miércoles, 25 de mayo de 2011

Yo era un campeón (incluye guía para padres)

(Dicen que ahora es más difícil criar a los hijos. No lo sé, puede ser. Dicen también que la vida antes era más simple. Soy de esa idea, aunque pienso si no sería a la vez más primitiva. Pero sea como sea, y como si con eso no fuera poco, también hoy en día es más difícil ayudar a los chicos a estudiar geografía.)

Yo era un campeón. “Me sabía” los países y sus capitales. Sabía eso de que la de Australia no es Sidney, sino Canberra (nombre que llamaba la atención, acostumbrado uno a estudiar la ley gramatical del “eme-be”). Sabía que existía Groenlandia pero no era país, porque es territorio de Dinamarca. Europa la tenía muy estudiada.

Yo era un campeón, pero, ¿con qué autoridad le voy a mostrar el título de campeón a mis hijos? Ni bien me pregunten: “Papá, ¿de qué país es capital Ljubljana?”, o: “Papá, ¿cuál es la capital de Georgia?”, estaré pidiendo auxilio.

De nada valdrá explicarles que ni Eslovenia, ni Georgia, ni tantos otros países “existían” cuando yo iba al colegio. Que la U.R.S.S. explotó en mil países, Yugoslavia en seis, Checoslovaquia en dos. Y que antes, con saber Moscú, Belgrado y Praga teníamos el diez. Todo terminará sin duda con un humillante: “¡Ah, antes era más fácil, papá!”

[Guía para padres ex campeones (copiar y pegar en doble columna): Ex U.R.S.S.: Rusia: Moscú, Estonia: Tallin, Letonia: Riga, Lituania: Vilna, Kazajistán: Astaná, Kirguistán: Bishkek, Uzbekistán: Taskent, Tayikistán: Dusambé, Turkmenistán: Asjabad, Georgia: Tiflis, Armenia: Ereván, Azerbaiyán: Bakú, Bielorrusia: Minsk, Ucrania: Kiev, Moldavia: Chisinau; Ex Yugoslavia: Croacia: Zagreb, Bosnia-Herzegovina: Sarajevo, Serbia: Belgrado, Montenegro: Podgorica, Macedonia: Skopje, Eslovenia: Ljubljana; Ex Checoslovaquia: República Checa: Praga, Eslovaquia: Bratislava.]

[Actualización inevitable, 23 horas: Del Potro jugó con Karlovic, Kavcic y jugará con Djokovic, lo que en otra época hubiéran sido tres yugoslavos pero hoy son un croata, un esloveno y un serbio; bueno, siempre lo han sido, pero...]

viernes, 20 de mayo de 2011

La vieja y la bestia

Camino al trabajo hay una esquina en donde hicieron rampas para discapacitados y una senda peatonal para cruzar la calle. Rampas y senda peatonal están alineadas pero están muy en la esquina. Las hicieron donde el cordón ya dobla. Queda muy mal. (Quizás las hicieron allí porque no les daba lugar la parada del colectivo).

Se ve que antes de que exista esa senda peatonal la gente (discapacitada o no) cruzaba por otro lado. Lo hacía un poco antes de la esquina, como suele ser, en un lugar que queda marcado por un pequeño senderito que sirve para no pisar el pasto. Pero, ¿qué pasa? Cuando los autos frenan en la posición que dicta la nueva senda peatonal, tapan ese viejo cruce, sin señalización.

Un día yo estaba allí, en el auto y esperando el semáforo, sin saber todo esto y tapando el viejo cruce. Una señora mayor caminó el senderito y se dispuso a cruzar. Pero para lograrlo tuvo que esquivarme, rodeando todo el auto. Yo casi ni me di cuenta. Me di realmente cuenta cuando lo mismo sucedió por segunda vez, muy pocos días después. “¡Por favor! ¡Cómo no me avivé antes!”, me dije. Era una pavada, pero yo me sentí como el príncipe del cuento. Había rechazado a la anciana que tocó a la puerta del castillo y había recibido la maldición que lo transformó en bestia.

Y así sigo, en forma de bestia, hasta el día de hoy. Todavía no pude reparar mi error. Ya son meses que paso por allí y la señora no pasó ni una vez más. Ni siquiera me dejó una rosa que se deshoje dentro de una campana de cristal, nada, nada.

lunes, 16 de mayo de 2011

Elogio de la mochila

Parece ser claro que la imagen de quien está de paso por este mundo es la de llevar poco equipaje. El primer recuerdo que me surge al respecto es el pasaje en que Jesús hace el envío de sus discípulos:

No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. (Mt. 10, 9)

Otras palabras que recuerdo son un fragmento que tiempo atrás tomé de Despejado y Cálido. Se trata de un texto de la autora Pilar Urbano, extraído de un libro biográfico sobre Josemaría Escrivá de Balaguer:

Al día y con lo puesto. Con el zurrón escueto de quienes van de paso. (…) Con el escaso lastre de los que siempre están a punto para empinar el impulso, batir alas y volar.
De paso, o de vuelo: transeúnte, caminante, viajero… viator.

Y sin embargo, a pesar de cosas como las que leímos recién, cuando yo me tengo que imaginar a alguien que va de viaje no puedo dejar de imaginarme una mochila. La mochila en la espalda es imagen de viajes y de aventuras. Y de estar siempre en tránsito.

No es el “zurrón escueto”, ni el escaso lastre, pero: ¿Por qué no puede ser la mochila la imagen del status viatoris del hombre? Tomado esto como una imagen popular, ¿no? (Ya nos recordaba hace mucho Pieper cuál es el exacto concepto filosófico del status viatoris: clic).

Propongo la mochila en la espalda como la imagen popular del status viatoris. Nos recordaría a cada instante que en este mundo sólo estamos de paso. Que podemos asentarnos en algunos lugares, pero sólo provisoriamente, sin crear vínculos permanentes y listos para volver a salir.

En cuanto al tema de la poca carga, eso que no parece mostrar la imagen de la mochila, habría que verlo de otro modo. La mochila es como el mal necesario del que está de paso. Dado que no renunciamos al mundo como lo haría un consagrado, tenemos más pertenencias que ellos. Y esas pertenencias, buenas y necesarias para nuestras más nobles obligaciones, son también una carga. Pero si la carga que no podemos eliminar no nos ata, sino que podemos meterla en una mochila, cuánto mejor. Ya iremos dejando lo que podamos, a medida que avancemos.

viernes, 13 de mayo de 2011

Las cancioncitas...

A mí me gustan más los versos que dicen: “Hay cosas generosas todavía / como la lluvia”, que los otros que dicen: “Hay cosas irrompibles todavía / como la luna”. Pero el autor le dio más preponderancia al último.

Se trata de versos del tema “Canción de fuego” que, sin ser nuevo, roba protagonismo en el nuevo trabajo de Coplanacu, “El Camino”. En el recital grabado en DVD hacen una explicación muy emotiva de la historia de la canción, creada por Roberto.

Y en el disco con invitados se dan el lujo de tocarla con el Chango Spasiuk y dos de sus músicos. Y hay que ver cómo anda el aire de chamamé ese, junto con el acordeón, el violín y el contrabajo. De lindo que quedó uno va aceptando que no estén los teclados aquellos de la versión original del disco Retiro al Norte.

Lo normal sería entonces dejar aquí la Canción de Fuego. Pero no lo haré. Traeré otra canción. Se trata de “La vida mía”, una recopilación de Leda Valladares (la recopilación recoge temas populares anónimos). Se la presenta como una vidala chayera. Y en la grabación en vivo se escucha a Julio que dice, antes de empezar: “Las cancioncitas, que son como joyitas que hay…”

La vida mía 

Sale el sol, sale la luna, la vida mía
con su vajilla de plata, la vida mía
una madejita de oro, la vida mía
del lindo sol se desata, la vida mía.

Yo soy paloma del cerro, la vida mía
que voy bajando a la aguada, la vida mía
con las alitas la enturbio, la vida mía
por no tomar agua clara, la vida mía.

Palomita, palomita, la vida mía
paloma del palomar, la vida mía
todas salen, todas entran, la vida mía
todas salen a volar, la vida mía.

Las estrellitas del cielo, la vida mía
forman corona imperial, la vida mía
y sola en medio del campo, la vida mía
vidala quiero cantar, la vida mía.

martes, 10 de mayo de 2011

Fecundidad

Tomando el comentario de Ecazes sobre la entrada de la estadística de fecundidad, dejo algunas reflexiones personales (digo personales porque quiero decir que no sé si van en la dirección que tomaron los pensamientos de Ecazes).

Es cierto que mayor fecundidad no es índice de buenas condiciones de vida. Quién sabe las penurias que tengan que pasar los 7,6 hijos por mujer de Níger. Y es posible pensar que los casi hijos únicos de Ucrania tienen un buen pasar.

Pero también es cierto que la felicidad, aunque puede ser afectada por ellas, no depende finalmente de las condiciones materiales de vida. Y que se puede ser feliz en medio de las carencias. Esto rompe con las estadísticas y permite establecer una nueva relación. Mayor o menor fecundidad no son directamente relacionables con condiciones de vida, pero sí podrían relacionarse con felicidad.

Y si solo tengo en mi conocimiento un índice, el de fecundidad; si no conozco de costumbres, ni de guerras, ni de enfermedades, ni de carencias materiales, etc., me inclino a pensar que un pueblo puede ser más feliz si tiene muchos hijos que si tiene pocos. No que lo vaya a ser, pero sí que puede ser. No que Níger sea más feliz que Ucrania, pero sí que tiene algo más para serlo.

Es por eso que aunque Brasil sea ponderado por su floreciente economía, lo visite el presidente norteamericano, organice olimpiadas y tenga más copas mundiales de futbol que nosotros, yo manifesté entusiasmo por tener nosotros más hijos que ellos.

Y por supuesto que no es una competencia el tener más hijos. Porque no se trata en la vida de “tener más” hijos, sino sólo de “estar disponibles” a que vengan.

jueves, 5 de mayo de 2011

Lecciones felinas

¡Este gato! Apenas te escucha en la cocina salta a la ventana y NO PARA de maullar para entrar a comer. Podés irte un rato y parece que él se fue. Pero apenas escucha un nuevo ruido, lo tenés otra vez detrás del vidrio. Y si te fuiste mucho tiempo, te busca en otra ventana. Y NO PARA de maullar. Si le fuiste indiferente, en algún momento te termina llamando la atención. Si te dio bronca su insistencia, en algún momento esa bronca se te pasa. La cuestión es que terminás abriéndole la puerta.

Cuando lo veo comprendo un poco más aquello de “orar sin desfallecer”...

martes, 3 de mayo de 2011

The calculation

Sólo amigos de la casa, ya curados de espanto, podrán entender que ahora se me ocurra algo como colocar aquí una canción de Regina Spektor…

- ¿Dijo: “angina pectoris*”?
- No, no: “Regina Spektor”.
- ¿Y eso con qué se come?
- Mire, la conocí el otro día. Es una joven rusa, naturalizada norteamericana, que toca el piano y tiene unas canciones muy del gusto del público adolescente femenino.
- ¡Epa, amigo! Un desliz lo tiene cualquiera, pero esto…
- Pero vea que tiene letras interesantes. Algunas muy crudas, eso sí. Y con una especie de pesimismo resignado como color de fondo.
- Ahá, ¿y entonces?
- Le traigo esta, a ver qué le parece. Me gustó por la letra (como siempre, le ofrezco traducción propia). Y también me gustó porque, a diferencia de otras de la misma artista, esta tiene un final feliz.
- Bueno, dele, dele. Pasemos este trago cuanto antes.
- Le prometo que la próxima entrada musical que le traiga será de acerca lo nuevo de los Coplanacu. Pero antes de volver al pago, permítame un minuto más en el extranjero. Como dijo un gaucho, cuyo nombre no recuerdo ahora: “Que cultivemos la música de algún lejano país, seguro que no es pecau si conozco la de aquí”.
- Sí, sí, está bien, no demore más, no vaya a ser que me arrepienta…




The calculation (El cálculo)

You went into the kitchen cupboard / Fuiste al armario de la cocina
Got yourself another hour / Te serviste otra hora
And you gave / Y me diste
Half of it to me / La mitad a mí
We sat there looking at the faces / Nos sentamos allí mirando las caras
Of these strangers in the pages / De estos “extraños en las páginas”
'Til we knew 'em mathematically / Hasta que las conocimos matemáticamente

They were in our minds / (Ya) Estaban en nuestras mentes
Until forever / Por siempre
But we didn't mind / Pero no nos importaba
We didn't know better / Eramos insensatos

So we made our own computer out of macaroni pieces / Así que hicimos nuestra propia computadora con pedazos de maccaroni
And it did our thinking while we lived our lives / Y ella pensaba por nosotros mientras que vivíamos nuestras vidas
It counted up our feelings / Contaba nuestros sentimientos
And divided them up even / Y los dividía en partes iguales
And it called that calculation perfect love / Y llamó a ese cálculo amor perfecto

Didn't even know that love was bigger / Ni siquiera sabía(¿mos?) que el amor era más grande
Didn't even know / Ni siquiera sabía(¿mos?)
That love was so, so / Que el amor era tan, tan…
Hey Hey Hey / ¡Hey, hey, hey!

Hey this fire it's burnin' / ¡Hey! Este fuego está ardiendo
Burnin' us up / Quemándonos

Hey this fire it's burnin' / ¡Hey! Este fuego está ardiendo
Burnin' us.. / Quemando-
Up / -nos [licencia del traductor]

So we made the hard decision / Entonces tomamos la difícil decisión
And we each made an incision / Y cada uno de nosotros hizo una incisión
Past our muscles and our bones / A través de nuestros músculos y nuestros huesos
Saw our hearts were little stones / Vimos nuestros corazones y eran pequeñas piedras

Pulled 'em out they weren't beating / Los sacamos fuera, no estaban latiendo
And we weren't even bleeding / Y nosotros no estábamos ni siquiera sangrando
As we lay 'em on the granite counter top / Mientras que los dejábamos arriba del aparador

We beat 'em up / Los golpeamos
Against each other / Uno contra otro

We beat 'em up / Los golpeamos
Against each other / Uno contra otro

We struck 'em hard / Los chocamos fuerte
Against each other / Uno contra otro

We struck 'em so hard / Los chocamos tan fuerte
So hard until they sparked / Muy fuerte hasta que sacaron chispa

Hey this fire it's burnin' / ¡Hey! Este fuego está ardiendo
Burnin' us up / Quemándonos

Hey this fire it's burnin' / ¡Hey! Este fuego está ardiendo
Burnin' us up / Quemándonos

Hey this fire it's burnin' / ¡Hey! Este fuego está ardiendo
Burnin' us / Quemando-
Up / -nos [misma licencia]