los clavos que en sus carnes desnudas se sumergen,
Haciéndole agujeros y heridas luminosas,
Que sangran en la sombra su sangre toda luz,
Toda luz cual la sangre de las sangrientas rosas
Del Cristo, florecido de rosas en la Cruz.
Así surge la noche clavada en el espacio
Hendidos en sus carnes los clavos de topacio;
Después, mientras la hora sombríamente avanza,
Se constela de heridas su flanco desgarrado;
De pronto se abre al golpe de una invisible lanza
La luna, llaga enorme, sangrando en su costado.

viernes, 7 de julio de 2017

Voz del poeta

Voz del poeta
(Carlos Ortiz)

Ses ailes de géant l’empechent de marcher.
Baudelaire

Soy el Ritmo que todo lo sublima;
Soy artista: yo canto, yo cincelo;
Un misterioso espíritu me anima
Y llena mi alma de un divino anhelo.

Soy un cóndor de luz: vivo en la cima;
Soy el Verbo inmortal: escalo el cielo;
Son mis alas las alas de la Rima,
Y es inmensa la curva de mi vuelo.

Soy hermano del Águila y del Astro;
Sobre el mundano lodazal arrastro
La gloria fulgurante de mis galas,

Y como un ángel de un Edén, proscrito,
Cruzo el mundo, con anisas de infinito,
Jadeante bajo el peso de mis alas!

De “Carlos Ortiz, Obra y muerte”, con estudio preliminar de Hernán Ronsino. Este poema es parte de “Rosas del crepúsculo”. Se puede ver en este enlace (clic), que parece ser el escaneo del libro original “Rosas del crepúsculo”, que no hay apertura del signo de exclamación con que termina el poema.

domingo, 2 de julio de 2017

Mt. 10, 37-42

Imaginate que admiraras a un artista. A un pintor, a un músico, a un actor. Y que solo por admirarlo, pudieras acceder a su fama. Solo por admirarlo, sin tener ni un ápice de su talento, pudieras estar en sus espectáculos o responder con él las entrevistas en la televisión. (Quien no quisiera ser como el que admira…)

Siento que algo así nos promete Dios cuando habla de recibir a un profeta o a un justo. ¡Qué consoladora es la Palabra de hoy! Cuando sentimos que no podemos hacer nada, que somos poca cosa frente a esos hombres de Dios, Él nos dice que simplemente ayudándolos podemos participar de su mismo premio.