lunes, 27 de abril de 2020

Arlt (calle)

Dicen en el diario que hoy (ayer, ya) "podría ser" el aniversario del nacimiento de Roberto Arlt. Yo hace poco había escrito una cosa. Como es una pavada, no lo puse. Pero ahora que volvió a aparecer Arlt, me dio ganas de ponerlo. No tiene nada que ver con la literatura:

Supongo que habrá un puñado de personas dispersas por quién sabe dónde para los que, como yo, Roberto Arlt fue primero una calle antes que un escritor.

No era muy grande yo cuando le cambiaron el nombre a la calle, que pasó a llamarse Gregorio Aráoz Alfaro. Pero seguramente en sus cercanías han vivido muchos chicos que conocían la calle, su nombre y, como suele pasar, salvo que fueran precoces lectores, o hijos de literatos, o lo que sea, ellos no conocían al escritor.

Un interesante ejercicio sería lanzar la pregunta en las redes sociales. Y de a poco ir encontrándonos. El grupo de personas que de chicos conocieron el nombre Roberto Arlt como el de una calle antes que el de un escritor. De a poco se iría juntando más y más gente. Si bien lo pensamos, muchos podrían estar viviendo todavía por la zona. Un día se fijaría el lugar de encuentro y allí estaríamos todos alrededor de una mesa grande. Y entonces nos miraríamos y diríamos: "Y ahora, ¿qué?"

Nota de hoy: Roberto Arlt era (Aráoz Alfaro es) una calle "pasadizo", muy angosta. Formaba parte además de un camino de regreso a casa que, si bien lo vemos, era todo un pasadizo. Si uno venía del oeste por Avellaneda, de Avellaneda sin notarlo estabas en Neuquén. Neuquén se hacía Roberto Arlt y ahí el estrechamiento, como cuando en Star Wars tienen que poner al Halcón Milenario de costado (yo por entonces de Star Wars nada, mi amigo Diego quizás sí). Y Arlt se hacía a su vez Venancio Flores, que no era tan estrecha pero sí misteriosa con ese paredón de tren al costado y ese descenso que parecía sumergirse como una entrada de túnel (hubiera parecido eso sino fuera tan luminoso y soleado).

martes, 21 de abril de 2020

Mezcla de mundos

(19/4/20, Domingo in albis, Domingo de la Misericordia)

Cada libro tiene su ambiente. El blanco es el nuevo, del que tengo cierta expectativa. Que por ahora va bien pero quizás no tanto por culpa de la expectativa. O porque está el autor del naranja, contra quién compararse es difícil. El naranja es un viejo amigo, de olor agradable, de agradable compañía, pero ya se está terminando. Y el azul es una edición seria como antiguo y romántico resultó el autor. Pero ameno.

Es difícil esto de leer un cuento de cada uno. Hay que cambiar mucho de clima. Ya de por sí uno necesita cierto clima para leer, así que se requiere un trabajo extra. Resulta que logré clima de lectura, estoy en un mundo y de golpe, en una misma noche y en un mismo sillón, toca cambiar de mundo.

Hablando de distintos mundos, pasó algo raro recién. Resulta que Faulkner se metió con los aviones.

No pega el apellido Sartoris como piloto de un avión, ni aunque sea voluntario americano en el Imperio Británico de la primera guerra. (¿Esto prosperó en algún libro conocido? Al parecer, no). Es un relato inédito llamado "Con cautela y diligencia" (no sé el original en inglés) y dice en las notas que Faulkner estuvo un tiempo corto en la RAF, de donde sacó la experiencia.

Lo gracioso es que justo hoy vimos una de las últimas películas de Miyazaki. De aviones, una de las preferencias del japonés. Entonces, después de haber leído decenas de historias de Faulkner con caballos y ferrocarriles, o incluso autos, justo en la anteúltima del libro el norteamericano se va al tema aviones. Parecía una confusión, como si de golpe se mezclaran las cosas, como en un sueño, y estaban los personajes de Faulkner en una historia de Miyazaki o de Saint-Exupéry.

lunes, 13 de abril de 2020

The lark ascending... en Pascua

Hallábame yo escuchando la famosa composición titulada "The lark ascending" (¡qué culto!), del inglés Ralph Vaughan Williams, interpretada en el violín por Hilary Hahn junto con la Orquesta Sinfónica de Londres a cargo Sir Colin Davis, cuando pensé que eso del ascenso podría también ser algo pascual.

La obra musical no es de inspiración religiosa (aquí su historia y aquí otra explicación). Pero resultó que, buscando, la figura de la alondra ascendiendo estaba nombrada en un par de composiciones religiosas pascuales.

La primera es un himno (¿digo bien?) compuesto por el poeta alemán Emanuel Geibel, cuya traducción al inglés (anónima) dice:

"At Easter morn the lark, ascending,
Loud caroled forth her merry lay,
To Heav’ns high dome her swift flight wending
To greet with praise the newborn day.
And as she caroled, thus resounded
From field and grove glad nature’s voice:
Awake! let joy be now unbounded,
Our Lord is risen, let all rejoice!
(...)"

La segunda es un poema del inglés Peter Levi. Un fragmento dice:

"The lark ascending when Christ was risen
is our mind on any simple morning,
and the Chorus at dawn in blushing light
and the last bird calling through evening light
repeat the happy wishes of childhood;
mysterious trees flower deep in the wood.
Because Christ is risen and his mountain
is streaming water and will never die,
and we are overshadowed by his tree.
(...)"

Y eso es todo. "Esteijoum, esteiseif, seivlaivs".

¡Feliz tiempo de Pascua!

domingo, 12 de abril de 2020

The Day of Days

Era miércoles o Jueves Santo cuando leí el cuento "A day of days" de Henry James. El viernes estaba ojeando otra vez el libro y me dije que esa sería una buena expresión para un día como el de hoy. "Quizás sea algo vulgar, ¿no?", pensé después. Y fui a averiguar.

Con alegría descubrí que, según Wiktionary, la expresión ya existía para nombrar al domingo, y en especial al Domingo de Pascua.

Las referencias, sin embargo, no son muchas. Una carta en un antiquísimo New York Times que se quejaba de excursiones que "sacaban" a la gente de sus casas el día domingo (¡!) o un libro de reflexiones religiosas escritas por un tal Charles G. Fuller donde dice que los cristianos celebramos la resurrección de Cristo todos los domingos, pero especialmente el Domingo de Pascua (the Day of Days).

No encontré más pero con estas curiosidades los dejo, no sin antes desearles... ¡Feliz Pascua de Resurrección para todos!

lunes, 6 de abril de 2020

"Vuélvamelo a contar"

Así que tocaba el turno de los cuentos de Flannery O'Connor. (¿Cuántos años hace que leía los post de Hernán González sobre esta autora, o los de Angel Ruiz Pérez? Diez, fácil, si no más).

Y justo J. me preparó un señalador. De quesos. Porque en la salida de aprovisionamiento al supermercado durante la cuarentena había traído mucho queso (cremoso, gouda, port salut, muzzarella...)

Así que tocaba el turno de los cuentos de Flannery. Ya había leído la primera página del primero y me había encantado. Y esta vez leí el primero, entonces. Me gustó bastante. Más durante, que al final. Como con Faulkner. Me pasó muchas veces con Faulkner. No sé por qué siempre esperaba que tuvieran un final con más "efecto". (¿Será algo parecido a lo que pasa con los chistes gráficos de los norteamericanos, las tiras cómicas, que la gracia siempre parecer estar en el ante último cuadro?)

Entonces me acordé que todavía tenía relatos de Faulkner sin leer. Un libro llamado "Relatos" que ya mencioné alguna vez (también mencioné cómo me gustaba Faulkner). Y me fui al libro, que me gustaba tanto por su olor. Y leí un inédito. Y entonces se me ocurrió ir intercalando uno y uno. Y uno más, porque empecé también los de Henry James (que tienen señalador de cintita propio). Así que será Flannery, Faulkner y James la secuencia. Seguramente se agote primero Faulkner, porque no me quedan muchos.

Veo que de los que me toca hora leer de Faulkner, de la sección de inéditos, según dice en alguna página de Internet, uno tiene "errores". Lo veo. Y sin embargo, ¡qué bien que cuenta Faulkner! (Me parecen geniales las cosas raras de sus relatos pero, eso sí, creo que se fueron de tema con Faulkner cuando ponderan la famosa obra "El ruido y la furia". Es insufrible). Pero sus relatos, aún los menos famosos, son geniales. Lo que pasa es que te da ganas de leerlo, llegue a donde llegue, tenga el final que tenga. Y da ganas de decirle al autor con las palabras de un personaje:

"Vuélvamelo a contar. Es posible que haya partes que usted olvidó antes".
(Gavin Blount a Charles Gordon en "Un regreso")

Más adelante les contaré seguramente sobre Flannery y James. Por ahora van muy bien.