jueves, 30 de noviembre de 2006

Inquietudes

Las cosas del siglo (al decir de Santa Teresa) me pueden atrapar. Pero las que me pierden son las cuestiones eternas (al decir de Dostoievski). Si no me preocupo es porque con mi profesión, que es muy de este mundo, se hace el balance. Aunque, para qué negarlo, me gustaría darle más tiempo a los problemas eternos, esos misterios que sin desvelarse nos revelan tantas cosas...

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Civilizaciones superiores

Que existen o existieron civilizaciones superiores a otras es algo cierto (negarlo no es “tolerancia”). Lo que sucede es que lo que hace a una civilización superior a otra no es el mayor progreso tecnológico o el mayor bienestar material, no necesariamente. Lo que hace a una civilización superior a otra es cuánto se acerca dicha civilización a la verdad. Con sus instituciones, con sus leyes, con su arte, con sus costumbres...
Nota al pie: ¡Vaya novedades que se leen en este blog!

martes, 28 de noviembre de 2006

A luchar se ha dicho

Me acaban de llamar por teléfono y me informan que mi hijo eligió, en la juguetería, unos luchadores (que no son figuras humanas sino una especie de muñecos que, según pude entender, él calificó de luchadores).
Si se tiene en cuenta que sus preferidos son los animales, o los juegos con animales, esto podría ser algo novedoso. Aunque no es novedoso que él pida a sus padres jugar a la lucha, o representarla con muñecos (a pesar de no haber visto nunca programas de lucha libre, por ejemplo).
Me gusta pensar que, aún pudiendo haber otras razones, el atractivo por las luchas le puede venir a él de un juego que hacíamos cuando era más chico, juego en el que saltábamos y dábamos vueltas en la cama.
Las primeras “luchas” (que así las llamábamos) se organizaban en ese peculiar ring, la cama de sus padres, y los combatientes eran: Hijo (el que no se quería poner alguna prenda de vestir) vs. Padre (el que quería ponérle la ropa a su hijo). El cuadrilátero era la instancia final, el campo de juego a donde se llegaba después de las técnicas de convencimiento y los insistentes “¡Vamos!”.
Él encaraba estos combates riendo, olvidándose de la discusión anterior, y cuando se encontraba vencido (y con el calzoncillo puesto, por ejemplo) la queja existía, pero ya era menor, y enseguida asumía su condición.
Lejos de hablar de violencia, yo veo a este juego de la lucha (al menos a este, que hay otros por TV que dejan bastante que desear) como un buen “entrenamiento”, sí señor. La de la lucha es una figura que tiene un significado importante. Los mismos animales, que él tanto sigue por TV, viven luchando. Y el hombre, Uds. lo sabrán, también.
Nota al pie: aunque sea interesante reflexionar, en otra entrada, cuánto en el hombre es lucha y cuánto dejarse ganar, dejarse atrapar.

Damián de Molokai

En las palabras que rescata Zenit (en ocasión de una conferencia organizada por el Vaticano sobre enfermedades infecciosas) veo que Benedicto XVI nombra, en su intervención, a Damián De Veuster.

Y surge la pregunta: ¿Quién es este hombre que Benedicto XVI compara con San Francisco de Asís o Teresa de Calcuta? Hoy en día la intriga se salva rápido, al menos muchas veces, buscando en Internet. Y esta vez el hallazgo fue sorprendente.

Damián De Veuster o Damián de Molokai, sacerdote de origen belga de la Congregación de los Sagrados Corazones, misionero en Hawai, siglo XIX, destacado por su asistencia a los leprosos de la zona y muerto de dicha enfermedad (o de amor a los leprosos, dependiendo de como Ud. lo quiera ver). Beatificado por Juan Pablo II en 1994.

Pueden leer la página de Churchforum o EWTN (mismo texto); los relatos son para conmoverse. De esas páginas, estas palabras:

Esta isla [Molokai] se convirtió en un infierno de dolor sin esperanza. Los pobres enfermos, perseguidos en cacerías humanas, eran olvidados allí y dejados sin auxilios ni ayudas. Para olvidar sus penas se dedicaban los hombres al alcoholismo y los vicios y las mujeres a toda clase de supersticiones.

Al saber estas noticias el Padre Damián le pidió al Sr. Obispo que le permitiera irse a vivir con los leprosos de Molokai. A Monseñor le parecía casi increíble esta petición, pero le concedió el permiso, y allá se fue.

En 1873 llego a la isla de los leprosos. Antes de partir había dicho: "Sé que voy a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me contagiaré de la lepra. Pero ningún sacrificio es demasiado grande si se hace por Cristo".

Es también muy interesante la página de un miembro chileno de la congregación, con más imágenes y recopilación de textos.

lunes, 27 de noviembre de 2006

De la belleza

Prefiero, antes que hacer zapping, vagar de libro en libro; tentarme con un nombre, una cubierta o un canto; leer salteado algunas páginas. Del viaje de hoy traigo para ustedes estas primeras palabras de un prólogo:

La belleza separada de la verdad y del bien nos vuelve locos: «Hölderlin, Nietzsche, Van Gogh, Antonin Artaud, se volvieron locos por haberse sumergido en un fuego del que ignoraban el nombre» [1]. La belleza, siendo uno de los Nombres divinos es un «fuego devorador» (Heb 12, 29) y, en la Creación, el «sello del Amado» (Cant 8, 6), el testimonio de Aquél que «se viste de belleza y majestad» y al que la luz envuelve «como un manto» (Sal 103, 1). [*]

Una idea y tres pasajes para reflexionar...
[1] Olivier Clément, Sobre el hombre, Encuentro, Madrid, 1983, p. 211.
[*] Fernando Colomer Ferrándiz, La mujer vestida de sol, Reflexiones sobre el cristianismo y el arte. Ediciones Encuentro, 1992.

domingo, 26 de noviembre de 2006

Del hombre libre

Sin ocasión, no hay ladrón. Eso es verdad, pero...

La ocasión no hace al ladrón,
sólo le permite acción.


No es robar el bien que verdaderamente ansiamos... no esperamos la ocasión para “ser libres” y deshacernos de “la ley que nos limita”. La ley ayuda a nuestra debilidad...

Quien está para ladrón,
aprovecha la ocasión.


Pero podemos ser de otra forma. Ser, verdaderamente...

Con gracia en el corazón,
dejo pasar la ocasión.

(En el día de Cristo Rey).

jueves, 23 de noviembre de 2006

Completos

En “La bahía de silencio” uno de los personajes se enamora. Y en eso suelta palabras como esta:

Es como si uno hubiera vivido mucho tiempo de perfil y encontrara de pronto que el volumen de uno estaba incompleto y que de repente lo ha completado y es más denso, más rico, más sensible.

Desde que me casé, cualquier fotografía en solitario es como de perfil. De frente, para salir entero, tengo que posar con mi mujer.

Se consolida una idea, señores. Estas palabras rozan con un misterio y sacan luminosas chispas...

miércoles, 22 de noviembre de 2006

En cama

Arranqué cada día con interesantes borradores, que iban creciendo en un marginal Word. Pero las muchas tareas urgentes se llevaron todo el aire y ahogaron a las que podrían haber sido blogueras entradas. Los borradores no llegaron a convencerme antes de tener que dejarlos para dedicarme a otras cosas.
Por otro lado, cuando uno no está seguro de lo que va a decir, es preferible seguir escuchando. Así que cuando la entrada se frustraba, dedicaba el minuto libre para leer a los blogueros amigos.
Y entre idas y vueltas, temas interesantes y enlaces de uno a otro, yo, que no podía meterme bien en cada tema ni comentar a su altura, me sentía como esos niños que deben permanecer en cama mientras sus amigos van a jugar a la calle. Peor aún, porque podía verlos jugar.
Y ahora adiós, los saludo desde la ventana.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Salir de la rutina

Joven argentino, cuando llega el fin de semana abandone esa siempreigual “guía de boliches” que consulta en Internet. Y si quiere saber a dónde ir a bailar, preste atención:

En Loreto bailo zamba,
el escondido en Beltrán.
Pa´ bailar un buen remedio
hay [*] Suncho Corral.
(…)

Sepa también que:

No hay como ir a Salavina
pa´ bailar la chacarera.
(…)

Y que:

Si voy a Corrientes bailo el chamamé,
si voy a Entre Ríos carancho cupé.
(…)

[*] ¿O quizás: ¡Ay, Suncho Corral!?

jueves, 16 de noviembre de 2006

Jacarandaes (tercera edición)

Ayer y hoy los jacarandaes [*] nevaron abundantemente. Será como dice Eduardo, que les sienta bien el día gris; será el viento de tormenta. Son tres noviembres ya (uno, dos, este) floreciendo jacarandaes con "Aquí estamos".

Los jacarandaes son uno de los privilegios del barrio. De mi barrio, del pueblo de Eduardo y de varios otros lugares. Los hay inmensos allá en la mismísima Buenos Aires, en la Plaza San Martín. Yo solía tener una postal, de esas para turistas que venden en las cercanías de la plaza, en donde se veía uno enorme y florido.

Quien vive en el siglo XXI, y no es poeta, tiene dos suspiros. Por momentos (momentos justamente ambiciosos) está el suspiro que dice: “Si sólo supiera decir unas palabras del jacarandá...”. En cambio hay otros momentos (de lo más comunes en mi vida) en que las palabras son: “Si sólo hubiera traído la cámara de fotos...”. La foto es el recurso más utilizado por los discapacitados poéticos como el que aquí firma.

Lo menos que puedo hacer, para no caer en el conocido recurso, es dejarles la fotografía de una pintura. Y verán que es, como se dice por aquí, “una pintura” de jacarandá.


Autor de la pintura: Carlos Scaglione.
[*] "Jacarandaes" parece ser un plural más culto que "jacarandás".

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Bloguerías campestres

(...)
Al final está un ranchito
que han levantao estas manos.
Esa es su casa, paisano,
y ahí puede pegar el grito.

Mi casa es la suya; si aún no lo ha hecho, por favor siéntese.

Allí le voy a mostrar
mi mancarrón, mi dos perros,
unas espuelas de fierro
y un montón de cosas más.

Le cuento que ahorré unos pesos y compré más libros para la "biblioteca blog". Aunque apenas si los pueda leer ya a tantos (menos aún comentarlos), los tengo ahí, a mano. Sírvase tomar el que le guste.

Si es entendido, verá
ponchos de fina trama...

domingo, 12 de noviembre de 2006

Unción de los enfermos

El nombre se cambió en el Concilio Vaticano II. Se llamaba "Extremaunción" y ahora se llama "Unción de los enfermos". Pero no fue "para sacarle ese nombre tan trágico", como dijo alguien hoy. (Al contrario, qué bien que nos vendrían algunos nombres que nos hagan notar lo trágico de la vida... Miserere Domine).
Aparenta ser más correcta esta explicación:

El concilio Vaticano II ha llamado a este sacramento "unción de los enfermos", recogiendo una denominación antigua, para disipar cualquier duda y orientar en su justo sentido la reflexión y la praxis del mismo. En SC 73 se establece que la unción de los enfermos "no es sólo el sacramento de quienes se encuentran en los últimos momentos de su vida; por tanto, el tiempo oportuno para recibirlo comienza cuando el cristiano va empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o por vejez" (Viático).

Hoy se administró el sacramento porque es el "Día Nacional del Enfermo", día de estrecha relación con la "Jornada Mundial de los Enfermos", según entiendo.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Universalidad (3)

Henos aquí al final de un trío de entradas. Empezamos con una imagen, continuamos con algo personal y terminaremos con palabras autorizadas.

La “Congregacion para la Doctrina de la Fe” emitió en su oportunidad una Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la Iglesia considerada como Comunión. Y en dicha carta, bajo el título “Unidad y diversidad en la comunión eclesial” (IV), se citan palabras de una audiencia general de Juan Pablo II del 27 de septiembre de 1989, que dicen así:

La universalidad de la Iglesia, de una parte, comporta la más sólida unidad y, de otra, una pluralidad y una diversificación, que no obstaculizan la unidad, sino que le confieren en cambio el carácter de 'comunión'.

jueves, 9 de noviembre de 2006

Universalidad (2)

Cuando uno entra en la iglesia, se sienta a la derecha o a la izquierda de la nave central. Así como existe esa diferencia, así como hay quienes se sientan de un lado o del otro, existen también entre los miembros de la Iglesia distintas formas de pensar (¡vaya novedades que se leen en este blog!).
Diferencias en todo aspecto, y referentes a muchas cuestiones, aunque siempre dentro de lo que la fe permite y la doctrina enseña (y una gama de diferencias no tan fácilmente reducibles a “derecha e izquierda”).
A un lado o al otro, aunque siempre dentro de la Iglesia. Y en el templo sucede también el milagro: los de un lado y los del otro se unen en una sola fila. Es el momento de la comunión.
Magnífica realidad de la Iglesia: todos distintos, todos unidos.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Universalidad (1)


¿Podría Ud. adivinar cuál de los dos cardenales [*] es el italiano y cuál el austríaco?
Sin duda. Y la foto es para gozarla. Magnífica realidad de la Iglesia: todos distintos, todos unidos.
[*] Nota: no se si al momento de la foto el italiano era cardenal, es Carlo Caffara. El austríaco es Cristoph Schönborn.

domingo, 5 de noviembre de 2006

Ficción con versos verídicos

Al pueblo llegó la televisión, con su galería de expresiones culturales extranjeras. Pero aún se conservaban en el lugar ciertas preferencias por las manifestaciones locales. Es así que el cura que cerraba la programación iniciaba sus palabras citando textos como este:

El sauce llorón con la noche se integra,
como un ermitaño intonso
que rezara un responso
sobre el agua negra.

O este:

En cada menudo pliegue
de la onda, el plenilunio se estaña,
al paso que va amortajando la campaña
su paralizante jalbegue.

O quizás este otro:

La luna desde el cenit los campos domina;
y el alma se dilata en su portento
con ritmo uniforme y vago,
como el agua concéntrica de un lago
en torno de un cisne lento.

Que son versos de Leopoldo Lugones juntos bajo el título “Luna Campestre”, parte del “Lunario sentimental”, de 1909.

sábado, 4 de noviembre de 2006

Nuestra bandera y Nuestra Madre

Que del cielo, o de la Casa Borbón; entre manuales de colegio primario y revisionistas históricos; yo mucho no sé de esas cosas. Pero lo que hoy supe (o rescate de un gran olvido) fue que los colores de la Orden de Carlos III fueron tomados de la Imaculada Concepción.

Y el autor del texto que me anoticia (a quien no conozco) agrega: "La orden toma sus colores de la Virgen, pero aquí no cabe aplicar el carácter transitivo; nosotros los llevamos simplemente porque era la de los borbones, no importa de donde los hayan tomado".

Pero a mí se me ocurre pensar que quizás sí importe. Y aunque el autor acierte con las intenciones de los que por ese entonces eligieron los colores, y diga que "no cabe aplicar el caracter transitivo", el suceso no es para ignorar.

Diría en cambio todo lo contrario, que puede ser el descubrimiento de un providencial signo, para saber dónde poner nuestro corazón y nuestras ansias por hacer un país mejor.

(Ha quedado con cierto fervor patriótico. Si no supiera que las flores no mienten, diría que estamos en mayo).

viernes, 3 de noviembre de 2006

Cumplir con mi hijo

Ese sketch de “El Chavo” era muy gracioso. Estaban el profesor Jirafales y doña Florinda en el patio, tomados de la mano y con mirada de enamorados. Y avanzada la charla el profesor dice: “Pero, ¡basta de hablar de mí! Hablemos de Usted. Qué quiere, qué es lo que piensa, qué es lo que siente Usted por mí”.
Hoy es el cumpleaños de Francisco. Y no quiero ser como el profesor Jirafales pero, para empezar a hablar de mi hijo, empezaré por mí. Porque muy cerca de este cumpleaños, en pasados días, estuve pensando en mi vida y refiriéndola en gran modo a la de él.
Si quisiera sintetizarlo en una frase podría decir que el esfuerzo por ser cada día más santo “no queda entre Dios y yo”. Sino que afecta a los demás, y a mi hijo en gran forma. Tanto el esfuerzo diario como ese paso clave que uno se anima a dar, tanto la actitud paciente como el gesto valeroso; ser lo que uno quiere ser, ser lo que uno puede ser… Nuevamente me sucede: es difícil encontrar las palabras.
Aunque él nunca me recrimine por cosas que hice o no hice; aunque nunca lo hiciere, cosa que es poco probable, lo cierto es que lo que yo haga con mi vida lo ayudará más o menos a que él haga lo que quiere y debe hacer con la suya. Mal que nos pese, tenemos una influencia muy grande en nuestros hijos.
Se que extenderme sería abusar de ustedes. Sería como eso de mostrar, a los que no fueron a la fiesta, el álbum entero de las fotografías. Pero padre orgulloso es difícil de callar. Así que diré unas cosas de él. Pero de él, ¡eh!
La verdad es que está hecho un campeón. Se lo ve un tipo muy bueno e inteligente. Siempre quiere ayudar al que está mal. Y si no puede o no se anima intervenir, lo dice: “Fulano está llorando… la mama lo ayuda”. Es un observador: desde nubes hasta restos de comida, en ellos descubre siluetas, más que nada de animales. Eso le trae problemas con amiguitos más “realistas” que le recriminan, por ejemplo, que eso que tiene en la mano es una hoja de árbol, no un elefante, por más que su forma sea parecida.
Es difícil cambiar su opinión (sin duda que, aunque las generaciones pasan, algo de sangre vasca tiene). En estos días de vísperas de su fiesta se armó una situación muy peculiar. Diálogo: “Francisco, ¡vas a cumplir tres años!”, le decimos. “No, uno”, dice. Y pone firme el dedo con la mano levantada. “No, tres”, le decimos. “No, uno”. “No, tres”. “No, uno”. “Uno, más uno, más uno”. “No, uno”... y así por un rato largo, con nosotros ensayando todo tipo de explicaciones. Quien viera la escena avanzada, con nuestros gestos y los dedos en el aire, pensaría que estamos hablando de Dios y la Santísima Trinidad.
Que sea entonces Dios, uno y trino, quien lo bendiga en este día.