jueves, 30 de octubre de 2008

Cuidado con el cuidate

Existe la crítica del chau como reemplazo del adiós. La habrán leído por allí, o no, es del argentino Hugo Wast. Pues bien, debería haber también algún ensayo acerca del cuidate.
Muchos amigos me saludan oralmente o por escrito con un cuidate. A veces viene a cuento, puesto que uno puede ser un tanto despistado o haber sufrido algún inconveniente por distraído. Otras veces es solamente... digamos, preventivo.
¡Atención, que nuestro mismo Señor nos ha recomendado cuidarnos! De la levadura de los fariseos (Mt 16, 6), de los escribas (Lc 20, 46), de los que se presentarán en su nombre (Mc 13, 5), y de otras cosas más.
Pero hay que desenmascarar del cuidate ese elemento moderno del hombre autosuficiente, que cree no necesitar la ayuda divina y que por él mismo puede valerse.
En ese sentido sería interesante recuperar el “ve con Dios”, “Dios te guarde” o alguna otra fórmula por el estilo.
Les dejo la inquietud.
May the Lord be with you all y hasta la próxima.

sábado, 25 de octubre de 2008

¿Qué pedimos? ¿Qué queremos?

Me llega un correo en donde dice que la gente de una localidad vecina se reunirá frente a la municipalidad para reclamar por su “derecho a vivir en paz”.
Espero que la reunión sea de un amplio contenido en cuanto a los puntos que se tocan. Que se hable de la policía, de la seguridad, pero que se hable también de porqué la inseguridad y de una cuestión social que involucra tanto a la gente honrada como a los criminales. Que no se omita la palabra represión pero también se use la palabra prevención.
Si el contenido del encuentro no es amplio, si no tiene una visión profunda del problema, no son las palabras “vivir en paz” las que hay que usar (y lo de derecho dejémoslo por ahora). En ese caso mejor reclamar, como se hace siempre en estos días, por la seguridad, o por algo más concreto, como que la policía funcione y se reduzcan los asaltos en las calles o comercios.
“Vivir en paz” son palabras serias. Para los problemas de “vivir en paz” las soluciones de fondo no son tan simples. Y si no queremos soluciones de fondo, no usemos palabras tan profundas.
Si queremos poder caminar por el barrio sin miedo a ser asaltados, con una buena protección policial, pidamos eso. No es poco. Y no está mal hacerlo. Pero “vivir en paz”… Eso es algo mucho más significativo. No hace falta ser cristiano para entender que para vivir en paz hay que incluir también algunas palabras como caridad, comprensión o perdón. Palabras difíciles de aceptar pero que un cristiano, al menos un cristiano, no puede dejar de proponerse.
En fin, perdón si con estas palabras parece que estoy subestimando la calidad de dicho encuentro. No es esa mi intención, sino solamente darnos cuenta de las palabras que usamos. Ellas revelan mucho acerca de nuestra comprensión de un problema. Y de esta comprensión depende inevitablemente el éxito de nuestros esfuerzos por solucionarlo.

martes, 21 de octubre de 2008

Litúrgicas (III)

Supe de una feliz coincidencia que es haber estado leyendo “El espíritu de la liturgia” cuando se cumplen cuarenta años de la muerte de Romano Guardini (el día primero de octubre). Hoy quizás les deje algo de “La liturgia como juego”, un capítulo de lo más interesante.
Como siempre, Guardini parte de la dificultad del hombre común. En este caso, se refiere a los espíritus que hoy llamaríamos prácticos (no los llama así Guardini) que encuentran difíciles de aceptar la pompa y los detalles del rito en la liturgia. Lo esencial de la misa, la consagración y la comunión, podrían ejecutarse con más sencillez y precisión (la administración de los sacramentos en casos urgentes de necesidad nos da una idea aproximada de lo que sería la acción litúrgica reducida a sus formas más indispensables y utilitarias o prácticas).
Entonces Guardini aclara (ya en 1918 hacía falta) que el criterio de finalidad práctica no se aplica a todas las manifestaciones vitales ni explica a ninguna en su totalidad. La misma naturaleza, el verdadero arte, no se explican utilitariamente. Y tampoco la ciencia bien entendida, a la que hoy se le asigna el fin utilitario de mejorar la vida del hombre, mientras que en realidad tiene un sentido y es el de la verdad. Muchas cosas no tienen un fin utilitario sino un sentido.
Tampoco para la liturgia aplica el criterio utilitario. “Según el sentir de la Iglesia, no debe considerarse la liturgia como un intermediario (...) sino como un mundo animado y rebosante de vida, que se apoya y tiene su razón de ser en sí mismo. Esto es de una importancia superlativa, pues por no haberlo entendido así se ha tratado (...) de atribuir a la liturgia toda suerte de propósitos y de intenciones pedagógicas y formativas”, que no son su “objeto preferente”. En la liturgia cada gesto, cada oración, cada movimiento implica una finalidad pedagógica, sin embargo no se encuentra en ella un código educativo o un método completo de formación ética.
Además, la prueba rotunda de este sentido y no utilidad es que la razón y fundamento de la liturgia es Dios y no el hombre. En la liturgia el hombre no vuelve sobre sí mismo sino que es a Dios a quien dirige su mirada y aspiraciones; para el alma el sentido de la liturgia está en “saber situarse ante Dios” y “vivir dentro de ese dichoso mundo de verdades, de fenómenos, de realidades, de misterios y símbolos divinos, pensando que el vivir la vida de Dios es vivir real y profundamente la suya propia”.
Y aún no he nombrado lo del juego; será en la próxima, verán que interesante.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Razones para vivir

Dentro de poco en las clínicas van a hacer la oferta. El dos por uno. “Junto al primer niño, Ud. se puede llevar un segundo niño para repuestos en caso de fallas”.
Bueno, no ando tan lejos. De Yahoo: “GENÉTICA: Un bebé programado para curar”, vía Reuters: “Nace en España el primer bebé elegido para curar a un hermano”.
MADRID (Reuters) - Un bebé sin la grave enfermedad hereditaria que padece su hermano de seis años, y con el que es compatible, nació en un hospital de Sevilla, en el primer caso de un niño seleccionado genéticamente desarrollado íntegramente en España, informó el martes la Sanidad andaluza.

Javier, que pesó 3.400 gramos, nació el domingo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío y la sangre de su cordón umbilical ayudará a su hermano mayor a superar una anemia congénita severa mediante un trasplante.
(...)
No, ¡si hasta lo venden como un producto de mercado!
Un día la madre tendrá que afrontar preguntas como esta:
- Mamá, ¿es verdad que si mi hermano estaba sano a mi no me iban a tener?
Recuerdo ahora el falaz argumento (que surge mucho en las discusiones acerca de la legalización del aborto) de no traer niños al mundo si están enfermos, para que no sufran. Y pensando ahora, ¿quién va a sufrir más, un niño enfermo o uno que se entera que si su hermano no hubiera estado enfermo él no nacía?
Y otra cosa. Si yo estoy abierto a la concepción y sé que el hijo es otra persona cuya vida yo, en último término, no decido ni elijo, entonces luego le podré pedir, por más que esté enfermo, que enfrente las dificultades de la vida. ¿Con qué autoridad o razonamiento le puedo pedir a un hijo que traje como “utilitario” que enfrente los problemas y dificultades de la vida? ¡Con qué razón un día, en una situación desesperada, me podrá gritar: “¿Para qué me trajeron a este mundo?”! ¿Quién y cómo le hace luego ver que, a pesar de todo, si vino fue porque Dios así lo quiso y que hay algo bueno aquí (y más allá) para él?
Dios se apiade del niño. Y de los padres de ese niño. Y más de los que desarrollan este tipo de manipulaciones embrionarias y se aprovechan del sufrimiento de los padres estériles o de hijos enfermos. Y más de mí.

jueves, 9 de octubre de 2008

Universales

Las tragedias griegas son universales por sus temas. Las películas norteamericanas son universales por su difusión.
O...
Los problemas de los antiguos griegos eran y son “más universales” que los de los norteamericanos, pero los que hacen las películas hoy son los norteamericanos.
Pero...
Hoy en día se pueden llevar las tragedias griegas a cualquier lugar del mundo y, sin embargo, por alguna razón, pareciera que la gente ve más películas norteamericanas que lo que lee tragedias griegas.
Me inclino a pensar que más que a un acierto de las películas norteamericanas (que las hay de todo tipo y valor) se trata de la menor necesidad de esfuerzo físico e intelectual que se necesita para ver una película norteamericana que para sentarse a leer una tragedia griega.