domingo, 24 de diciembre de 2023

Dios en el mundo

"Y aunque ningún hombre lo sabía, se acercaba la hora en que habían de finalizar y cumplirse todas las cosas; y aunque ningún hombre lo escuchó, se produjo un grito remoto en una lengua desconocida sobre la palpitante desolación de las montañas. Los pastores habían encontrado a su Pastor. Lo que encontraron era algo parecido a lo que buscaban. El populacho se había equivocado en muchas cosas, pero no se había equivocado al creer que las cosas santas podían tener una morada, y que la divinidad no necesitaba desdeñar los límites de tiempo y espacio".
(G. K. Chesterton, El hombre eterno, Segunda parte, I. El Dios de la cueva)

martes, 12 de diciembre de 2023

Buenos Aires, ciudad secreta (III)

Liniers no es un barrio que me atraiga especialmente. Quizás en esto influya que lo conozco poco. Porque en dos páginas del libro de Germinal Nogués me quedé chocho con cinco curiosidades suyas (de Liniers). Primero, una estatua de Colón (que los Kirchner no vieron, gracias a Dios). Plaza Larrazábal o Coronel Martín Irigoyen. Allí no solo está don Cristóbal bien asentado en un pedestal con relieves a sus costados, sino que a sus espaldas está también “El genio en actitud protectora”.


Buenos Aires tiene una copatrona, o una segunda patrona y es Nuestra Señora de las Nieves (proclamada en 1616 junto a San Martín de Tours). Y en Liniers tiene un templo. Y está el colegio.


No tengo claro si el nombre original era “Beromama Cacumaospo Bichucaco”, como dice don Germinal, o “Beromamacacumaospobichucacopripejopi”, como dice “la Wikipedia”. El caso es que es un club de rugby fundado hace mucho tiempo por amigos que le pusieron de nombre la sílaba inicial de sus propios nombres de pila. Después de varias idas y venidas, incluyendo una refundación, Beromama (como es el nombre simplificado adoptado al ingresar a la URBA) tiene hoy la cancha en González Catán. Para cuando se imprimió “Buenos Aires, ciudad secreta” (principios de este siglo) aún conservaban una Secretaría en Ibarrola 7212, Liniers. En el “streetview” no veo nada.


El “Pasaje Particular”, así su nombre, es un mundo aparte. Sería como el callejón olvidado de las películas norteamericanas, esos que son desiertos en medio de una ciudad bulliciosa. Ese en donde Doc Brown podría aterrizar el DeLorean en 2015. El bullicio es el de Rivadavia al 11100. Y el pasaje “de trocha angosta” es disfrutable en “streetview”. Vayan hasta el fondo y vean la macetita que puso el último vecino, transformando la vía pública en jardín.


La Iglesia de San Enrique es algo de lo más original. “Está conformado por cuatro secciones de cilindro que se superponen entre sí y convergen en un punto de donde emerge la cruz. Visto desde arriba da la sensación de ser una carpa, similar al santuario de Ceferino Namuncurá en Chimpay, Rio Negro”.