miércoles, 27 de junio de 2012

Únicos

Me leen esta sugerente frase: “el hombre es el único animal que hace basura”. ¡Ay, el discursete moderno! Eso es como decir que “la moto es la única bicicleta con motor”. Mejor sería pensar que si el hombre es el único, eso es porque no es un animal, sino algo más (como la moto no es una bicicleta con motor, sino una moto). ¡Gracias a Dios que podemos hacer basura! Y camiones recolectores. Y tierras de relleno. Y tarjetas de fin de año de los muchachos recolectores.

(Gracias sobretodo por tener la capacidad para pensar cómo no hacer tanta basura contaminante y más desperdicios orgánicos; gracias por tener la posibilidad de ensuciar el planeta a la vez de poder mantenerlo limpio; gracias por la libertad; gracias por ser hombres).

domingo, 24 de junio de 2012

Dedicado a Cristián D. y María M.

Sucedió todo casi en el mismo lugar. Y casi al mismo tiempo. Como si en el mismo tren que llega a nuestra estación se bajara un amigo y se subiera otro.

Cierto que sería pretensioso de mi parte llamarlos amigos, porque casi no los conozco. (Es probable que detrás de la aparente prudencia de esta afirmación se esconda una debilidad. Y es que en mi vida siempre fui un “amigo pasivo”. Después de ir hacia ellos, simplemente dejé que se queden o se vayan. Algún día aprenderé que a los amigos hay que conquistarlos. Y así arrogarse el título sobre alguien y decir: “este es mi amigo”. Y luego hacer honor a lo dicho, por supuesto).

Despedir o conocer a alguien por primera vez son cosas muy distintas. Pero algo especial une a los dos sucesos en este caso. Quizás sea el hecho de que encontrado y despedido se conozcan entre sí. Quizás sea el hecho de que se trate de dos almas buenas, esas que no se encuentran todos los días en medio del mundo.

Vaya para ellos este poema, que encontré hoy al pasar:

Gloria a Dios sea dada por las cosas abigarradas;
por los cielos de doble color como una vaca pinta;
por las motitas rosa, todo en dibujo puntillista, sobre la trucha que nada;
castaño en cataratas de ardientes brasas frescas, alas de los pinzones;
paisaje ajedrezado, aparcelado, apriscos, tierras en barbecho, aradas;
y las faenas todas, sus aperos, aparejos y aderezos.

Todo lo que es a sí mismo contrario, singular, raro, extraño;
todo lo que es voltario, vario (¿quién sabe cómo?),
con lo veloz, lo tardo; con lo dulce, lo agrio; con lo deslumbrante, lo opaco;
todo nace del Padre, en quien habita su hermosura inmutable:
_____Alabadle.

(Varia hermosura, de Gerard Manley Hopkins, trad. P. Ángel Martinez, S. I.)

jueves, 21 de junio de 2012

La Berceuse

No quisiera decir “la mayoría”, pero sí que “muchas, muchas” canciones de cuna son tristes. Posiblemente eso sea porque reflejan la angustia del padre, madre o quien esté acunando. Sus nervios, sus preocupaciones. Cuando reflejan la vida de gente muy pobre mencionan la falta de comida, la necesidad de ausentarse por largo tiempo para ir a trabajar, etcétera. Recordando algunas canciones, veo que la preocupación es tanto personal como por los niños acunados y su sufrimiento.

Pero hay preocupaciones de todo tipo. Hasta los mismos nervios que nos producen los apuros de la vida, el cansancio, y la espera de que el niño se duerma para poder hacer otras tareas (estas son canciones de cuna más modernas).

Siempre me pregunté si la tristeza o angustia no se transmite al chico en el tono de ese canto. Pero algo especial debe suceder. Porque el niño se duerme. Quizás las canciones de cuna no sirvan solo al niño, sino también a los padres, que traducen sus angustias en canciones y de esa forma se tranquilizan. Quizás el tono de esa música sea la única forma de que los niños puedan entender que algo le pasa al padre. Y quizás sean ellos los que se apiadan de los padres, cerrándo los ojos y durmiendo. Quizás a ellos solo les basta la compañía, los brazos, estar cerca. Y nada más. (Y entonces es como si luego dijeran: si mi papá o mamá, mientras, quiere cantar, que cante, quién sabe los problemas que tendrá…)

Quizás no. Quizás haya que cantar canciones de cuna alegres. Quizás las tristes lo hagan un poco melancólico al niño cuando sea grande.

Quizás, quizás, quizás…

Esta canción de Mes Aïeux que les traigo se llama “La Berceuse”. Una berceuse es precisamente una canción de cuna. Y esta genial canción (que puede parecer triste, pero es esperanzada) es una canción de cuna muy original. Porque es moderna, habla de una preocupación que es el futuro del planeta; ecológicamente, qué mundo será el que le queda al niño.

Pero, ¿quién es “l'enfant / qui tremble en dedans” (el niño / que tiembla por dentro)? ¿Es solo lo que dice Marie-Hélène, la violinista y cantante: un niño que está siendo tranquilizado por su padre? Lástima, porque se me ocurre otra posibilidad. No creo que el niño esté tan al tanto de las posibles catástrofes ecológicas (en las canciones de cuna los niños a veces no se enteran del peligro, porque los preservamos). Se me ocurre en cambio que podría ser el niño que todos llevamos dentro. Y así, el que habla en la canción se la estaría cantando a si mismo (lo más gracioso es que Marie-Hélène está embarazada, o sea que lleva además otro niño adentro).

El niño que todos llevamos dentro, una razón más para creer que las canciones de cuna no solo sirven a los acunados, sino también a los que acunan.


La Berceuse (La canción de cuna)

Creuse / Cava
Creuse le ventre de la terre / Cava el vientre de la tierra
Creuse jusqu'en Chine, jusqu'en enfer / Cava hasta la China, hasta el infierno
De la pépite d'or jusqu'au grain de poussière / De la pepita de oro hasta el grano de polvo
Creuse ta tombe sans faire de prière / Cava tu tumba sin hacer una oración

Et pendant que tu creuses / Y mientras que tu cavas
Je chante une berceuse / Yo canto una canción de cuna
La la la… / La, la, la…
Pendant que tu creuses / Mientras que tu cavas
Je chante une berceuse / Yo canto una canción de cuna
Pour rassurer l'enfant / Para tranquilizar al niño
Qui tremble en dedans / Que tiembla por dentro

Pompe / Bombea
Pompe la dernière nappe d'huile / Bombea la última capa de aceite
Plonge jusqu'au plus profond du baril / Sumérgete hasta lo más profundo del barril
Engraisse les cochons sur le dos des fossiles / Engorda los cerdos a expensas de los fósiles
Pompe, pompe à plein gaz, ainsi soit-il / Bombea, bombea a todo gas, amén

Et pendant que tu pompes / Y mientras tu bombeas
Moi je trace un dessin / Yo trazo un dibujo
La la la… / La, la, la…
Pendant que tu pompes / Mientras que tu bombeas
Moi je trace un dessin / Yo trazo un dibujo
Pour que jamais ne s'estompe / Para que jamás se difumine
L'image de son destin / La imagen de su destino

La la la… / La, la, la…

Détourne / Desvía
Détourne le lit de la rivière / Desvía el lecho del río
Sans te soucier du trajet millénaire / Sin preocuparte del trayecto milenario
Déplace les montagnes et de tribus entières / Desplaza las montañas y tribus enteras
Détourne les fonds sans regarder derrière / Desvía los fondos sin mirar atrás

Pendant que tu détournes / Mientras tu desvías
Moi j'invente une histoire / Yo invento una historia
Pour qu'enfin le vent tourne / Para que al fin el viento gire
La la la… / La, la, la…
Pendant que tu détournes / Mientras tu desvías
Moi j'invente une histoire / Yo invento una historia
Pour qu'enfin le vent tourne / Para que al fin el viento gire
Du coté de l'espoir / Hacia la esperanza

miércoles, 6 de junio de 2012

(Para el 8)

Rompo un instante el silencio de junio porque la ocasión lo merece.

Recuerdo la primera vez que festejé su cumpleaños. No fue en este milenio. Recuerdo esperar con frío detrás de una puerta blanca, en una calle adoquinada y angosta. No recuerdo que le regalé (ella quizás lo recuerde, las mujeres son muy buenas para eso). Recuerdo guitarras…

Hoy, doce años después, estoy tan contento como entonces. Y espero que ese día ella lo pase tan bien como aquel. ¡Tiene tres personas más que la quieren y la acompañan!